— ¿Te refieres a ponértelo tú? — Jennie asintió y Lisa la quedó observando. — Si es lo que quieres... — Lisa respondió indiferente y Jennie sonrió de lado.— Vale, acepto. — Lisa sonrió triunfante, la castaña más que nada había aceptado debido a la excitación de su cuerpo y le daba curiosidad utilizarlo — Pero por favor... — la rubia la miró — No seas dura. — Lisa se acercó hasta ella y le sonrió cómplice, besando su frente para tranquilizarla.
— Tranquila. Seré suave...
Jennie observó el dildo por segunda vez.
Esa cosa era enorme...
La castaña tomó una bocanada de aire, inflando su pecho para prepararse y tranquilizarse. Estaba muy nerviosa y es que, en el ámbito sexual, nunca había estado con alguien más, a parte de su ex prometido. Jennie no conocía muy bien lo que era disfrutar de la práctica del sexo, no conocía lo que era que tu piel reaccione ante una caricia o un beso, no sabía cómo se sentía ser deseada, amada, más bien pensaba que para poder cumplir con su relación, que a los ojos de su madre era la relación perfecta, solo tenía que soportar unos pocos minutos, para poder cumplir con su pareja.
Cuando conoció a Lisa nunca antes había sentido esa fuerte atracción, ni si quiera supo distinguir que era lo que sentía cuando estaba cerca de ella. Solo pensaba que era hermosa y por eso le atraía tanto su aspecto y su actitud.
Jennie pensaba que se había vuelto loca, de no ser gracias a los libros de fantasía y romance que leía de pequeña, no sería capaz de distinguir la atracción física real de una ficticia falsa. Todo por culpa de las parejas heteronormativas. La castaña había crecido pensando que las mujeres solo pueden aspirar al amor y a tener hijos con un marido "perfecto" por eso cuando su madre la emparejó con el, pensó que era lo mejor que le podría pasar en la vida.
Claramente se equivocaba.
Ahora que tenía a Lisa enfrente, semi desnuda, colocándose aquel arnés con cuidado... No podía dejar de pensar en si realmente la práctica le gustaría a la contraria. Es decir, Jennie solo quería contentar a la más alta de la mejor forma posible, no quería que fuese un acto sin importancia como los que hacía con su ex. Quería que fuera real, puro, que se sintiera el deseo y la atracción física en ese momento. No quería ser una chica más con la que pasar el rato y divertirse. No quería ser de esas que eran remplazadas fácilmente por otras más jóvenes, con más tetas o más culo que ella. Jennie desarrolló muchas inseguridades en el pasado con respecto a su físico, por eso, ahora, no quería decepcionar a Lisa. Por muy triste que parezca, esperaba que Lisa la validara. No quería ser una herramienta para satisfacer sus deseos, un pañuelo de usar y tirar.
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𝐍𝐚𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐠𝐨 - Jenlisa
Hayran KurguLisa, una artista que no ha pintado un solo cuadro desde aquel terrible accidente, se ve obligada a alquilar una habitación en su casa de campo a Jennie, una mujer de Nueva York con una vida muy mediática, quien huye de su boda, a escasos minutos de...