Lisa, una artista que no ha pintado un solo cuadro desde aquel terrible accidente, se ve obligada a alquilar una habitación en su casa de campo a Jennie, una mujer de Nueva York con una vida muy mediática, quien huye de su boda, a escasos minutos de...
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Nota: Leer con atención.
Punto de vista de Amanda Kim.
– Taylor...
– La misma.
Me dedicó una sonrisa genuina. Parpadeé repetidas veces al conectar con sus intensos ojos azules. La vi suspirar pesadamente evadiendo cualquier tipo de gracieta que siempre utilizaba para suavizar los momentos tensos. Después de todos estos años, seguía siendo la misma mujer que había conocido y como siempre, me había quedado embobada, mirándola con intensidad, sintiendo como el tiempo y el devenir de la misma vida se nos echaba encima. Años sin verla, y todavía mi cuerpo reacciona al suyo, tal y como el primer día. Supongo que ese mito que cuenta sobre que "El tiempo lo cura todo" Es más que una mentira. Para mi que creo que debería de contarse de otra forma. "El tiempo ayuda a acostumbrarse a la soledad" Aunque esto no sea del todo cierto, pero es idílico para esta situación.
– ¿Qué haces aquí?
Fue lo primero que dije después de despertar de mi embelesamiento. Taylor me miró sorprendida, suspiró a la vez que observó todo el lugar.
– Quise visitar a... Una vieja amiga. ¿Puedo sentarme?
Señaló a una de las sillas.
– Oh, sí, sí. Perdona el desorden. – le indiqué que así podía hacerlo – Nunca se me ha dado bien recibir visitas.
Taylor bostezó una risa cómplice, al sentarse, cruzó sus piernas en mi dirección y me observó con detenimiento.
– Así que... Al final lo conseguiste.
– Sí... – alcé los hombros – Fue duro pero lo logré.
– Me alegro por ti.
– ¿Estás segura?
– Claro. ¿Por qué no?
– ¿Tengo que recordarte la última vez?
Apretó los labios ante mis palabras chocantes y asintió lentamente con la cabeza.
– Ha pasado mucho tiempo desde aquello. – se incorporó en la silla, cruzando sus brazos – Éramos unas niñas, supongo que ambas no logramos encajar lo que nosotras necesitábamos en ese momento...
– Mi necesidad eras tú.
Mis labios se adelantaron a mis pensamientos, al instante mordí mi lengua por haber reaccionado de esa manera. Cerró los ojos al escucharme y me miró con expresión seria.
