Capítulo 4 - Calidez

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Se removía en la cama constantemente. Si bien no hacía frío en la habitación en la que se encontraba, pero por culpa de la fiebre por muchas mantas que tuviera cubriéndola, seguía tiritando de frío.

Intentaba dormir como podía dado que su cabeza no la dejaba descansar. No lograba pensar con claridad y cuando caía dormida del cansancio, los espasmos se apoderaban de todo su cuerpo, asustándola.






"Amor..."

"Te amo"

"¿Por qué me dejaste?"

"¿No fui suficiente para ti?"

Despertó por segunda vez en la noche, no podía casi abrir los ojos para saber donde exactamente se encontraba, después de que se quedara dormida en los brazos de la chica rubia.

Su exnovio otra vez se manifestó en sus sueños, pero lo sentía tan real y tan cerca que confundía la realidad con los escenarios ficticios que montaba su cerebro.
No se encontraba en sus trece, seguramente ya había empezado a delirar. Quería llorar pero su cuerpo estaba demasiado cansado.
De repente, en la tranquilidad de la habitación en la que se encontraba. Escuchó como la puerta de la estancia se cerraba y la persona que entraba, se acercaba hasta ha ella dando fuertes pasos contra el piso. Tuvo miedo por unos segundos hasta que sintió una mano posarse en su frente. Estaba fría como el hielo, algo que le causó muchísimo placer.

Te he traído medicamentos, he tenido que bajar al pueblo por qué no quedaban en casa.

Las palabras de la chica resonaban en su cabeza como el eco en las montañas. ¿Era real o también se la estaba imaginado?

Intentó abrir los ojos logrando entrecerrarlos, pudiendo distinguir una figura sentada al lado suyo en la cama. La chica la miraba con una expresión triste, llevaba puesta una cazadora y un gorro de lana en su cabeza. El gorro de lana tenía múltiples colores, como un arcoíris mezclándose entre sí, arriba del todo, logro ver un pompón peludo, algo que le resultó gracioso y no pudo evitar soltar una risita tímida al ver el gorro ridículo que la chica llevaba.

¿De que te ríes? - dijo Lisa sonriendo impresionada al ver la mueca de su inquilina.

— T-tú gorro es m-uy bonito... - le sonrió al instante mordiéndose el labio inferior.

Su sonrisa era amplia, resaltaba sus mejillas y achinaba sus ojitos.

Lisa observó con detenimiento su gesto. ¿Cómo podía ser tan hermosa incluso con cuarenta grados de fiebre?

— ¿Te gusta? - ella asintió. — ¿Es bonito no crees? - dijo Lisa quitándose el gorro y analizando el color. A decir verdad era bastante ridículo. ¿Cómo podía llevar un gorro tan infantil teniendo 25 años? Pensó.

𝐍𝐚𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐠𝐨  -  JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora