28. El vínculo nocturno

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Ya habían pasado los dos días de mi suspensión. Durante esos días, Paul venía a visitarme después de la escuela antes de irse a hacer sus guardias. Me contó que desde que los Cullen, quienes increíblemente eran vampiros, se fueron, una vampira pelirroja había estado merodeando alrededor de Forks, lo que mantenía a los lobos más ocupados.

Hoy era sábado y Paul me había invitado a una de sus reuniones de la manada. Eran realmente esporádicas, pero ahora que se había unido Embry, harían una como "bienvenida". Además, Paul quería llevarme como su impronta, así que acepté.

- ¡Eww, Embry, qué asco! - exclamé con disgusto, viendo cómo Embry se comía tres hot dogs al mismo tiempo.

- Si comes uno más, Embry, te daré veinte dólares - dijo Jared mientras comía un panecillo.

Embry intentó meter otro hot dog en su boca y no pude evitar reír por la expresión de su cara.

- ¿Acaso ya comenzaron a apostar sin mí? - preguntó Sam, llegando de la mano de Emily.

No pude evitar hacer una pequeña mueca. No había considerado que ellos estarían aquí, aunque era lógico, considerando que Sam es el alfa y Emily es su impronta.

- ¿Todo bien, osita? - preguntó Paul detrás de mí, pasando sus brazos sobre mi cintura mientras me atraía hacia él.

Asentí sonriendo. Iba a decirle algo cuando escuché risas frente a nosotros.

- ¿Oíste eso, Embry? - dijo Jared, divertido.

- ¿A Paul siendo todo un caramelo? - preguntó Embry con el mismo tono de Jared.

Ambos rieron y, para qué negarlo, yo también lo hice. Hasta que vi a Paul alejarse de mí con intenciones de ir contra los chicos, así que lo tomé de la mano y caminé hacia los troncos.

- Vamos, bebé, quiero tener un buen asiento - dije, poniéndome de puntillas para dejar un beso en su mejilla.

Paul sonrió exageradamente y, extrañamente, ignoró las risas continuas de sus compañeros de manada.

La noche continuó estupendamente. Los miembros del consejo contaron un par de leyendas importantes que formaban parte de los Quileute. La mayor parte de la noche estuve sentada sobre las piernas de Paul, sintiendo cómo acariciaba con delicadeza mis caderas y muslos. Papá volteaba de vez en cuando a verme, lo que hacía que Paul detuviera sus caricias, provocando que yo riera en el proceso.

Cuando las historias terminaron, los chicos se reunieron para platicar. Aunque Paul me había jalado para ir con él, me alejé para poder acercarme a Embry, quien se había apartado del resto.

- Hola, Embry - saludé apenas estuve a su lado.

- Hola, Di - saludó Embry con una pequeña sonrisa.

- ¿Te encuentras bien? - pregunté, tocándole el brazo.

- Sí, claro, yo solo... venía por una soda - dijo rápidamente, tomando una lata de soda de la mesa.

- A ti no te gusta la soda de naranja - dije, viéndolo con confusión.

- ¿Cómo lo sabes? - preguntó asombrado.

- Rory lo mencionó alguna vez - dije, recordando una de nuestras conversaciones.

- Es mi mejor amiga - dijo ahora con desánimo, dejando la lata sobre la mesa.

- ¿Es porque no te puedes acercar a ella por lo que estás triste? - pregunté, haciendo una mueca.

- Sí... no solo no me puedo acercar a mi hermana, tampoco puedo acercarme a Jacob o Quil - dijo, viéndose decaído.

Greek God | Paul LahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora