El corazón de Evangeline permanece congelado, lo que la convierte en la fiel sirviente de la Bruja Blanca, conocida por ser fría, despiadada y cruel.
Dos Hijos de Adán y dos Hijas de Eva llegan a Narnia y por primera vez en dos años el corazón de Ev...
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Por fin Edmund había logrado hablar con la princesa Carmín.
Relacionarse con personas que no conocía demasiado no era su fuerte, por lo que cuando ella se vio decepcionada no supo cómo reaccionar en un principio. Por suerte, ella le aseguró que entendía y que eso no supondría ningún problema entre ellos ni entre sus reinos, lo que lo alivió profundamente.
Apenas habían salido de la batalla contra los gigantes del norte y contra el imperio Calormen, no necesitaban una batalla contra el reino de Archenland.
Tras eso, pensó que ya había esperado suficiente para hablar con Evangeline. Le había dado tiempo de calmar su enojo y no le importaba si ella intentaba cortarle la cabeza con sus espadas, hablarían quisiera o no.
Se dirigió al campo de entrenamiento, donde esperaba encontrarla enfadada descargando su enojo. Sin embargo, la encontró riendo mientras entrenaba junto a Peter.
En cuanto los vio, el ceño de Edmund se frunció en señal de confusión.
¿No le había dicho Lucy que se mantuviera alejada de ella porque parecía estar a punto de matar a quien fuera que se le cruzara? ¿Por qué ahora reía como si estuviera teniendo el mejor de los días? ¿No se suponía que ella estaba enfadada? ¿Por qué reía tan alegremente junto a Peter?
Es decir, no le molestaba verla reír junto a su hermano. Siempre había existido una buena relación entre Evie y Peter, lo que a Edmund le agradaba. Evangeline no tenía más familia y que sus hermanos la hicieran parte de la suya lo hacía feliz.
Pero en esta ocasión había algo diferente y era que Evangeline estaba molesta con él, por una razón que él desconocía ¿y en lugar de hablarlo e intentar arreglar las cosas se iba a pasar un buen rato con Peter? No le parecía justo.
―¿Qué ocurre? ―preguntó Susan quien venía con Lucy. Ambas se detuvieron a su lado antes de seguir la dirección de su mirada― Pensé que Eva estaba enfadada.
―Lo estaba ―dijo Lucy.
―Pues no se ve muy molesta.
―Es porque su enojo solo está dirigido a mí, aunque ni siquiera sé que se supone que hice ―se quejó Edmund.
Justo en ese momento, Peter derribó a Evangeline haciendo que ella cayera de espaldas al suelo, con la espada del Gran Rey contra su cuello. Lucy y Susan comenzaron a aplaudir, llamando la atención del par que se encontraba entrenando.
