22. Ecos del secreto

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Los días continuaban pasando y sentía que las vacaciones de verano estaban a punto de terminar. Paul y yo seguíamos en constante comunicación. Si no nos veíamos en algún evento de la comunidad, nos mandábamos algún mensaje de texto.

Dusty se dio cuenta enseguida de mis mensajes con Paul y, aunque no pude decirle toda la verdad por obvias razones, le hablé acerca de la declaración de Paul. Dusty se autoproclamó "Fan número uno de Dauw". Lo sé, es un nombre horrible, pero a veces Dusty no tiene mucha imaginación.

- Mamá, Dusty se quedará a dormir, ¿está bien? - pregunté entrando a la cocina con Dusty detrás de mí.

- Claro que sí, chicos, saben que no hay problema - dijo mamá, dejando de cocinar para voltear a vernos.

Mamá nos sonreía, pero veía a Dusty con cierta mirada extraña.

- Eres la mejor, Sue - dijo Dusty abrazando a mamá antes de correr fuera de la cocina.

- Cariño, sabes que adoro a Dusty, pero ¿no se queda mucho en casa? - dijo mamá apagando la estufa.

- ¿No recuerdas cuando yo me quedaba mucho en casa de Morgan o Rory? - pregunté mientras me sentaba en una silla de la isla.

- Sí, cariño, pero yo conozco a los padres de ambas - dijo mamá acercándose a la isla - Los padres de Dusty no nos conocen.

- Todos conocen a la familia Clearwater - dije sonriendo, pero mamá solo me lanzó una mirada inquisitiva que me hizo suspirar - Dusty y sus padres no tienen la mejor relación.

- ¿Es algo muy malo? - preguntó mamá mientras se recargaba en la isla.

Volteé a ver la entrada de la cocina, agudizando el oído para saber si había alguien cerca. Al comprobar que no había nadie, volví a mirar a mamá.

- Debes prometer que lo que te diga no se lo dirás a nadie - dije levantando mi dedo meñique para que lo prometiera.

- Cariño, me estás asustando - dijo viendo mi dedo, para luego regresar su mirada a mí con preocupación.

- Mamá, solo promételo - dije acercando más mi mano a ella.

- Lo haré - dijo uniendo su dedo meñique con el mío - A menos que tu vida, la de Dusty o la de alguien más esté en peligro.

- ¡Mamá! - me quejé alejando mi dedo del suyo.

- Cariño, soy tu madre - dijo mamá viéndome con obviedad.

Asentí sin remedio. Mi madre es genial, pero es demasiado sobreprotectora. Diría que, como cualquier madre, pero después de escuchar a Dusty hablar sobre sus padres, ya no puedo generalizar.

- Sabes que Dusty es gay, ¿no?

- Lo sé, cariño, y solo por eso a tu padre no le causa problema que duerma contigo - dijo mamá, ahora sentándose a mi lado - ¿Pero eso qué tiene que ver con sus padres?

- Bueno, tal vez a ti o a papá no les moleste que Dusty sea gay, pero sus padres no son tan comprensivos en ese tema.

- No aceptan a Dusty - aseguró mamá, notándose un tanto preocupada.

- Y no solo es eso, mamá, ellos... - hice una pequeña pausa al sentir un nudo formarse en mi garganta - Ellos golpean a Dusty. Bueno, solo su padre, pero su madre le dice cosas tan horribles que él... ha intentado suicidarse varias veces - añadí lo último en un susurro, sintiendo un par de lágrimas en mis mejillas. Dusty no merecía esto para nada.

- Oh, cariño - dijo mamá antes de abrazarme, limpiando mis lágrimas en el proceso.

- Solo no podemos dejarlo solo - dije alejándome de ella cuando me sentí un poco más tranquila - Él siempre dice que se siente bien con nuestra familia.

Greek God | Paul LahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora