30 🍷 Mary prays the rosary for my broken mind

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10 de Noviembre

Light y Himeko supervisarían la operación desde la habitación de hotel. El resto de policías irían a la guarida para recuperar el cuaderno. 

La joven se preguntaba qué haría Light a los trece días, si mataría a Soichiro o si dejaría que supiesen que la regla era falsa, pero como no quería oírle decir algo tan cruel como que mataría a su propio padre, no hizo la pregunta en voz alta.

-Escuchad - pidió Himeko. - ¿Estáis todo preparados?

Los policías asintieron.

-Bien, Vicedirector Yagami, haga el trato del ojo con el Shinigami - ordenó Light.

El policía ofreció la mitad de su vida y Ryuk la tomó.

-Vicedirector Yagami, mire las fotos de los presuntos miembros de la banda - pidió Light, unos segundos después. - ¿Puede ver sus nombres y su esperanza de vida?

-Sí, lo veo - contestó Soichiro.

-Cuando se borren, será nuestra oportunidad para actuar - dijo Light.


Guarida

Mello comía chocolate, como de costumbre, en la sala de estar. Ross y sus hombres también estaban allí. De pronto, todos los miembros sufrieron un ataque al corazón, excepto Mello y dos hombres más. Segundos después, se oyeron varias explosiones.

-Está claro que esto es obra de Kira... - murmuró Mello, mordiendo su chocolate. - Solo él ha podido pensar un plan tan elaborado, lleva su sello. Mierda, ¿qué estará haciendo Shidoh?


Exterior de la Guarida

Ryuk sujetaba a Shidoh, tapándole la boca.

-Shidoh, quédate calladito y observa - pidió el Shinigami. - Si todo sale bien, pronto podrás recuperar tu cuaderno. 


Guarida

Los policías derribaron la puerta principal. Pasaron y fueron echando abajo el resto de puertas.

Mello se levantó del sofá y salió corriendo.

-¡Roy, Skier! - Gritó él. - ¡Coged la libreta! ¡Está debajo de Ross! ¡Traedla a la sala de monitores!

Los hombres cogieron la libreta, pero los policías entraron en la sala. Antes de que ellos pudieran escapar, tiraron unas granadas de humo.

-¡Quietos! - Ordenó Aizawa.

Matsuda, levantó su pistola y disparó a los hombres, que cayeron al suelo, al igual que el cuaderno de muerte.

Soichiro se agachó y lo cogió.

-Light, Himeko, ya tenemos el cuaderno y hemos abatido a dos de ellos - comunicó él.

-Nos largamos de aquí - intervino Aizawa.

-No, aún no - contestó Light, serio.

-¿Cómo? - Preguntó Aizawa.

-¿Qué? - Añadió Ide.

-No podéis iros, tenéis que encontrar a Mello - ordenó Light. - Es imposible que se haya ido, debe estar escondido en algún punto del edificio. Después de llegar tan lejos, no podemos dejarlo a medias.


Hotel

Himeko silenció su pinganillo y el de Light para que los policías no pudieran oírles.

JUDAS 🍷 Light YagamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora