26. Aslan's How

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Capítulo 26

Aslan's How


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No se detuvieron hasta llegar al Altozano. En el camino, los hermanos Pevensie intentaron tener detalles de que había ocurrido con Evangeline, pero ella solo pudo decirles lo que ya todos le habían dicho a ella: que en cuanto se marcharon ella cayó en un sueño profundo y su corazón se congeló. Cuando despertó ya habían pasado varios siglos.

Para ella fue como si solo pasaran un par de días. Para los Pevensie, habían pasado casi dos años. Para los narnianos fueron siglos de mantenerse ocultos en el bosque.

Más tarde, cuando faltaba poco para llegar, Peter se adelantó para hablar con Caspian de la situación. Los demás siguieron el paso, aunque de vez en cuando Lucy se distraía al entablar conversación con algún narniano. Volvió a alcanzarlo cuando el Altozano de Aslan se alzó frente a sus ojos.

Evangeline sintió un escalofrío. No les había comentado que era ahí donde su cuerpo había permanecido oculto durante todos esos años.

Avanzaron por el prado hasta llegar a la entrada, donde la formación de centauros ya estaba lista, esperando por dar bienvenida a sus antiguos reyes. Que ellos estuvieran de vuelta significaba un nuevo brote de esperanza. Eran el símbolo de la era dorada de Narnia, de los mejores tiempos de aquella tierra.

Por un momento, todos se detuvieron. Los centauros alzaron sus espadas y abrieron el arco de bienvenida.

Aquello trajo muchos recuerdos a los hermanos Pevensie. Todas las ceremonias, eventos y reuniones, pero principalmente, aquella coronación en donde fueron nombrados reyes de Narnia.

Evangeline, que se encontraba junto a Edmund, sintió como él tomaba su mano y entrelazaba sus dedos para luego dar un suave apretón. Ella lo miró por un momento, pero él tenía la vista enfrente.

Comenzaron a avanzar hacia la entrada del Altozano y Edmund no soltó la mano de Evie, asegurándose de que ella estaba ocupando el lugar que le correspondía. Ya no era una solo princesa, era una reina y como tal tenía todo el derecho de marchar junto a ellos. Y aun cuando sintió como crecía la seguridad en ella, no soltó su mano hasta ya estar bajo los túneles.

En el interior todos parecían estar enfrascados en sus actividades. El sonido del martilleo y el metal resonaba por todas partes, mientras las criaturas se movilizaban de un lado a otro sin parar. Todos miraron a su alrededor, intentando prestar atención a cada detalle.

―Tal vez no sea lo que esperaban, pero se puede defender ―dijo Caspian.

―Peter, ven a ver esto ―lo llamó Susan, a lo que Peter fue enseguida seguido de los demás.

ECO DE HIELO | Edmund PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora