Capítulo 45

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Me sentí como una Dafne renovada.

Me levanté de la cama un poco aturdida por el calmante que me dió Kyle pero me miraba a mi misma y me sentía higiénica.

Me puse una camiseta de mangas cortas de color negras aunque no me puse ningún tanga o ninguna braga.

La camiseta me cubría por qué era alargada.

Me acercaba hacia al escritorio en busca de mi móvil pero acentuaba mis ojos a restos polvos de color blanco y pasé mis dedos en el.

¿Esto que era...?

¿Cocaína?

Preferí no saberlo pero empecé a dudar.

Decidí salir de la habitación para despejarme la cabeza y me di cuenta que Kyle estaba limpiando con la escoba el salón.

Él estaba sin camiseta pero con un pantalón vaquero de tiro bajo y giraba su rostro hacia a mí, dándose cuenta de mi presencia.

Paraba de limpiar repentinamente, quedándose quiero y sosteniendo la escoba.

—Al fin despertaste.—

—¿Al fin desperté?—

—Llevas dos días durmiendo.—

—¿Qué? ¿Tanto tiempo he estado durmiendo?—

—Si, el calmante que te di era muy potente.—respondió y me miraba de manera normal, aunque alzó una ceja.— ¿Como te encuentras? ¿Te duele el cuerpo?—

—No, ya no.—respondí.— Los temblores se me fueron y aquella voz que tenía en mi mente.. también.—

Él asintió con naturalidad, clavando sus ojos mieles a los míos.

—Eso era parte del efecto del éxtasis ¿cierto?—

—Si, digamos que si.—

¿Digamos que si? ¿Que quiere decir? pensé

—El éxtasis es un alucinógeno.—dijo.-—Y en parte empiezas a ver o percibir cosas irreales pero depende, a veces enciendes la voz de tu subconsciente y empiezas hablar cosas que realmente piensas pero no te atreves a sacarlas a flote.—

—¿Me estás diciendo que esa voz era yo misma?—

—Puede, depende de lo que te decía.—

Recordaba lo que esa voz me decía a la perfección, y no iba a decírselo, obviamente.

Me cruzaba de brazos lentamente, sintiendo un escalofrío por mi cuerpo y desvíe mi mirada ocultándole la verdad.

—Tonterías.—

Kyle se quedó en silencio mirándome por segundos y luego volvió a limpiar el suelo.

Yo volvía a mirarle recordando aquella noche de la discoteca y me quedé observando cómo él estaba tranquilo.

—¿A ti no te afectaron las pastillas?—

—Me sentaron normal.—

—Pues tomaste más que yo...—

Se quedó en silencio y yo dejaba mis labios entre abiertos, con una presión en mi pecho.

—Me dijiste que solo fumabas marihuana, y delante de tu amigo dijiste que solías tomar éxtasis.—

—Cuando salía en fiestas de techno si, pero no estaba enganchado.—

—Pero me dijiste que nunca habías probado otra droga.—

Kyle subía su mirada a mí, parecía estar irritado.

—¿Acaso ahora vas a discutir por ese motivo? ¿A qué viene esto ahora?—

Fatídico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora