El cielo celestial que debía ser de aquel peculiar azul celeste era tapado por grises nubes, todo era oscuro, solo iluminando por los relámpagos y rayos que asomaban y resonaban en estallantes ruidos de truenos.
¿Que estaba sucediendo?
En los comienzos de la creación, cuando las estrellas aún eran jóvenes y el cosmos vibraba con la promesa de infinitas posibilidades, Lucifer Morningstar, el más hermoso de los ángeles, se alzó en el firmamento.
Su luz era deslumbrante, su voz como una melodía celestial, el encargado de llevar la alegría y esperanza, ahora visto como un ser lleno de rebeldía que ardia en su corazón.
Encargado de romper aquella regla estricta.
Ningún ángel podía tener deseos carnales con las hermosas creaciones de su padre Dios, dueño de la creación y destrucción.
Era una lastima que el angel más bello y cercano de Dios, fuera el primero en romper las reglas que se habían impuesto.
El arcángel Miguel, su hermano, fue quien había notado el amor prohibido que mantenían en secreto Lucifer y la primera mujer en ser creada, Lilith.
Celoso de la belleza y la devoción de Lucifer, lo denunció ante el trono divino y no pasó mucho tiempo para que el juicio actuara rápido y despiadado.
Ahora estaba Lucifer con varias flechas angelicales blancas relucientes encajadas en sus alas, con la cabeza baja, pero en todo momento protegiendo a su amada.
La serafín mayor, Sera, avanzaba hacia ellos, a su lado estaba el arcangel Rafael, el líder de los angeles y claramente el arcangel Miguel quien sostenía en su mano una gran espada de luz dorada, la cual había sido usada para herir el cuerpo de Lucifer.
-Lucifer Morningstar, Lilith Magne. -resonó la voz de la Serafín- Han desafiado nuestra ley, serán responsables de sus actos de desobediencia, serán desterrados al Abismo, donde la luz se extinguirá y la oscuridad los consumirá, perderán toda posibilidad de ver la pureza que enmenda de los corazones de la humanidad, solo podrán ver crueldad y oscuridad, vivirán en un reino de pecado, rodeado de las llamas infernales.
Finalmente la pareja fue desterrada del reino angelical.
Lucifer se encontraba de rodillas, su cuerpo ardía al mismo tiempo que todo en él comenzaba a cambiar, sus ojos azules pintándose de un fuerte rojo vivo, su mirada de esperanza apagandose poco a poco.
De su cabeza unos cuernos del mismo color salian haciendo su cabeza sangrar.
De sus alas blancas caían plumas azules siendo reemplazadas por unas rojas en la parte del centro, se sostuvo del suelo casi encajando sus uñas en el mismo, miro una de sus manos, aquellas llamas doradas que ya hacían en su mano tornandose en una oscura con tonos rojizos y su pequeña aureola blanca se desvaneció.
Lilith no se quedaba atrás, de igual manera de su cabeza salían unos grandes cuernos, su mirada se torno de un color entre rojo y un morado oscuro, lloraba lágrimas de fuego que le hacían arder los ojos.
Lucifer podía sentir como la luz que alguna vez sintió se perdía, dejándole un horrible vacío en su corazón, dónde lo único que podía sentir ahora era tristeza, oscuridad, malicia.
Perdiendo finalmente su pureza angelical.
De momento el dolor desapareció y el silencio en el aire se presentó.
Lilith avanzó a él abrazándolo y Lucifer tan solo comenzó a llorar apegándose a ella.
Él no había hecho nada malo, no creía que amar a alguien lo destruiría por completo, que tratar de dar la sabiduría a la humanidad sería visto como un acto de rebeldía.
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𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝑳𝒊𝒆 || ʀᴀᴅɪᴏᴀᴘᴘʟᴇ ||
RandomGobernar el infierno es el objetivo de Alastor, pero sus planes serán interrumpidos por la llegada del Rey del Infierno, Lucifer Morningstar. Para poder conquistar el infierno, tiene que conquistar el corazón de su rey. "El amor lo puede y lo destru...