Capítulo 13 - El amor es para valientes

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Lisa, cuando abrió la puerta sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo. Su perro salió disparado fuera de la casa y se abalanzó sobre su padre, quien estaba saliendo del coche. Su madre estaba delante de ella, en sus manos tenía lo que parecía ser una bandeja recubierta con papel film. Se quedó perpleja al verla allí parada frente a ella después de no haberla visto en años.

— ¡¿Cómo está mi girasol preferido?!

— ¡¿Mamá?!

Su madre fue a darle un abrazo, pero la bandeja le impedía abrazarla con total comodidad, así que se puso de puntillas y le dio un beso en la frente. Lisa intentó apartarla por qué no le gustaba que hiciera aquello, siempre dejaba al descubierto su frente y nadie tenía derecho a tocar su flequillo.
Ni si quiera su madre.

— Tan reacia como siempre... - le reprochó su madre al ver la cobra que la contraria le dedicó.

— ¿Qué haces aquí? - Lisa hizo caso omiso al comentario de su madre.

— ¡Hola cariño! - su padre la saludó desde el coche levantando el brazo. Estaba acariciando a Love, quien se había plantado y le empezó a lamer toda la cara.

— ¿No es obvio? ¡Estamos aquí para la cena de navidad! - Dijo a tono de sorpresa pero a Lisa no le hizo ninguna gracia. — Vaya, cualquiera diría que te alegras de verme.

— Te dije que no quería visitas.

— Cariño, nunca se deja a nadie solo por navidad.

— Claro... ¿y lo dices ahora? — su hija le volvió a reprochar.

— No le hables así a tu madre - su padre se incorporó a la conversación.

— Bueno... ¿Nos vas a dejar pasar o nos dejarás aquí fuera?

Y para sorpresa de su madre, Lisa se lo pensó por unos segundos. Segundos suficientes para que su madre la mirara con cara de pocos amigos. ¿De verdad estaba pensado dejar a sus padres ahí fuera?

Y como si la situación no pudiera ir a peor, Jennie hizo su aparición. De la manera más incómoda posible, la morena se paseaba por el piso de arriba buscando a la rubia para que le pudiera dar una toalla ya que no quedaban en el cajón.

— Lisa, ¿puedes pasarme una toalla? No quedan en- Jennie se asomó casi desnuda por el piso de arriba para desgracia de la rubia — ¿Dónde est...? ¡Ah!

𝐍𝐚𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐠𝐨  -  JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora