CAPÍTULO 92

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Ayer tuve un sueño raro. Ya sé qué significa. Nunca podré declararme porque mis paranoias me lo impiden. Sé que en el sueño todo era muy exagerado, pero tiene una parte realista. Yo sé que INFJ no me odia, como en el sueño. Pero es probable que me rechace de la misma manera que en el sueño. Al estar tanto tiempo con ella, mi subconsciente me ha hecho soñar en una hipotética declaración. Y seguro que sería muy parecida a la verdadera, si es que algún día llego a hacerla.

Ayer me costó dormir. Después de aquel sueño, lo procesé e intenté averiguar qué simbolizaba cada elemento. La figura angelical de INFJ era una idealización hacia ella; el eco que sonó en mi declaración representaba el ridículo y la humillación que sentí, y también la liberación por haberlo soltado de una vez; el escenario representaba una realidad alternativa o el estado mental que experimento cuando estoy a solas con INFJ.

No debería hacer caso a mis sueños, porque son irracionales. Solo son proyecciones de los temores, deseos, preocupaciones de la persona. Pero sé que ese sueño tiene muchos elementos realistas. Si mi inconsciente ha elaborado este sueño, es porque en el fondo yo sé que en la vida real puede ser así.

Cuando acabé de analizarlo todo, salí de la cama y me fui a la mesa del comedor a escribir. Escribí una carta de cobardes. Y digo que es de cobardes porque era una carta para INFJ. Yo sabía que no podía declararme de ninguna manera, así que escribí esta carta para que en el futuro INFJ la leyera. Hoy se la voy a dar a ENTP, para que se la lea a INFJ cuando ya no estemos juntos. No quiero ser yo quien se la dé. Además, seguramente ya no nos veremos más el año que viene. Es probable que no nos podamos ver en verano, a causa de los deberes y trabajos que tendremos en la universidad. Nunca podré estar con INFJ, pero quiero que sepa lo mucho que la quiero, aunque sea dentro de unos años y ya no tenga la oportunidad de estar conmigo.

Sé que ENTP me dirá que no piensa hacerme caso. Seguro que me obliga a declararme de una vez. Pero es que no puedo. No puedo. Si INFJ sintiera algo por mí, ya me lo hubiera dicho. Y no me ha dicho nada. Eso significa que nunca seremos nada. INFJ no me amará nunca. Nunca. Todos los intentos para conquistarla no han servido para nada.

— Buenos días, bros. Hoy es el último día.

— ¿Qué hora es? — pregunta ISFJ.

— Las seis. Tenemos que prepararnos.

— ENTP. Después tengo que darte una cosa. No la leas hasta que yo te lo diga. Puede que tengas que esperar años para leerla. Bueno, sí que podrás leerla, pero no se la podrás dar.

— ¿A quién? — ENTP me mira unos segundos —. No me digas que... INTJ, esto es muy triste.

— Ya, es lo que hay.

— No lo hagas, bro.

— ENTP, ¿no es evidente? Lo que tú y yo ya sabemos nunca pasará.

— ¿Qué está pasando aquí?

— Nada. ENTP, hazme caso.

— De acuerdo. Pero puede que estés cometiendo un error muy grande.

— Ya. Pero no puedo decírselo ahora. Y nunca podré. Así que... toma — le doy el papel bien doblado —. No la leas ahora.

— ¿Por?

— Bueno, ya. Da igual, sí que puedes. Pero no lo hagas cuando yo esté aquí.

— Te da mucha vergüenza todo esto, ¿verdad?

— ¿Por qué crees que he escrito esta carta? Venga, vamos a comer. ¿Os habéis preparado las maletas?

— Yo sí.

— Yo no. He estado ocupado. ¿Nadie me ayuda?

— Y-yo puedo ayudarte — se ofrece ISFJ.

— ¿Por qué?

— Por que... eh... me gusta hacer estas cosas.

— Vale...

— Pues yo voy a hacer la comida. ¿Queréis tostadas? Es que todo lo otro ya está guardado.

— Vale, me parece bien — dice ISFJ.

— Y a mí.

HISTORIAS DEL MBTI PARA LEER SI NO PUEDES DORMIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora