𝐇𝐀𝐓𝐄𝐑𝐒-daemon targaryen fanfiction

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La protectora

everyone's perspective

—No hay nada que no esté dispuesta a sacrificar por mis hijos, al igual que tú por los tuyos.—dijo la princesa consorte.—Como oses a dañar a mis hijos, la furia del dragón será sobre ti, pero no será mas fuego y sangre, sino algo mucho peor.

—¿Acaso eso es una amenaza?

—Una advertencia de nuevo, a la siguiente no será algo tan amable.

—Sabes siempre fuiste así de prepotente y egoísta desde que éramos niñas, solía admirarte pero ahora que veo como eres de verdad, no había nada que admirar en primer lugar si era solo alguien que rompe juramentos y no tiene honor.

—Lo dice la reina que duerme con su guardia.

Habían avanzado hasta el día de la preboda sin matarse entra ellas, lo cual ya era todo un hito. Sin embargo esos piques y resentimiento que se tenían mutuamente—Alicent más que Alana.—seguían tan presentes como nunca.

Flashback

Uno, dos, tres, cuatro y siete libros llevaba entre sus manos el primogénito del segundo hijo de Antigua, Ser Gwayne Hightower, quien tenía una diferencia de dos años con su hermana mayor. A quien estaba ayudando, voluntariamente, a cargar con libros en los que estaba interesada en por la biblioteca. Después de todo le debía una tras un incidente vergonzoso que tuvo y ella le ayudó a escondérselo a su padre.

—¿Vas a coger más?—dijo Gwayne más como una protesta ante la explotación que estaba llevando Alana para 'saldar la deuda.'

—Por supuesto, si quieres que tu pequeño secreto sobre ese amorío con la doncella de la Casa Costayne, ¿cómo se llamaba? ¿Mar?—vacilaba libremente, teniendo la mano superior en el asunto.—Sabes, a lo mejor sería una buena idea contárselo a padre.

—¡No!—exclamó al instante.—Ni una palabra a padre de esto, no por nada estoy llevando todos estos pesados libros por la biblioteca hasta tu estudio. Pobrecito James que le obligas a hacer estas cosas cuando viene a aquí.

—Es un hombre, los hombres tienen que resolver.

Alana Hightower era una mujer tan ambiciosa como lo era su padre, soñaba con grandes cosas. No estaba destinada a solamente ser la esposa y madre de hijos de algún señor con tierras y dinero, quería algo mayor, quizás ser una princesa o la reina misma. Pero ahí podía seguir aplanado que ninguno de los dos era posible: la Reina Aemma Arryn era una de las pocas personas en la Corte Real que tenía un corazón de oro y la opción para ser princesa sería el príncipe Daemon, pero ya estaba casado y se odiaban además. Así que ella estaba reducida a la opción de ser la esposa de alguno de los herederos de las grandes casas, de todos modos, su padre se encargaría de esa parte. Ella no tenía qué preocuparse más que mantener su belleza y saber cómo utilizarla a su favor.

—Sabes que si fueses una mujer especial, ya te habrían casado el día que hubieras tenido tu primer sangrado.—comentó Gwayne.

—Pero no soy una mujer corriente así que te tendrás que aguantar y soportarme todos los años que le falten a padre para encontrarme un esposo, mi querido hermano.—respondió Alana con una sonrisa, sabiendo lo afortunada que era en esta situación. Se dirigió a su pequeño rincón en la biblioteca, donde ella estudiaba y todo lo demás.