Capítulo 41

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Nunca antes me había fumado un porro de marihuana.

Y hoy era la primera vez que lo hacía.

Las primeras caladas, empecé a toser por qué no sabía fumar bien, pero luego pensaba en cuando Kyle lo hace.

Él se traga todo el humo y apenas lo suelta.

Así fue lo que hice, me ardía un poco la garganta pero...

Ahora mismo, me sentía como estar en una nube.

Todos mis malos pensamientos desapareciendo, las malas vibras... me sentía muy relajada con la mente despejada.

Me entraba un ataque de risa recordando la pelea que he tenido con Rachel y me tapaba la boca por ser tan escandalosa.

Me sentía mucho mejor ahora que antes.

La cama me atrapaba por completo y no podía moverme de aquí, era como si me hundiera en ella.

No quería salir de aquí nunca...

Qué bien me siento ahora.

Ahora entiendo a Kyle por qué fuma.

Finalmente, me quedé dormida y no sé qué hora era pero Kyle aún no había parecido.

A mí me entró un hambre terrible.

¿Sería los efectos secundarios de la marihuana?

Voy a comer cualquier cosa.

Me apetecía comer algo dulce, era lo que se me antojaba.

Al abrir la nevera me quedaba mirando con detención hasta que me fijé que había bizcocho de zanahoria.

Probablemente, Kyle hizo la compra.

Me comía una enorme porción de aquel bizcocho y ya me estaba sintiendo que volvía a la normalidad.

Pero yo no quería eso, aunque mi estómago se sentía mejor.

Volvía a la habitación, y cogía nuevamente el cigarro de marihuana que deje en el escritorio.

Decidí darle otra vez un par de caladas hasta que sentía que nuevamente está fumada y me reía esta vez sin motivo aparente.

Dejaba el cigarro apagándolo en un cenicero y luego sobre la mesa del escritorio otra vez, no quería que Kyle sospechara nada.

Me tumbé en la cama nuevamente, con mis ojos entre cerrados y con una sonrisa de oreja a oreja.

Me siento muy bien conmigo misma.

Ahora solo me apetecía dormir...

Escuché como estaban abriendo la puerta de casa y yo abría mis ojos por segundos.

Es Kyle.

Desvíe mi mirada hacia la ventana, dándome cuenta que ya era de noche.

Pero no era una noche de la madrugada, seguramente sería las nueve o diez de la noche.

Decidí volver a cerrar los ojos para hacerme la dormida.

Kyle se adentró a la habitación mientras que yo me estaba haciendo la dormida y él venía hacia a mi, escuchaba sus pasos.

—Dafne, ¿Aún sigues aquí?—

No le respondía.

—Eh, Dafne.—dijo seriamente y me tocó el brazo con suavidad pero seguía sin responderle.— Está dormida.—

Yo me seguía haciéndome la dormida para ver qué decía.

Kyle se inclinó a mi frente y depósito un suave beso en el, luego se despejó de mi frente quedando cerca de mi rostro.

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