El corazón de Evangeline permanece congelado, lo que la convierte en la fiel sirviente de la Bruja Blanca, conocida por ser fría, despiadada y cruel.
Dos Hijos de Adán y dos Hijas de Eva llegan a Narnia y por primera vez en dos años el corazón de Ev...
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Al terminar la batalla, Lucy se había dedicado a recorrer todo el campo sanando a los heridos, mientras que el resto de sus hermanos ayudaban a apresar a los seguidores de la reina que no habían muerto en batalla.
Pasaron la noche en el campamento de Aslan y a la mañana siguiente se dirigieron a Cair Paravel. Todo el mundo rebosaba de alegría y no era para menos, por fin Narnia era una nación libre. Incluso antes de llegar al castillo, ya se hablaba de los preparativos para la coronación de los hermanos Pevensie.
Al llegar, Aslan guio a los hermanos Pevensie por sus habitaciones, mientras que la ciudadela fue habitada por el resto de los narnianos que no tenían un hogar en el bosque.
Edmund, apoyado por todos sus hermanos, insistió en que Evangeline se quedara en el castillo con ellos. Luego de que ella hubiera muerto y que él estuviera a punto de morir, ninguno quería separarse realmente del otro.
Los días previos a la coronación se habían pasado los días jugando y disfrutando su tiempo juntos. Los hermanos Pevensie incluían a Evangeline en cada uno de sus planes y ella cada día se encariñaba aún más con ellos.
Por supuesto, con Edmund tenía un lazo especial. Ninguno lo había mencionado en voz alta, pero ambos compartían un trauma similar. Los pensamientos negativos los atormentaban y durante las noches las pesadillas eran constantes. A veces, era Edmund el primero en aparecer en el cuarto de Evangeline, mientras que en otras ocasiones era ella. Ninguno emitía palabra, solo se hacían compañía el uno al otro hasta poder volver a dormir.
Era algo que de alguna forma preocupaba a Evangeline. Narnia había sido liberada, la Bruja Blanca había sido destruida y la nación seria reinada por los cuatro hermanos.
¿Qué se suponía que ella debía hacer ahora?
Sentía que no había lugar para ella ahí y probablemente, una vez los Pevensie fueran coronados, ella tendría que marcharse. No era una reina, ni siquiera sabía si aun mantenía su título de princesa.
Aun así, la idea de marcharse le dolía. No se imaginaba estando lejos de los hermanos Pevensie, del señor Tumnus, de Oreius o del resto de los narnianos. Pero al mismo tiempo, quería salir y explorar el mundo, descubrir más sobre aquel mágico mundo y también sobre su pasado.
Su mente era un lienzo en blanco. Aun no tenía memoria de nada antes de que la Bruja la hechizara, todo era nuevo para ella.
Finalmente, el día de la coronación llegó. Susan y Lucy insistieron en que también se le hiciera un vestido nuevo a Evangeline. Pasaron el día juntas, riendo, comiendo dulces y preparándose juntas para el gran evento. Antes de que la tarde comenzara a caer, fueron llamadas y Evangeline se apresuró a ubicarse entre el público mientras Susan y Lucy se reunían con sus hermanos.