Capítulo 40

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Ambos habíamos llegado a su casa.

Kyle tenía en su mano el pequeño ramo de rosas rojas y se adentró en la cocina.

Yo me quedé en la puerta de la cocina, con un inmenso silencio entre los dos.

Él se giraba lentamente para mirarme pero miraba hacia otra parte por segundos.

Me fijé que empezó acercarse al cubo pequeño de basura que tenía en la cocina y yo levantaba mi rostro con atención.

—Tenía muchas ganas de darte las flores pero.. veo que no te gustaron.—

—Eso no es cierto, Kyle, solo me enfadé por lo que vi en la universidad.—

La mirada perdida de Kyle se centraba en el cubo de basura.

—¿Y ya de que sirve las flores después de todo lo que me has dicho?—

—Kyle...—dije arrepentida por todo y empecé a negar.— No pienses tirarlas, es un ramo muy bonito.—

Aunque no eran mis flores favoritas pero la intención era lo que contaba.

Kyle tiraba el ramo de rosas rojas a la basura y yo me sentía fatal por lo que hizo, él nuevamente miraba al frente aunque a la nada.

—¿Para que las iba a querer?—preguntó de una manera retórica, con unos ojos brillosos.—

Nos quedamos en silencio por segundos, y él se veía muy pero qué muy triste.

—A mi hermana le encantaba las rosas rojas, y siempre intentaba regalarle una con dinero que yo ahorraba.—

Tragué saliva al contarme esa información tan valiosa de su vida y el corazón se me aceleró.

—Pero ya.. que más da.—

No dije más nada, y Kyle salía de la cocina sin mirarme a la cara.

Me quedé por segundos mirando el ramo pequeño que sobresalía de la basura y me acercaba a ellas lentamente.

Por suerte en el cubo de basura no había más nada, solo el ramo de rosas rojas y decidí recogerlas.

Cogía el ramo con cuidado mientras me quedaba mirándolas y las dejaba en el sofá junto a mi mochila.

Decidí dirigirme hacia a su habitación hasta adentrarme en ella y darme cuenta que Kyle estaba sentado en la cama, con sus manos colocada en su cabeza y mirando al suelo.

Me cruzaba de brazos nuevamente, sintiéndome culpable por todo.

Al fin de cuentas, sus intenciones conmigo eran buenas y mira como le he tratado.

Él se dio cuenta de mi presencia y suspiró.

—No sé que más quiere que haga por ti, Dafne.—dijo repentinamente con un sentimiento de cansancio y levantó su mirada a mí, transmitiendo lástima.— Lo estoy haciendo todo bien desde que volvimos y todo lo que hacemos es pelear, todo lo que haces es recriminar lo que hago, es como..—se detenía, entorpecido con sus propias palabras y suspiró profundamente.— Es como si hubieras vuelto conmigo solo para castigarme y yo no creo que pueda soportarlo más.—

—Te dije que era mejor dejarlo.—

—Pero yo no quiero que me dejes, Dafne, quiero que estés conmigo.—

—¿Entonces que es lo que quieres?—

—Que me perdones de una vez.—dijo en manera de súplica y tragaba saliva.— No puedo seguir así si solo me tratas con rencor, si solo me odias..—

—Eso es cuestión de tiempo, Kyle, no es tan sencillo.—

—¿Pero no te das cuenta de qué las peleas nos está consumiendo?—dijo.— Y cada vez peleamos por cualquier cosa.—dijo con indignación y señalaba a la nada.— ¿No te has dado cuenta que la ultima pelea es igual a la anterior? Te enfadaste por qué mencioné a Damien y yo me enfadé por qué pensaba que seguías pensando en él cuando lo hacemos, y hace una semana.. fue lo mismo pero con Selene.—

Fatídico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora