Sumiso

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Había despertado por la incomodidad que le ocasionaba la pijama.

Se levantó a tomar un poco de agua, volteó a ver al pelinegro dormido profundamente y no creía todo lo que había pasado en menos de 24 horas.

Es decir, ciertamente enterarse que sería padre a tan corta edad lo hacía asustarse un poco, pero estaba seguro que su hombre no lo dejaría solo con tan gran responsabilidad, le hacía sentir tranquilo.

Todavía tenía que hacerse las pruebas necesarias para confirmarlo pero él lo sabía, lo supo cuando el día anterior se iba a duchar y en su ropa interior vio un poco de sangre.

Su maestra especial le había dicho cuando niño que por su condición él podría tener bebés y él sabría que venía uno en camino cuando de su parte privada saliera sangre.

Eso lo había asustado demasiado, es decir a quien no le habría asustado eso, era un niño cuando una mujer adulta le decía que le iba a salir sangre de su parte.

Cuando vio la mancha carmesí, tomó una prueba de embarazo especial para donceles que siempre tenía oculta en el baño; no pensaba que algún día pudiera utilizar pero recordó que durante la estadía con su hyung no había recibido su tratamiento para no concebir y si como no fuera suficiente había tenido relaciones con su hombre sin haberse cuidado.

Llevó su mano a su vientre plano y sonrió ante la idea de una vida creciendo en el.

La pijama aún le picaba y le incomodaba, asi que antes de volver a la cama se comenzó a despojar de ella, quedando desnudo completamente antes de volverse a enredar en las mantas junto al cuerpo de un muy dormido Yoongi.

O al menos eso creía el.

Apenas cerró los ojos sintió los labios de su hombre sobre los suyos.

—bebé deberías tener consideración de mi, no puedo resistirme si me tientas de esta manera.

Las manos del pelinegro comenzaron a recorrer el cuerpo del contrario hasta posarse en una de sus nalgas apretándola sin compasión.

Esto hizo que el rubio soltara gemido.

—oh mi dulce Jiminnie me seduces con tan bella melodía.

Jimin quería culpar las hormonas que traía alborotadas por el embarazo pero la realidad es que no importaba que; todo lo que hacía Yoongi lo seducía.

—Amor~

No pudo terminar de hablar, los labios de Yoongi lo tomaron con un beso desesperado haciendo que todo en su interior se incendiara.

—bebé déjame jugar contigo, te prometo que cuidaré de ti y de nuestro hijo.

El de ojos claros apenas pudo asentir, en realidad no había entendido nada porque su deseo le había nublado su juicio.

Y con un movimiento rápido Yoongi volteó el cuerpo de Jimin dejándolo boca abajo; le levantó las caderas y le separó las piernas; el pecho quedó sobre el colchón y la cabeza sobre la almohada.

La respiración del menor comenzó a ser más jadeo que nada ante el lujuria y anticipación que estaba creando el pelinegro en el.

—bien cariño voy a hacer cuidadoso, solo quiero disfrutar de tu culo.

El rubio se estremeció, sintió una corriente eléctrica por su cuerpo cuando ambas nalgas fueron separadas; sintió la humedad y la tibieza de la lengua de su hombre pasearse desde el inicio de su espalda baja hasta llegar hasta el anillo de músculos que conformaban su esfínter.

Comenzó a sentir la presión sobre su abertura y su cuerpo vibraba como gelatina; eso era, así sentía sus piernas, como gelatina.

Por parte de Yoongi, desde que Jimin le había bailado de manera sensual sobre el comedor le había nacido una nueva fantasía, desbeba probar y comerse el culo de su chico.

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