Lisa, una artista que no ha pintado un solo cuadro desde aquel terrible accidente, se ve obligada a alquilar una habitación en su casa de campo a Jennie, una mujer de Nueva York con una vida muy mediática, quien huye de su boda, a escasos minutos de...
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Enfrentarte a tus demonios no es fácil. Revivir todos tus traumas y pesadillas es de las cosas más irritantes que alguien puede experimentar. Es lógico que no se pueda confrontar estas situaciones de una buena manera, porque la necesidad de salir corriendo vive a flor de piel en tu cuerpo. Por lo tanto, la toma de decisiones la hace aún más difícil. Jennie se preocupaba por eso mismo mientras miraba a su madre repasar aquellos papeles en la sala de reuniones junto a ella y sus socios. Le acababan de informar de todo el desastre que había ocasionado en la empresa de su madre y sentía remordimiento. Aunque no quería estar ahí y sintiera la necesidad de salir corriendo de aquel edificio y volver a aquella cabaña nevada que tanto extrañaba. Sin embargo, no había solución, ella misma había decidido quedarse en Nueva York después de todo lo que pasó con Lisa, no fue una decisión acertada, pero el dolor del abandono nublaba su juicio y le hacía tomar un mal camino. Aunque su corazón y su mente le gritaba que huyera de nuevo, no lo haría, porque su mismo corazón se había enamorado de Lisa, la mujer que le había hecho daño. Por lo tanto, decidió no hacerle caso a su instinto y seguir ahí, junto a su madre, para solucionar todo lo que había ocasionado. Sin saberlo, por culpa de esa decisión tan cobarde, ella misma se estaba poniendo las cadenas y había cortado sus alas.
– Todo esto se solucionará mañana en la rueda de prensa.
– ¿Estás segura que podrás hacer frente a tantos periodistas que dejaste colgados? ¿Tienes idea de las preguntas que van hacerte?
Rick. Un hombre de mediana edad quedó sorprendido por la decisión de la morena. Repasaba las gráficas una y otra vez e intentaba buscar una solución más o menos viable para volver a conseguir la confianza de los inversores. Para su sorpresa, Jennie estaba dispuesta a acatar todas las decisiones que éste le plantea.
– Lo he hecho más veces, no habrá ningún problema.
La mujer se alzó de hombros y analizó las gráficas del secretario. La caída de las inversiones costaría recuperar y tardarían algunos años en recuperar los millones que perdieron pero todo podría cambiar se ella hablaba. La gente que apoyaba la empresa de su madre era por el simple hecho de ser su madre, los inversores invertían únicamente por ella, con lo cual, la fortuna de la empresa dependía de sus decisiones. Estaba atada a este edificio desde el día en que decidió convertirse en una artista y vendió su vida privada a la prensa rosa por culpa de su ex relación con Deivid.
– Bien pues está decidido
Su madre se levantó de la mesa poniendo fin a la reunión. Todos los presentes la
imitaron, así como si se tratara de un pastor dirigiendo a sus ovejas. Al contrario que todos, Jennie se quedó sentada en la silla.
– Jennie se encargará de solucionar todo este lío. – suspiró cansada– Hablarás con Charlotte para ponerte al día sobre el tipo de preguntas y preparar la rueda de prensa. Necesitas prepararte para que cuentes lo justo y no más de lo necesario.
