Capítulo 24

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Damien y yo habíamos establecido una especie de amistad cercana.

Aunque él me atraía físicamente por qué es muy lindo y bueno.. fue en el primero que me fijé, pero tampoco tiene nada que ver.

Por qué al final acabé con Kyle.

Pero él y yo hablábamos todos los días.

Casi siempre me enviaba una foto cuando iba hacer la compra o iba a entrar al trabajo.

Era como el comienzo de una amistad sana.

Pero mis intenciones era realmente otras, y creo que las de Damien, también.

......

Le dije a Abigail que fuéramos a la discoteca, que Damien nos invitaría aunque él no sabia que iba a ir.

Más bien, iría a darle una sorpresa.

Abigail estaba enterada de cada detalle de como iba el proceso de acostarme con Damien y le parecía genial.

Entramos en la discoteca con facilidad por qué está vez no había tanta gente y nos dirigíamos a la barra.

Hablábamos entre nosotras y le pregunté sobre Joan.

Me dijo que aún no habían vuelto aunque a veces hablaban por mensajes.

Pero Abigail se follaba a otros por qué estaba soltera y supongo que Joan, también.

Desvíe mi mirada hacia Damien dándome cuenta que venía hacia nosotras y él se quedó sorprendido por verme allí, aunque parecía contento.

Se colocó delante nuestra colocando sus manos en la barra.

—Que sorpresa, no esperaba que hoy vinieras aquí.—dijo alegremente ante mi presencia y yo asentía.—

Acto seguido, él se inclinó más hacia la barra y me daba dos besos a cada lado de mi mejilla en señal de saludo.

Me gustó aquel gesto que hizo, Kyle nunca lo hubiera hecho..

Abigail alzaba sus cejas un poco sorprendida por la manera de actuar de Damien.

Pero Damien también la saludo a ella aunque con la mano y Abigail le devolvía el saludo.

—¿Que vais a tomar chicas?—

—Eh.. yo hoy tomaré Larios con limón.-respondí.—

—Yo vodka con redbull.—respondía Abigail y el asintió despacio.—

—Iré a por las botellas.—

Me dejó a solas con Abigail y ella cogía mi brazo con fuerzas, entre abierto su boca.

—Este tío está buenísimo.—

Se me escapó una risa tonta por lo que dijo y la miré a sus ojos.

—Y además es muy educado.—añadía.— ¿Cuando piensas en tirartelo?—

—Poco a poco, Abigail.—

Damien venía con las dos botellas a cada mano y se colocó delante de nosotras.

Él empezaba a servirnos las copas como todo un profesional y nos quedábamos mirándoles.

Cuando Damien termino de servir las copas, colocaba sus manos nuevamente en la barra y su espalda se encorvó un poco.

—Son catorce dólares.—dijo con amabilidad mientras nos miraba a las dos, en espera.—

Ambas nos quedábamos mirandonos sin esperarnos aquello y yo empecé a balbucear.

No podía tener la cara dura de decirle que nos invitaría las copas.

Fatídico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora