cap.40: mi pequeña (parte 4)

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Todo tranquilo, todo feliz.

Despertando en una pequeña camita que le habian conseguido, según escucho que era una vieja que había en la mansión.

Primero froto sus ojitos con sus pequeños puños, para después quitar una de las barras de la cuna, la cual estaba floja para bajar atraves de ella.

Con su peluche de elefante el cual le fue dado por Dickie, dio pequeños pasos para alejarse de su cunita.

Así saliendo de su cuarto, todavía en piyama, y su manta, junto al peluche, se subió al varandal de las largas escaleras y se deslizó hasta bajar.

La verdad no recordaba muy bien de donde saco eso, según había visto a una chica de cabello café corto bajar de ese modo, pero no sabía dónde o cuando.

Así llego hasta la cocina, sabía que no había nadie otra vez, por lo que tomo un par de sillas y las apilo para hacer una escalera.

Con tal de llegar hasta donde sabia que su abuelito guardaba cereal y galletas, pero al momento de bajar, a mitad de camino la torre se derrumbo.

Pero por suerte o por necesidades de guión, su peluche estaba junto en el lugar donde su cabeza cayó.

Protegiéndola del impacto, sin darle importancia, alzó las galletas y el cereal en modo de victoria.

Mientras comía cereal de la bolsa recién abierta, miró por la puerta de la cocina a Alfred el gato.

Quien salio corriendo a penas la menor lo volteo a ver, dándole curiosidad de adonde iría el gato negro.

Así siguiéndolo por una parte de la mansion, al momento de llegar a la sala, el minino la volteo a verla, para salir corriendo por la puerta abierta.

Seguro fue su padre quien la dejo así al momento de salir a trabajar.

Sin darle mayor importancia, siguió a su mascota hasta el patio delantero, viendo como salía por las rejas.

Así que salio también por el mismo lugar, como lo habrá hecho sin activar la alarma? Ni idea.

Pero al momento de salir, el animal ya no estaba por ningún lado, así que hizo lo más sensato.

Siguió caminando, las calles no estaban tan oscuras como de costumbre, y el crimen era más ameno de dia.

Hasta que vio como un globo rojo salió de una alcantarilla, por lo que empezó a seguirlo por la calle.

Mientras, un payaso dentro de la alcantarilla lloraba por la pérdida de su globo, que era todo lo que le quedaba.

Dámara siguió corriendo, hasta que por fin pudo tomar el pequeño globo, pero en cuanto lo tomó, este exploto.

Así reaccionando en donde se encontraba, un lugar con personas con distintos rasgos faciales, lámparas rojas colgadas en la calle, y tiendas con letras que podía distinguir como chino.

Camino un poco, entro a una tienda, que al parecer era de comida, por el olor que se sentía.

La mujer la atendió con tranquilidad, por suerte hablaba chico, uno de los primeros idiomas que aprendio gracias a su madre.

Así que salió de la tienda con comida, luego vio una bolsa de papel siendo arrastrada por el viento, así que sin pensar mucho, decidió seguirla.

Varios minutos después no sabia en donde se encontraba, pues era un gran campo con plantas de maíz, frente a un hombre de paja.

-hola señor, primero hubo un gato, luego un globo, y de ultimo una bolsa de papel, luego lo vía usted, así que pensé que talvez podría ayudarme- explico la pequeña con inocencia.

Dámara WayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora