CAPÍTULO 9

96 5 2
                                    

Entro en el bar y me voy al baño. Le envío un mensaje a INFJ, pero no contesta. ¡Maldita sea! No puedo preguntarle a ENFP qué es lo que le gusta de mí porque entonces pensaría que yo también estoy enamorado de ella y se me declararía. Hoy tengo que evitar cualquier situación romántica.

Como INFJ no contesta, me voy del bar y vuelvo con ENFP. Tendré que averiguar de alguna manera por qué le gusto.

— ENFP, ya he vuelto.

— ¡Bien! Pues ahora vamos a la tienda que te decía.

Entramos en una tienda muy grande. ENFP me lleva hasta la sección de diademas y cosas para el pelo.

— Mira esta cinta.

— Es... bonita, supongo.

— Nah... Mira este clip. Me queda bien, ¿verdad?

— Bueno, es un poco grande.

— De eso se trata. Estos clips son enormes a propósito.

— Ah, no lo sabía. No soy un especialista en estas cosas.

— Ya lo veo. Y... ¡Oh! ¿¡Has visto eso!?

— ¿El qué?

— Esa diadema rosa con un lazo y purpurina y lentejuelas y... ¡Y que está de oferta! INTJ, tengo que comprarla. Pero... ¡No tengo dinero! ¿Me la compras?

— Bueno... Si te la compro, no tendremos dinero suficiente para comer.

— Ya... Pero solo queda una.

— Bueno, a lo mejor sí que puedo comprártela.

— ¿Sí? ¡Gracias, gracias, gracias! — exclama ENFP entusiasmada y me da un beso en la mejilla.

— ¡ENFP! ¿Qué haces? ¿A qué ha venido eso?

— No lo sé... — me dice ella con una risita.

— ¿Solo te compras la diadema? Bueno, no es que te quiera comprar más cosas con mi dinero.

— Eso es todo. ¡Gracias!

Vamos a la caja a pagar. ENFP está muy contenta, demasiado contenta.

— Serán 4,55 €.

— De acuerdo — le digo al cajero y saco un billete de cincuenta euros de mi monedero. Casi siempre pago con billetes en vez de monedas. No tengo por qué estar contando moneditas cuando es ese su trabajo y no el mío.

— ¡INTJ! Antes me has dicho que no tendríamos suficiente para comer.

— Ya... Es verdad. Es que no tenía por qué comprarte esto. 4,55, recuerda. Esto es lo que me debes.

— ¡Serás...!

— Lo siento, es mi dinero. La diadema es tuya, te la pagas tú.

— Señor, aquí tiene su cambio.

— Graciaaas. Vamos, INTJ, vamos a comer — me propone ENFP mientras salimos de la tienda.

— Toma tu diadema. Está un poco recargada, ¿no? El barroco ya pasó de moda.

— Ja, ja... Dices unas cosas...

En realidad no he dicho nada gracioso. ENFP se ha reído solo porque le gusto.

— Bueno, póntela, ¿no?

— Sí, sí, ya voy.

— ¡Es horrible! — exclamo riendo cuando veo como se pone la diadema.

— Pues si no te gusta, no mires.

— OK.

— INTJ, vamos a ese bar.

Yo la sigo hasta el bar. No quiero llegar porque sé que cuando tengamos que esperar la comida, ENFP me dirá alguna cosa.

— Ya hemos llegado — canturrea ENFP.

— Ya lo sé. Y... ¿qué querrás comer? Tendré que pagarlo yo, ¿no? No me debes la comida, pero la diadema sí, ¿vale?

— Sí. ¿Me vas a invitar a comer?

— Bueno... No... Solo te pago la comida porque tú no llevas dinero. No te invito, porque tú has sido quien ha querido venir aquí.

— Ya, es verdad. ¡Camarero! Siéntate aquí, INTJ. ¡Camareroooo!

HISTORIAS DEL MBTI PARA LEER SI NO PUEDES DORMIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora