Capítulo 1 - ¡HUYE!

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Jennie se miraba al espejo consternada. Su vestido blanco lucía reluciente en ella y recordó la mañana en la que su futura suegra y su madre prácticamente la obligaron a asistir a aquella tienda de alta costura, para elegir el vestido perfecto para la ceremonia perfecta que todo el mundo esperaba desde hace años. Su boda había sido anunciada en el New York Times gracias a la familia de su prometido y no podía sentirse más incómoda al respecto. Su novio era el famoso modelo Deivid Vanderwaal que estaba en boca de todos desde que desfiló para Chanel en la semana de la moda hace tres meses.

Nunca quiso que su relación se hiciera pública y tener que hacerse miles de fotos para una revista, aparentando ser la pareja del momento. Nunca quiso que las personas la reconocieran por la calle como "La novia de" y que le preguntaran por su novio o por sus futuros hijos... Nunca quiso aparentar tener la relación perfecta y ser la envidia de toda mujer al casarse con "el hombre perfecto" Porque esa no era la realidad.

" El modelo Deivid Vanderwaal y su nuevo amor pillados en una playa demostrando su amor"

" Deivid Vanderwaal está prometido"

"Nuestro chico de oro se casa con una conocida concertista de piano"

¿Conocida concertista de piano? Había tocado para la mismísima reina de Inglaterra en el palacio real antes de que falleciese... Nunca se mencionaba su nombre y ahora era una conocida concertista...

Aquel día, entre miles de vestidos que la señora Vanderwaal había reservado específicamente para ella, eligieron el que menos le gustaba. Y digo "eligieron" por que cada vez que Jennie intentaba expresar su opinión o elegir el vestido que le gustaba, su madre y la señora Vanderwaal le respondían dubitativas o le restaban importancia a sus elecciones "Jennie, ese vestido es muy simple ¡Y mira ese escote! no puedes ir así vestida para casarte con mi hijo" .

Jennie había tenido una relación muy larga con Deivid, pero ella no estaba segura si realmente quería casarse con él. Le tenía cariño porque era su amigo de la infancia, pero por alguna razón, su cerebro desde aquel día en el que Deivid se arrodilló en aquel restaurante de cinco estrellas Michelin para pedirle matrimonio, solo le gritaba una palabra.


"Huye"


Jennie se había pasado toda su vida complaciendo las órdenes de su madre. Asistía a clases de piano todas las tardes, no salía los fines de semana y se quedaba estudiando todos los días. No podía hacer amigos si no es que su madre los elegía por ella, fue la mejor estudiante en el Phillips Academy Andover, graduada con las mejores notas del curso y ganadora de un premio por su excelencia y expediente perfecto, y aun así, para la señora Kim no era suficiente. Su madre siempre la obligaba a llevar la ropa que ella elegía, aunque en ese tiempo ya era una adolescente y podía hacer las cosas por sí misma. No dejaba que se peinara sola, se arreglara sola y mucho menos disfrutar de su tiempo libre. "¿Tiempo libre? ¿Quieres bajar tu media de instituto?"

Para Jennie todo aquello era normal, puesto que se había criado de esa manera, pero todo empezó a cambiar hace cuatro años, cuando su padre murió en un accidente. La señora Kim era más distante y menos empática con su hija, no la llenaba de cumplidos y mucho menos la felicitaba por sus logros. No asistía a sus conciertos de piano aún aunque el mismísimo rey de Inglaterra asistiera. Por mucho que quisiera llenar de felicidad y orgullo a su madre, nada era suficiente, y aunque Jennie nunca quiso casarse con Deivid aquel día... Allí estaba ella, mirándose frente al espejo, con ese vestido horrendo y ese collar que la madre de Deivid le dio, puesto que era una reliquia familiar. Esperando a que Jisoo entrara por la puerta y la acompañase al altar.

La nombrada ingresó en la habitación interrumpiendo sus pensamientos. Jennie se giró para observar a su hermana. Llevaba un vestido color azul marino ceñido a su cuerpo y unos tacones negros muy ostentos que tanto le había costado ponerse. Su maquillaje era perfecto, realzaba sus pestañas y profundizaba su mirada. Nunca antes había visto a su hermana tan hermosa como aquel día. Jisoo no era de arreglarse tanto como ella. Pasaba mucho de su madre y siempre le llevaba la contraria. La verdad es que nunca se llevaron bien, para la señora Kim, Jisoo era una deshonra para su familia, pero eso a ella no le importaba. Jisoo era su hermana y la quería a pesar de su rebeldía. Muchas veces sentía celos por no poder escapar de madrugada por la ventana de su habitación para ir a una fiesta de instituto como ella hacía, o simplemente contestar a su madre de mala manera como hacía todos los días.

Sí, era frustrante saber que la vocecita de su interior no dejaba que se expresara como ella quería por miedo a su madre.

– Woow Mandu, estás increíble – Dijo su hermana acercándose a ella sonriente.

Por el contrario, Jennie no se sentía bien, su vestido era horrendo, su maquillaje era horrible y mucho más ese collar ostentoso que llevaba alrededor de su cuello, logrando asfixiarla más de lo que ya lo hacía el corsé de ese vestido.

Al ver a Jisoo entrar por esa puerta, supo que era la hora de su casamiento. Estaba nerviosa desde hace rato, pero su madre le repetía que eran los típicos nervios de la boda. Ahora que tenía a su hermana delante de sus narices, supo que no eran nervios.

La orquesta que había contratado la familia de Deivid, empezó a sonar en aquella sala junto a las campanas de la iglesia. La prensa ocupaba todo el portón principal, miles de fotógrafos y reporteros se encontraban esperando a que la pareja saliera dándose un beso de película para la portada de sus revistas, era una boda de ensueño la cual su hermana siempre había soñado con tener, recordó la vez en la que ellas dos habían pactado con encontrar a su príncipe azul y casarse como la cenicienta, cuando eran apenas unas niñas. Pero cuando Jisoo le extendió la mano para acompañarla hasta la puerta y caminar hacia el altar, notó como todo su cuerpo se tensó y su corazón se aceleró. No pudo dar ni un paso más, se quedó clavada en mitad del pasillo.

Jisoo la miró frunciendo el ceño extrañada y al ver a su hermana de aquella manera entendió todo.

— Jen... ¿Estás bien?

Jennie negó con la cabeza sin ser capaz de pronunciar una palabra. "¿Qué estaba haciendo? ¡Tenía que casarse!, su madre la iba a matar si se retrasaba un segundo más..."

— Jen, tranquila, solo son nervios, te vas a casar con tu príncipe azul ¿No es lo que tú querías?

— Jisoo... – Soltó Jennie a duras penas – No... No quiero hacer esto. No lo quiero, por favor no me dejes hacer esto... – Dijo su hermana mirándole a los ojos.

Jisoo observó como Jennie tenía un claro nerviosismo en su semblante, estaba temblando y se encontraba más pálida de lo que era. Su hermana le estaba pidiendo ayuda a gritos, aunque no pudiese hablar en aquel momento. No podía interpretar su silencio aunque la conociese de sobra, aunque supiera que su hermana quería huir en aquel instante, no podía arrastrarla si no es que ella se lo decía.

— ¿Qué es lo que quieres Jen? ¿Quieres que te diga que eres una novia estupenda y que el chico con el que te casas es el hombre perfecto para ti? pues lo diré, ¿Necesitas que te traiga tu batido de chocolate favorito y calme tus nervios? pues lo haré, ¿Necesitas que paralice esta estúpida boda y salgamos las dos huyendo hacia alguna ciudad remota como Cansas o Tejas? Hecho... Pero solo dime tú lo que realmente quieres ahora mismo - Su hermana la sostuvo de las manos y la miró a los ojos — ¿Qué es lo que quieres hacer, Jen?

Jennie se limitó a observar con detenimiento a su hermana. ¿Le estaba dando a elegir? Nunca había elegido algo por sí misma, nunca había tenido el poder de controlar su propia vida, ni siquiera sabía cuál era su sabor de helado favorito... De alguna manera, la mirada de su hermana la logró tranquilizar, y su subconsciente dejó de gritar esa palabra "Huye" que tanto necesitaba hacer en ese instante. Dejó de temblar y agarró fuertemente las manos de su hermana.



— Sácame de aquí.

𝐍𝐚𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐠𝐨  -  JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora