Lisa, una artista que no ha pintado un solo cuadro desde aquel terrible accidente, se ve obligada a alquilar una habitación en su casa de campo a Jennie, una mujer de Nueva York con una vida muy mediática, quien huye de su boda, a escasos minutos de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Todos anhelan controlar el mundo, pero gobernarlo, implica dejar un rastro de sangre, muestra de tu debilidad.
Punto de vista de Jennie Kim.
Me removí en la cama, estirando cada una de mis extremidades, sintiendo crujir cada falange, liberándose de la tensión. Sentí el calor de las cálidas sábanas abrazarme por completo. Todo mi cuerpo estaba entumecido por no haber descansado bien y la sensación familiar de no poder respirar, fruto del estrés y la ansiedad . La luz del día, daba de lleno contra mi rostro impidiéndome dormir y siendo la principal razón que intervino mi descanso, fruncí el ceño ante la luz molesta y me incorporé en el colchón. Abracé la almohada de lado e intenté volver a conciliar el sueño. Un sentimiento familiar invadió mi conciencia, al segundo, la ansiedad ya estaba haciendo estragos en mi cuerpo.
– P- Papá...
El recuerdo de la noche anterior me invadió por completo. Mi respiración comenzó a fallar y abrí mis ojos de par en par. Me senté en la cama casi de un brinco, con las manos en mi cabeza y mi pecho subiendo y bajando luchando por respirar y calmarme.
– Papá... No... No es verdad... Tu no...
La fotografía de mi padre se hizo presente en mis pensamientos. Nítida y definida. Como si acabara de tatuarme en mi retina con la luz del sol. La angustia familiar ante la pérdida, aumentó al presenciar su rostro, descansando en el asfalto, con un agujero de bala en el lado izquierdo de su cráneo, de donde brota su sangre. Una punzada taladró mi cabeza y como no, la falta de aire se incorpora a mi sufrimiento. Intenté calmarme, abrazándome a mí misma. No podía llorar, aunque tenía unas ganas tremendas de hacerlo. Simplemente no podía. Mi cuerpo todavía estaba en shock, o... Todavía no había asimilado que mi padre fue asesinado, a manos de mi madre.
FLASHBACK.
– No Jenjen. Superman no puede ser novio de Barbie. – Jisoo se quejó sosteniendo el muñeco entre sus manos, la miré con tristeza, sujetando a mi barbie de una pierna.
– ¿Por qué no? – fruncí mis labios a punto de llorar. – Barbie lo quiere.
– ¡Pero Superman ya tiene novia!
Sujeté el muñeco de capa roja entre mis manos y lo volví a sentar en el vehículo rosado, justo al lado de barbie. Jisoo frunció el ceño y gateó hacia mi para arrebatarme a la figura de acción.
– ¡Dámelo!
Quejé sujetándolo de la capa.
– ¡No!¡Es mío!
Comenzamos a forcejear con el muñeco en nuestras manos.
– ¡Que me lo des!
Nuestra discusión se interrumpió al segundo de escuchar la puerta de casa ser azotada con fuerza. Mi hermana y yo nos miramos asustadas, sujeté al muñeco de trapo entre mis manos, sintiendo el miedo en mi sangre. Jisoo me sostuvo de la mano y me llevó corriendo hacia la cama. Cuando mamá y papá discutían, muchas veces uno de los dos cruzaba el límite y siempre acababan mencionándonos a nosotras dos como si fuésemos la causa de todos sus problemas. Jisoo, siempre me protegía, como ahora. Tapaba mis oídos con sus pequeñas manos y me daba leves caricias para tranquilizarme, aunque no servía de mucho, puesto que acababa escuchándolos de todas formas. A los pocos segundos, comenzamos a escuchar a nuestra madre y a nuestro padre gritar, desde la sala de estar que estaba a pocos metros de nuestra habitación.
