6. Pain

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Capítulo 6

Pain

Pain

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❄️


No pasó mucho tiempo antes de que Ginarrbrik fuera por ellos. Les sacó las cadenas de los pies y los obligó a ponerse de pie y a caminar frente a él.

Evangeline no estaba familiarizada con el miedo. La verdad es que no estaba familiarizada con ninguna emoción, pero había algo incomodo en el miedo que la hacía sentir débil y vulnerable.

Muchas veces se había enfrentado a situaciones peligrosas, pero siempre se sintió fuerte y segura ante ello. Probablemente se debía al hechizo de la reina, pero su habilidad con las armas y su agilidad para el combate eran excepcionales y ella lo sabía, podía enfrentarse a cualquier situación sabiendo que saldría libre de rasguño.

Ahora se sentía de una forma muy diferente.

Tenía una sensación de apretón en el abdomen y la respiración entrecortada. La angustia y la inseguridad parecían apoderarse de ella, como si una sombra inquietante la siguiera a cada paso.

Edmund se sentía de una forma muy similar. No podía parar de pensar en sus hermanos, en si estarían bien, si estarían a salvo. La culpa lo estaba comiendo vivo, si algo les pasara por su culpa jamás se lo perdonaría.

Los extrañaba. Jamás pensó que eso podía pasar, pero así era. Extrañaba los juegos aburridos de Susan, la irritante inocencia de Lucy e incluso la forma dura con la que Peter cuidaba de él.

Ahora era capaz de ver que él no era el único atrapado en aquella situación que se sentía como un infierno. Él no era el único que quería volver a casa, él no era el único que extrañaba a su padre que se había ido a la guerra.

Quizá debió esforzarse un poco más en entender que Susan y Peter no pidieron ser los hermanos mayores y tampoco pidieron quedar a cargo de él y Lucy. Quizá debió esforzarse más en ver que Lucy necesitaba más atención porque era más pequeña e inocente.

Pero no quería aceptar que él también lo era. No quería aceptar que cada noche se dormía con miedo de que su papá no volviera de la guerra, que cada día esperaba recibir la misma atención que su hermana pequeña, que solo estaba celoso porque todos sus hermanos parecían destacar en algo menos él.

Peter era el mayor y el responsable, Susan la bonita e inteligente, Lucy la pequeña y adorable.

¿Qué le quedaba a él?

Él solo era Edmund, el molesto hermano de en medio que parecía no tener nada especial y solo daba problemas. Llevaba tanto tiempo sintiéndose así que ni siquiera podía recordar cuando empezó.

Y ahora todos aquellos pensamientos le caían como un balde de agua fría.

Levantó la mirada hacía Evangeline, que parecía estar tan asustada como él.

ECO DE HIELO | Edmund PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora