38. Tiempos de cambio

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Después de ese dramático enfrentamiento con los neófitos por la vida de una humana descoordinada, los lobos estaban tomando un merecido descanso. Ya habíamos regresado a la escuela y, con el embarazo, tenía el propósito de adelantar mis materias para poder terminar la preparatoria sin problemas.

Mi familia ya sabía sobre el embarazo y decir que mamá estaba emocionada era poco; era quien más emocionada estaba. Seth también se había emocionado y, aunque Lea trataba de aparentar indiferencia frente a Paul, ya había comenzado a comprar ropita neutral para mi bebé.

- ¿Estás bien, bebé? ¿Necesitas otra cosa? - preguntó Paul después de acomodar la sombrilla de playa.

- Sí, Paul, estoy bien - dije mientras me untaba bloqueador en los brazos.

- ¿Estás segura? ¿Tal vez una botella de agua o algún snack frío? - preguntó poniéndose en cuclillas frente a mí.

- Paul - sujeté sus mejillas con ambas manos - estoy bien de verdad. Ahora ve a jugar con los chicos -dije antes de acercarme a darle un par de besos cortos en los labios.

- Grita si necesitas algo - dijo mirándome preocupado.

- Lo haré - dije sonriendo - Ahora vete - hice un movimiento con las manos, indicándole que se alejara de mí.

Paul dejó un beso en mi frente, me dio una última mirada analizando todo mi cuerpo y se fue a unos metros donde los chicos de la manada jugaban futbol.

- Parece que Paul se preocupa mucho por ti - dijo Emily sonriendo a mi lado.

- Lo hace, siempre ha sido demasiado sobreprotector... ya sabes, su instinto lobuno - dije sonriéndole a Emily.

- Qué bueno que lo comentan - dijo Morgan mientras limpiaba una manzana - Creí que Jared solo era demasiado paranoico.

Sí, Morgan ya había comenzado a salir con Jared.

- Acostúmbrate, Morgan, así será siempre - dije al ver una ligera mueca en su cara.

- No lo sé, Drew, Paul es más intenso contigo - dijo Emily, sacando un par de sándwiches de la canasta que estaba frente a ella - Como si temiera que estuvieras en peligro a cada segundo.

- Emily tiene razón, Paul no aparta la vista de ti - dijo Morgan antes de morder su manzana.

Volteé a donde estaba Paul y Morgan tenía razón, me estaba observando. Esto no le ayudó cuando, por tener su atención en mí, tropezó con una pequeña roca y cayó en la arena. Emily y Morgan rieron al igual que el resto de la manada, yo solo sonreí por lo torpe que últimamente estaba siendo Paul.

- Sí, ha estado más preocupado por mí de lo normal - dije viendo cómo Paul se levantaba tratando de "disimular" su caída - Supongo que es por el embarazo.

- Probablemente tengas razón - dijo Emily sonriendo emocionada - ¿Cómo vas con ello?

- Voy bien - dije sonriendo, contagiándome de su emoción - Apenas llevo cuatro meses y mi doctora asegura que el bebé se está desarrollando bien.

- Es emocionante saber que habrá un pequeño niño corriendo por todos lados - dijo Emily con gracia.

- Uh, ojalá saque la belleza de la mamá - dijo Morgan poniéndose unos lentes de sol - Si no es así, el niño tendrá que vivir sabiendo que es feo igual que el padre.

Reí por el exagerado comentario de Morgan y acaricié mi pequeño abultado abdomen. Volteé a ver a mi lobo, quien justamente venía hacia mí con una sonrisa en su rostro.

Paul se sentó detrás de mí, poniendo sus piernas al costado de las mías, pasando sus manos por mi cintura para unirlas encima de mi abdomen, acercando de esta manera mi espalda a su firme torso.

Greek God | Paul LahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora