Una semana había pasado y aún se sentía extraño estar viviendo en aquella casa.
Yoongi no le había prohibido nada, más que no entrara a su despacho, a su habitación y a la habitación que se encontraba al final del pasillo; de ahí en fuera le dijo que él era libre de andar por donde quisiese.
Ya se había recorrido el gran jardín trasero de la casa que contaba con piscina, había flores plantadas a lo largo del portón que delimitaba la propiedad, había descubierto que la casa contaba con una sala de cine, había una estudio de producción o eso suponía el, había otro estudio donde había demasiados libros, la mayoría era de psicología y comportamiento humano, pero había otros de lectura clásica, y era ahí en ese lugar donde pasaba el mayor tiempo.
Descubrió que había un jardinero que iba solo los lunes a cuidar el jardín, también estaban las dos personas que se encargaban de la limpieza y comida de Yoongi.
Había algo en ese par que no le gustaba como le miraban y como chismoseaban cuando ellas creían que no las oía.
Durante una cena el pelinegro le había preguntado acerca de su graduación y él le dijo que sería ese preciso viernes y la plática no trascendió a más.
También recuerda que cierto día le pregunto que si quería seguir estudiando y sinceramente él contestó que no lo había pensado puesto que desde que tenía 10 años su familia había tenido que aprender a vivir el día a día por lo qué planes a futuro era uno de los lujos que no se podía dar.
Era jueves por la mañana y Yoongi ya había salido a trabajar y el par de chismosas no se veían llegar.
Si algo se le quedó muy grabado a Jimin en su infancia fue que su institutriz le dijo que la puntualidad es la mejor carta de presentación de una persona y esas mujeres ya tenían 20 minutos de retraso.
Así que se puso manos a la obra.
Comenzó por hacerse algo de desayunar; Yoongi no era muy partidario del desayuno por lo que las mujeres llegaba después de las 8:00 que él se iba y le preparaban la comida a él.
Así que se propuso a hacerse de desayuno algo que siempre le gusto cuando era pequeño y que hace mucho no comía.
Saco harina para preparar hotteok, corto unas fresas y saco algo de leche y la puso a calentar un poco y cuando por fin estuvo todo listo se sentó a degustar su creación y su paladar probó esa delicia que le hacía recordar su infancia feliz lloro, no lo pudo evitarlo.
Lloro por todo lo que aguanto todos estos años.
Termino de comer entre lágrimas y se dedico a limpiar la cocina, también pensó en que podría prepárale algo rico para cenar a Yoongi.
Pero antes ordenaría un poco el estudio de grabación, había visto pasar muchas horas ahí al año y señor de ese hogar .
Así que comenzó por esa habitación; decidió que lo mejor no sería mover nada de la consola ni el ordenador solo recogería las botellas vacías de bebidas, empaques de frituras vacías y pasaría la aspiradora por la alfombra.
Termino con eso y siguió con quitar el poco polvo de la decoración del pasillo así como limpiar los pisos y luego decidió lavar un poco de ropa; y se debatía entre entrar o no a la habitación de Yoongi para recoger la ropa sucia o no y mejor optó por esperar a que llegara el pelinegro y pedirle que le entregue la ropa el mismo.
Siguió con demás cosas que había visto hacer a las chismosas hasta que recordó que tenía que prepara la cena.
Bajo a la cocina y abrió la nevera en busca de algo que hacerle de comer a Yoongi.
ESTÁS LEYENDO
Señor
FanfictionEl lindo chico contaba con paciencia los minutos para que su señor llegara. Él vivía para complacer a su señor. El haría cualquier cosa para hacer feliz a su amo, después de todo el lo saco del infierno en el que vivía.