20 🍷Moriah

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Light, quien conservaba la propiedad del cuaderno y todos sus recuerdos, seguía fingiendo. Soichiro pidió que le encerrasen, igual que a su hijo. L accedió, ya se lo esperaba. Al detective le desconcertó bastante el hecho de que no murieran criminales, había pensado que ocurriría todo lo contrario.

Himeko continuó yendo a la universidad, acompañada de Matsuda. Dio la excusa de que Light estaba realizando un intercambio y que Matsuda era el chico que venía. Aquellos dos a penas se conocían, pero gracias a pasar tanto tiempo juntos, se hicieron amigos. A Himeko le ayudó mucho para distraerse del hecho de que su novio estaba encerrado por ser sospechoso de ser Kira.

La chica no quería participar en el Caso Kira si su novio era el principal sospechoso, por lo que L no la presionó. A su madre, Kaito y ella le explicaron que estaba ayudando en el Caso y que, al estar también ocupada en la universidad, se quedaba a a dormir en una habitación del cuartel. Su padre se quedó con ella, por lo que Hana se sentía cada vez más sola.

El séptimo día de confinamiento, renunció a sus derechos de propiedad y olvidó por completo que era Kira. Su reacción descuadró a L por completo.

Al decimo quinto día, volvieron a morir criminales, incluidos todos los que no habían muerto en las últimas dos semanas. Matsuda quiso comunicárselo a Soichiro, Himeko y Light, pero L solo permitió que se lo dijera al padre de Light. Kaito también se sintió mal por no decirle nada a su hija, pero estaban bajo las órdenes de L.

Casi dos meses después, el detective decidió cambiar de estrategia. Kira llevaba un mes asesinando y Light y Soichiro estaban al límite, así que L ya no podía seguir, y menos bajo la presión de los policías.

Coche

Antes de levantar por completo sus sospechas hacia Light y Himeko, al menos de cara a los policías, L decidió llevar a cabo un último plan.

Tres días después de reunirse con los padres de Light y Himeko, se llevó a cabo la operación.

Kaito y Himeko iban en el coche de él. Ella no preguntó a donde iban. Cuando se detuvieron en un túnel, la joven comenzó a notar que algo ocurría, pero en cuanto vio a Light se olvidó de todo. Se bajó del coche y corrió a abrazarle.

-Light - suspiró. - Menos mal que estás bien...

-Himeko - sonrió él. No la pudo abrazar porque aún conservaba las esposas.

-¿Cómo te encuentras? - Preguntó poniéndole una mano en el rostro. Light notó su preocupación. - Te he echado mucho de menos.

-Venga, no os entretengáis - gruñó Soichiro. 

Solo estaban ellos cuatro. Se subieron en silencio en el coche, sentándose los policías delante. 

-Bueno, supongo que ya hemos quedado libres de toda sospecha y me vais a soltar - probó a decir Light.

Se quedaron callados unos segundos hasta que Soichiro decidió hablar.

-No - contestó seco. - Ahora mismo os estamos llevando a la cámara de ejecución, en unas instalaciones de alto secreto. Nosotros mismos hemos solicitado ser quien os lleven allí personalmente.

Light y Himeko abrieron los ojos sorprendidos y asustados. 

-¿¡Qué!? - Gritó ella. - ¿¡Es una broma!? ¿¡Papá, qué está ocurriendo!?

-¿¡Papá, que estás diciendo!? - Exclamó él.

-L ha llegado a la conclusión de que Light es Kira y de que tú le estás ayudando, Himeko - explicó Kaito. - Está convencido de que los crímenes cesarán si os ejecutamos y, si no es así, lo pagará con su vida. Está empeñado en demostrar su teoría y ha convencido al gobierno, a las Naciones Unidas y demás altos estamentos.

-Espera un momento, papá - dijo Light en tono de súplica. - No soy Kira.

-¡Es verdad! - Exclamó Himeko. - ¿¡Se puede saber en qué estáis pensando? ¡Somos vuestros hijos!

-No podemos hacer nada - respondió Soichiro. - Es una decisión de L, no nuestra. En el pasado, ha resuelto casos que el cuerpo daba por imposibles sin equivocarse ni una sola vez.

-Pero papá, Kaito... ¿vais a creerle a él antes que a nosotros? - Preguntó Light. - ¿En qué demonios está pensando L? 

-Es verdad que, con los datos que tenemos, lo lógico es que llegue a esa deducción, ¡pero es un error! - Exclamó Himeko. - ¿Cómo puede haber decidido algo así?

-Es aquí, hemos llegado - dijo Kaito antes de pegar un brusco volantazo que les sacó de la carretera.

-¿Dónde estamos? ¿A qué viene traernos a un descampado? - Preguntó el chico.

-¿N-Nos vais a dejar escapar? - Preguntó Himeko.

-No es eso - contestó Soichiro. - Aquí nadie verá lo que pasa. Hemos decidido traeros por voluntad propia.

Ambos padres se giraron para ver a sus hijos.

-Light, Himeko... - murmuró Kaito. 

-Vamos a mataros aquí mismo y luego nos suicidaremos - dijo Soichiro.

-¿Q-Qué estás diciendo? - Tartamudeó el chico. - ¡Esto es absurdo!

-Papá... - sollozó Himeko. - Esto ya no tiene gracia, parad, por favor.

-Lo siento, hija, pero no es ninguna broma - contestó su padre.

-Es nuestra responsabilidad como padres y como jefes de detectives -  justificó Soichiro.

-¡Papá, si nos matáis ahora nunca se sabrá la verdad! - Gritó Light. - ¡Lo mejor que podemos hacer es huir!

-Demasiado tarde - contestó. - La decisión está tomada y es firme. Os van a ejecutar de todos modos, así que preferimos hacerlo nosotros.

Ambos policías sacaron un arma y apuntaron a sus hijos a la cabeza.

-¡Papá! - Gritó Himeko. - ¡No puedes hacer esto! ¡Tienes que salvarnos, por favor!

-¡Yo no soy Kira! - Gritó Light desesperado. - ¡Estáis haciendo justo lo que él quiere! ¿¡Es que no lo veis!?

-Somos asesinos, Light - dijo Soichiro, apuntándole a la cabeza. - Nos veremos en el infierno.

-¡Papá! - Gritó mientras cerraba con fuerza los ojos.

-¡No lo haga! - Chilló Himeko.

Soichiro fue el primero en apretar el gatillo. Segundos más tarde, el chico abrió los ojos.

-¿D-De fogueo? - Preguntó tartamudeando, reponiéndose del susto.

Himeko rompió a llorar y abrazó a Light.

Soichiro suspiró y se dejó caer en el asiento.

-Menos mal - murmuró Kaito.

-¿Cómo que "menos mal"? - Preguntó el chico. - ¿Qué significa esto?

-Tenéis que perdonarnos, chicos - pidió Kaito. - Este era el único modo de poner fin a vuestro encierro. 

-L, ten presente que si hemos podido hacerlo es porque creemos firmemente en nuestros hijos - dijo Soichiro, mirando hacia la cámara. - ¿Lo has visto? Hemos hecho todo lo que nos has pedido y seguimos vivos.

-Sí, ha sido una magnífica actuación - felicitó el detective. - Ante una situación límite como esta, si Light o Himeko fuesen Kira, habrían acabado con vosotros. También cabe la posibilidad de que supieran lo de la cámara, pero cumpliré con mi palabra y pondré fin al encierro de Light. Eso sí, quedaréis bajo vigilancia permanente.

-Lo siento mucho, Himeko - dijo Kaito. 

-Gracias por confiar en mí, papá - respondió dándole la mano. - Jamás te haría daño.

- A partir de ahora, vais a estar conmigo las 24 horas del día y nos ayudaréis a resolver el Caso Kira - comentó L. - Por cierto, chicos, hace un mes que Kira ha vuelto a las andadas.

-¿¡Y sigues sospechando de nosotros hasta este punto!? - Se quejó Light.





JUDAS 🍷 Light YagamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora