Entro en el bar y me voy al baño. Le envío un mensaje a INFJ, pero no contesta. ¡Maldita sea! No puedo preguntarle a ENFP qué es lo que le gusta de mí porque entonces pensaría que yo también estoy enamorado de ella y se me declararía. Hoy tengo que evitar cualquier situación romántica.
Como INFJ no contesta, me voy del bar y vuelvo con ENFP. Tendré que averiguar de alguna manera por qué le gusto.
— ENFP, ya he vuelto.
— ¡Bien! Pues ahora vamos a la tienda que te decía.
Entramos en una tienda muy grande. ENFP me lleva hasta la sección de diademas y cosas para el pelo.
— Mira esta cinta.
— Es... bonita, supongo.
— Nah... Mira este clip. Me queda bien, ¿verdad?
— Bueno, es un poco grande.
— De eso se trata. Estos clips son enormes a propósito.
— Ah, no lo sabía. No soy un especialista en estas cosas.
— Ya lo veo. Y... ¡Oh! ¿¡Has visto eso!?
— ¿El qué?
— Esa diadema rosa con un lazo y purpurina y lentejuelas y... ¡Y que está de oferta! INTJ, tengo que comprarla. Pero... ¡No tengo dinero! ¿Me la compras?
— Bueno... Si te la compro, no tendremos dinero suficiente para comer.
— Ya... Pero solo queda una.
— Bueno, a lo mejor sí que puedo comprártela.
— ¿Sí? ¡Gracias, gracias, gracias! — exclama ENFP entusiasmada y me da un beso en la mejilla.
— ¡ENFP! ¿Qué haces? ¿A qué ha venido eso?
— No lo sé... — me dice ella con una risita.
— ¿Solo te compras la diadema? Bueno, no es que te quiera comprar más cosas con mi dinero.
— Eso es todo. ¡Gracias!
Vamos a la caja a pagar. ENFP está muy contenta, demasiado contenta.
— Serán 4,55 €.
— De acuerdo — le digo al cajero y saco un billete de cincuenta euros de mi monedero. Casi siempre pago con billetes en vez de monedas. No tengo por qué estar contando moneditas cuando es ese su trabajo y no el mío.
— ¡INTJ! Antes me has dicho que no tendríamos suficiente para comer.
— Ya... Es verdad. Es que no tenía por qué comprarte esto. 4,55, recuerda. Esto es lo que me debes.
— ¡Serás...!
— Lo siento, es mi dinero. La diadema es tuya, te la pagas tú.
— Señor, aquí tiene su cambio.
— Graciaaas. Vamos, INTJ, vamos a comer — me propone ENFP mientras salimos de la tienda.
— Toma tu diadema. Está un poco recargada, ¿no? El barroco ya pasó de moda.
— Ja, ja... Dices unas cosas...
En realidad no he dicho nada gracioso. ENFP se ha reído solo porque le gusto.
— Bueno, póntela, ¿no?
— Sí, sí, ya voy.
— ¡Es horrible! — exclamo riendo cuando veo como se pone la diadema.
— Pues si no te gusta, no mires.
— OK.
— INTJ, vamos a ese bar.
Yo la sigo hasta el bar. No quiero llegar porque sé que cuando tengamos que esperar la comida, ENFP me dirá alguna cosa.
— Ya hemos llegado — canturrea ENFP.
— Ya lo sé. Y... ¿qué querrás comer? Tendré que pagarlo yo, ¿no? No me debes la comida, pero la diadema sí, ¿vale?
— Sí. ¿Me vas a invitar a comer?
— Bueno... No... Solo te pago la comida porque tú no llevas dinero. No te invito, porque tú has sido quien ha querido venir aquí.
— Ya, es verdad. ¡Camarero! Siéntate aquí, INTJ. ¡Camareroooo!
ESTÁS LEYENDO
HISTORIAS DEL MBTI PARA LEER SI NO PUEDES DORMIR
FanfictionNinguna persona que conozco posee conocimientos sobre el MBTI, así que cuando me aburro, escribo historias random sobre las tipologías para lectores desconocidos en Internet (el paraíso para los introvertidos). Solo aparecen 10 tipos de personalidad...