41. El peso de la elección

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Desperté exaltada, con un dolor horroroso en el abdomen, dándome cuenta de que me encontraba en un hospital, con mamá y Dusty sentados en un sillón a mi lado.

Me quejé de dolor y mamá se acercó rápidamente. Dusty salió corriendo de la habitación, posiblemente llamando a un doctor.

- ¿Qué pasó, mamá? - pregunté, sintiendo un sudor frío recorrer todo mi cuerpo.

- Cariño, al parecer tienes preeclampsia - dijo mamá, acariciando mi rostro.

- ¿Es este dolor insoportable en mi abdomen? - pregunté, quejándome de nuevo.

- Es peor que solo el dolor, cariño. Esto puede poner en riesgo el desarrollo de tu bebé.

Miré a mamá con miedo, viendo cómo el personal del hospital, junto con Dusty, se apresuraba hacia mí.

Un grupo de personas me revisaba, moviéndose por toda la habitación y monitoreando aparatos cuyos indicadores desconocía. La doctora que me atendía estaba entre ellos, lo que me hacía pensar que la situación era más grave de lo que me gustaría admitir. En algún momento, me sacaron de la habitación diciendo que tendrían que intervenir de emergencia, lo que me provocó un escalofrío.

- ¡Mamá, quiero a Paul! - exclamé al pasar junto a ella - ¡Mamá, trae a Paul aquí! - grité mientras me llevaban a un elevador.

Me trasladaron a una habitación amplia, llena de equipo moderno. La ginecóloga organizaba a todos los presentes y, aunque intentaba poner atención a lo que decían, el dolor intenso en mi vientre y la preocupación por la salud de mi bebé me mareaban.

- Debemos sacar al bebé ahora mismo, Drew - dijo la ginecóloga con calma, sujetando mi mano.

- No, solo lleva seis meses, aún no... no está listo - dije pausadamente, sintiendo que hablar se volvía difícil por el mareo.

- Tu estado es demasiado crítico, Drew. Esto no solo compromete la vida de tu hijo, sino también la tuya - dijo la ginecóloga, mirándome con compasión.

Grité al sentir un dolor punzante en mi vientre que envió una horrible sensación por todo mi cuerpo.

- ¡Debemos intervenir ahora, doctora Edwards! - exclamó otro doctor en la habitación.

- Estarás bien, Drew - dijo la doctora, soltando mi mano y alejándose un par de pasos para acercarse a su equipo - Estaré contigo durante todo el proceso.

Cerré mis ojos, sintiéndome extremadamente cansada. Mi conciencia me reprendía, sabiendo que todo esto estaba ocurriendo por mi culpa. Y aunque había discutido con Paul, deseaba que estuviera conmigo en este momento.

 Y aunque había discutido con Paul, deseaba que estuviera conmigo en este momento

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Paul's Pov:

Las cosas en la casa de los Cullen habían terminado, y después de la inesperada sorpresa de la imprimación de Jacob, Carlisle recibió una llamada de Billy. Mi osita estaba en el hospital. Leah, Seth y yo corrimos como si nuestras vidas dependieran de ello, con algunos lobos más siguiéndonos.

Greek God | Paul LahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora