Mientras tanto, Lawan y Devi se dirigen a la mansión Siridawong para alertar a los padres de Manaow de lo que está ocurriendo. Estacionaron el coche fuera y, ante la insistencia de Devi, Lawan ayudó a salir del coche a su hija, que intentaba impedir que les avisara. Lawan llevaba un paraguas, mientras que Devi llevaba una chaqueta vaquera azul para cubrirse de la lluvia.
Tienen derecho a saber qué le pasa a su hija, Devi. No me iré hasta que hable con ellos.
Mamá, vamonos. En primer lugar, ni siquiera deberías saber esto. Escuchaste a escondidas mi conversación con Pin. En segundo lugar, debe haber una razón por la que todos los demás mantienen esto en secreto.
Lawan se detuvo en seco y miró a Devi, que estaba agotada de intentar seguir el ritmo de su madre, que se negaba a empujar su silla de ruedas. ¿Y si fuera Gyo? ¿Y si tu hermana estuviera atrapada en una situación así? ¿Querrías que la policía te lo ocultara? Devi no pudo refutar eso porque si fuera al revés su familia querría saber qué está pasando.
De acuerdo, pero si Gyo pregunta como se enteraron todos le diré que estabas de entrometida. Lawan pulsó el botón plateado de la pared que hacía sonar un precioso timbre para anunciar las visitas y le dio su paraguas a Devi. Había unas escaleras delante de la puerta, así que Devi aún no podía resguardarse de la lluvia.
Una de las criadas abrió la puerta dejándola ligeramente entreabierta. Buenas noches. ¿En qué puedo ayudarle?
Hola, me llamo Lawan Wiwatkul. Soy la madre de Gyo, la prometida de Manaow.
Señora Witawakul, pase, por favor. La criada llamó a otros dos sirvientes que ayudaron a Devi a subir los escalones y entrar en la seca y cálida casa.
Necesito hablar con Taeng y Somchai. Es una emergencia.
Los sirvientes inclinaron la cabeza y enseguida fueron a buscar a los dueños de la casa. Uno de ellos se quedó, les dio toallas calientes para que se secaran y las guió hasta la sala de estar. El señor y la señora Siridawong vendrán enseguida. ¿Quieren beber algo?
Devi se secó los hombros con la toalla. Sólo agua está bien. El sirviente se inclinó en señal de respeto y fue a por las bebidas.
Esta casa está impecable. Sólo vi el patio la última vez que estuvimos aquí, pero vaya.
¡Mamá, concéntrate! Devi regañó a su madre aunque sabía que el sueño de ésta era tener una gran mansión como en la que estaban.
¡¡Cierto! ¿ Ya te has secado lo suficiente? No quiero que te resfríes.
Estoy bien.
Deberías haberte quedado en el coche. Devi puso los ojos en blanco.
Debímos quedarnos en casa.
Lawan, Devi, ¿a qué debemos este placer? Somchai y Taeng saludaron a sus huéspedes y se sentaron frente a ellas en el sofá, al lado de donde ya estaba sentada Lawan.
Sentimos mucho molestarlos a estas horas de la noche, pero tenemos algo importante que decirles.
Somchai la miró con preocupación. ¿Gyoza está bien?
Sí, mi hija está bien, más o menos. Se trata de Manaow.
¿Qué hizo ahora? dijo Taeng bebiendo un sorbo del té que había traído.
No ha hecho nada malo. Lawan intentaba encontrar las palabras para decírselo, pero le estaba resultando un poco difícil. La policía debería haber sido quien les contara esto y aún no estoy segura de por qué no lo han hecho...