Hyung

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Haber escuchado algo que ya sabía solo fue otro golpe de realidad.

Pero ya no importaba mucho así que regreso al salón donde lo había dejado Jungkook horas atrás.

Vio la ropa que le dijo Jeon que tendira que usar y sin más  la tomó.

Total esa era su función ¿no? Hacer lo que otros decidían por el.

Comenzó a desvestirse tratando de no hacer doler su cuerpo, porque si hablamos de su alma, esa ya no dolía; estaba muerta.

Tomó la túnica blanca que no era más que un trozo de tela corto y demasiado delgado que el frío del mes de noviembre, este  se colaría en un abrir y cerrar de ojos en sus huesos; pero no se comparaba con el frío que ya sentía en su corazón.

Una vez cambiado vio las cosas que le dieron para que se maquillara un poco, al igual que los accesorios que le dijeron que debía usar.

No había maquillaje que cubriera su tristeza así que hizo lo que podía con lo que tenía.

Coloco esos brazaletes en sus muñecas y tobillos, y con un sentimiento de dolor retiró la pequeña cadenita que Yoongi había colocado en su tobillo izquierdo diciéndole que era el primero de muchos regalos que él le daría porque lo amaba demasiado.

De verdad había sido un estúpido.

Lanzó la cadenita lo más lejos de él ya no importaba en lo absoluto. Ya que está representaba su ingenuidad.

Cuando ya estuvo listo un joven le dijo que lo esperaban.

Y sin más lo siguió sintiendo el frío abrazándolo y penetrandole desde la planta de sus pies descalzos.

Antes de llegar el chico que lo guiaba volteo a verlo.

—disculpa cisne, necesitas usar esto—

Y le coloco una venda sobre sus ojos.

—cisne confía en mí yo te llevaré hasta donde tengas que ir—

—está bien—

El chico dudaba en seguir o no pero antes se giró para ver al peli azul y decirle lo que pensaba.

—cisne, sea lo que sea que te hagan no te resistas, no llores y por favor no supliques para que paren; eso solo hará que empeoren las cosas ¿de acuerdo?—

Jimin pudo sentir la preocupación del chico en su voz.

—esta bien, no te preocupes voy a estar bien—

El chico no muy convencido tomó la mano del precioso joven y lo llevó al salón principal.

Yoongi estaba furioso con su primo por haberse burlado en su cara, así que solo se iría a despedir de su padre para volver y tratar de arreglar las cosas con su colibrí.

Había llegado al salón principal y apenas visualizó a su padre cuando las puertas se abrieron dejando ver a dos chicos y el alma le abandonó el cuerpo cuando reconoció el pequeño cuerpo de su bebé a medio vestir.

—vaya Yoongi, te divertiste en grande —

Le había dicho un estúpido que pudo ver las marcas en el cuello de su chico.

En definitiva iba a correr sangre esa noche.

—buenas noches—

La voz de su primo hizo callar a todo los presente.

—es un placer presentar de manera oficial al sumiso del domo maestro: el cisne—

Y como si fuera un acto en una obra de teatro; el joven colocó a Jimin el centro del salón y lo arrodillo enfrente del señor Min y del cerdo de Kim. Pero antes de irse el joven retiró la venda de los ojos del pelo azul y le dijo algo antes de retirase.

Señor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora