CAPÍTULO 114

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INFJ y yo despegamos nuestros labios lentamente, como si no quisiéramos separarnos todavía. Pero ahora tenemos que aclarar cosas. Quiero saber cuánto tiempo estuvo INFJ enamorada de mí. Me tiemblan las manos, las piernas, todo. Estoy demasiado nervioso. No sé si seré capaz de pronunciar una sola palabra.

— INTJ, estás temblando. Estás rojo. ¿Pasa algo?

— No, INFJ, estoy perfectamente. Me siento el chico más afortunado del mundo. Te amo.

— Yo también. Y... ¿puedo preguntarte algo, INTJ?

— Sí, adelante...

— ¿Llevas mucho tiempo enamorado de mí?

— Sí, INFJ, no sabes cuánto. Lo siento si he tardado tanto en decírtelo, pero es que...

— Bueno, yo también llevaba un tiempo enamorada de ti. Y como tú, yo tampoco he tenido el valor de decírtelo. Somos introvertidos, ¿no?

— Sí, pero no te cambiaría por nadie más — le digo acercándome a ella y la abrazo (es muy raro, lo sé).

— INTJ.

— ¿Qué? Yo... Perdón, no sé por qué he hecho eso, yo...

— No, abrázame más fuerte.

Nunca la había abrazado así (bueno, en el campamento sí, pero fue por otra cosa), y, por primera vez en la vida, he tenido la necesidad de hacerlo, de demostrarle lo mucho que la quiero de esta manera. Me siento estúpido, feliz, nervioso... no sé qué más. Cuando INFJ se vaya, procesaré todo lo que ha pasado y lo entenderé. El abrazo se está volviendo demasiado largo. INFJ no me suelta, y yo empiezo a sentirme un poco incómodo.

— INFJ, ya... ya puedes soltarme.

— INTJ, yo ya me tengo que ir a casa — claro, ahora tiene que irse a casa, ahora que ya me lo ha dicho —. No sé qué contarles.

— No les cuentes nada. Por favor. Quiero que nuestro amor sea un secreto. Cuando sienta que es el momento, se lo diremos a la gente.

— Estoy de acuerdo. Bueno, voy a despedirme de tu hermano.

INFJ se dirige hacia la puerta de mi habitación.

— INTJ... Siempre has sido un chico fantástico, mi chico ideal.

— Y tú mi chica ideal. Anda, tira, que llegarás tarde a casa.

— Sí... Ya me voy.

INFJ me da un beso en la mejilla y se va sin decir palabra. Ella se ha ido de la habitación, pero yo aún estoy allí. Me he quedado en shock, pero finalmente decido ir a despedirme de INFJ, naturalmente. Bajo las escaleras y voy al recibidor. INTP está en la sala de estar, jugando con la consola.

— Adiós, INTP — dice INFJ intentando que mi hermano le haga caso.

— Sí, sí, adiós.

— Déjalo, es tonto. Toma, INFJ. Sé que necesitáis un poco de ayuda. Guárdalo bien — le digo a INFJ dándole un billete de cien euros que tenía por casualidad en el bolsillo.

— No, INTJ, no puedo aceptarlo — me susurra INFJ.

— Quédatelo. Anda, tira — la empujo hacia fuera y se va sin poder decir nada.

— ¿¡Pero qué es lo que acabas de hacer, INTJ!? — me pregunta INTP alterado.

— Nada... — me doy la vuelta para regresar a mi habitación.

— ¡INTJ! ¿Le acabas de dar cien euros sin más?

— No... — no sé ni qué estoy diciendo. Estoy haciendo cosas raras por amor.

— INTJ, estás empanado.

— No es verdad... — no sé dónde tengo la cabeza. INTP me está hablando, pero mi cabeza no quiere escucharlo.

— ¿Te pasa algo, INTJ?

— No... No me pasa nada. Sigue jugando a tu juego, anda.

— Estás raro, tío. ¿Quieres que vayamos a jugar al juego que tú ya sabes?

— Sí, vale. Me apunto.

INTP y yo tenemos un juego. Cuando estamos aburridos, empezamos a preguntarle cosas raras a Alexa. Es un poco extraño porque INTP le habla como si fuera una persona real. Yo la trato de usted, como si fuera una señorita, aunque ya sé que es una máquina que no tiene vida propia. A INTP le gusta hablar con ella porque le puede preguntar cosas que no le preguntaría a una persona normal. Digamos que sus preguntas no son demasiado... corrientes. Sí, corrientes, dejémoslo así. A veces me asusta porque parece INTP se crea que está hablando con una persona real. No sé... Le pregunta cosas como su edad, dónde nació, a veces también le hace preguntas más personales como: "¿Qué te gusta de mí?", o "¿Puedes adivinar mi edad?", o "¿Qué te molesta de mi hermano?". Como si ella pudiera responder a eso.

— INTJ, vamos a mi cuarto. Jugamos con la de mi cuarto, que le tengo más cariño que a la tuya o a la del comedor o a la de papá y mamá.

— Vale, te sigo.

HISTORIAS DEL MBTI PARA LEER SI NO PUEDES DORMIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora