Capitulo 43

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Alastor había terminado de limpiar correctamente la cama, cambiando tanto las sábanas como los cojines.

También se había encargado de darle una ducha tranquila a Lucifer, quien aún se mantuvo dormido, pues al parecer su energía se había agotado por completo. Lo vistió con su respectiva pijama, seco su cabello y finalmente terminó acostandolo en la cama, arropandolo mientras dejaba un pequeño peluche de pato a su lado.

Él también tuvo que vestirse y no precisamente para dormir. Busco una muda de ropa limpia y comenzó a vestirse, al mismo tiempo que los pensamientos iban vagando por su mente.

Había logrado cumplir al penúltimo plan que ya estaba previsto. Aún que dichos actos para su mente fueran totalmente desagradables, en ese momento fueron increíbles.

Pero tal vez fue la sensación de haber podido tomar el cuerpo de quien es el rey del infierno y tenerlo gimiendo bajo él. Cualquier persona lo quisiera y él había tenido ese gran privilegio.

Esto no fue mas que un simple acto íntimo, necesitaba tener respuestas a sus propias dudas y las había obtenido. Y la principal fue darse cuenta de lo perdidamente enamorado que estaba Lucifer de él, tanto que lo estaba cegando de sus propias mentiras, que lo estaban llevando a darle el trono.

Lucifer estaba decidido, y no por algo también habían llegado un punto más allá de su relación. Fue un paso más para el soberano y un salto grande para Alastor.

Tenía que admitir que le hacía sentir mal el tomar el cuerpo de Lucifer, cuando él solo lo estaba utilizando para sus propios beneficios. Ese tipo de actos se hace con las personas correctas, por qué eran las cosas más especiales que cualquier ser pudiera tener.

Su madre siempre se lo dejo claro, aún sabiendo ella misma que su hijo jamás tendría dichos encuentros.

Pero no, no era su culpa, Lucifer estaba cayendo tan bajo y fácil, las oportunidades se toman cuando se presentan. Y él no estaba esperando a dejar pasar tan siquiera una.

Su sombra por otra parte se mantuvo en todo momento a lado de Lucifer, lo miraba dormir con detenimiento. Nuevamente había fracasado en detener los planes de Alastor.

Su mirada denotaba más que simple tristeza, y si pudiera, estaría más que seguro que lloraría a mares.

No quería irse.

Esto era una tortura dolorosa para sus propios sentimientos. El soberano quedaría a manos completas de Alastor. Y nadie de los que estarán presentes en ese maldito encuentro, saben de la consecuencia que se hará en cuanto lo eliminen.

Noto que Alastor entraba al baño y sin esperar más, hizo aparecer un pequeño collar. La cadena era de oro puro, el color que más usaba Lucifer. De este colgaba una figura en particular, un pequeño patito. Tomo una hoja que estaba dentro de los cajones del buró y comenzó a escribir a detalle todo lo que necesitaba decir para su despedida.

Debía hacerle saber que ese regalo era un obsequio de él y no perteneciente de Alastor. En cuanto termino la doblo y coloco en los bolsillos de la pijama de Lucifer. Por otra parte también escribió el otra hoja unas cosas que serían relevantes, esperaba que esa carta no fuera leída nunca. La dejo en una parte que sabía que Lucifer casi nunca revisaba. Pero ahí tenía los objetos mas preciados para él.

Coloco la joya en el cuello de él, ocultandola debajo de su camisa. Cuando escucho los pasos de Alastor volviendo, se separó y levantó la mirada hacia su dueño.

-Deja de estar con ridiculeces. Ya lo viste una última vez, ahora es momento de irnos.

-Espero te arrepientas de tus acciones.

𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝑳𝒊𝒆 || ʀᴀᴅɪᴏᴀᴘᴘʟᴇ ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora