Paul no había exagerado; apenas eran las seis de la mañana y ya estaba tocando la puerta de mi casa. Claro que mamá abrió, diciendo que había un lobo atropellado en la puerta de la casa, y no mentía. Paul se veía horrible.
- ¿Por qué estás aquí tan temprano? - pregunté mientras me tallaba los ojos, caminando de nuevo a mi recámara.
- Dijiste que nos veríamos en la mañana - dijo Paul detrás de mí.
Volteé a verlo, indicándole con señas que bajara la voz.
- Sí, pero me refería a una hora más razonable, no cuando las personas aún duermen - dije, cerrando la puerta de mi cuarto una vez que Paul entró.
- No pude dormir bien, Di, toda la noche estuve pensando en ti - dijo, acostándose a un lado de mí.
Ambos estábamos de frente. Él se veía más despierto que yo. Yo esperaba no dormirme mientras él hablaba.
- Bueno, ahora que estamos juntos... ¿quieres dormir un poco? - pregunté antes de bostezar.
- Bueno... estaba pensando que hablaríamos... pero si aún tienes sueño - dijo, pasando sus brazos por mi cintura para jalarme y envolverme en un lindo abrazo.
- Son las seis de la mañana, Paul - dije sobre su pecho. - Además, es domingo.
- Olvidé que la familia Clearwater no hace nada los domingos - murmuró Paul, estirando su brazo para apagar la lámpara a un lado de él.
- Vemos películas y comemos chatarra - dije, sintiendo mis párpados pesados.
Sentí el pecho de Paul vibrar mientras reía, y fue lo último que supe antes de caer dormida, sobre los fuertes brazos de mi lobo.
Al despertar, Paul aún estaba dormido. Volteé a ver mi reloj y ya eran las diez y media de la mañana. Me levanté con mucha lentitud y delicadeza, sin despertar a Paul. Quería que durmiera más, pues realmente se veía muy cansado.
- Buenos días, Di, ¿ya estás mejor? - preguntó Seth con su boca llena de cereal.
- Sí, Seth, me siento mejor - respondí, sentándome a su lado.
- ¿Quieres hot cakes? - preguntó Leah mientras batía una mezcla.
- Sí, por favor, muero de hambre - dije antes de acostarme con dramatismo sobre la mesa.
- Pero no le haré a Paul - dijo Leah, volteando la vista a la estufa.
- ¡Leah! - me quejé, sentándome correctamente.
- Él tiene manos, Drew - dijo Leah mientras vertía mezcla en la sartén - Además, no sé qué hace aquí, esta no es su casa - agregó, volteándome a ver.
Le hice una mala cara antes de poner mi mejor puchero. Leah rodó los ojos antes de volver su vista a la sartén.
- Bien, pero si pregunta, mamá los hizo - dijo mientras volteaba el hot cake - No quiero que piense que me agrada.
Seth y yo reímos mientras compartíamos miradas.
- ¡Buenos días, niños! - exclamó mamá entrando a la cocina con bolsas del súper.
Seth y yo nos levantamos a ayudarle.
- ¿Paul ya se fue a casa? - preguntó mamá, recorriendo con la vista la cocina.
- Ojalá - se escuchó a Leah susurrar.
- Está arriba durmiendo - dije, ignorando el comentario de Leah.
- Se veía muy cansado cuando llegó - dijo mamá, sentándose en una silla - Parecía no haber dormido nada.
Hice una mueca mientras asentía. Sabía que yo había tenido que ver en eso, lo cual me hizo sentir mal.
- Como sea, ya casi va a ser el enfrentamiento con los neófitos - dijo mamá, viéndonos con preocupación - Leah, Seth, sé que lo harán muy bien, pero les pido que se cuiden.
- Lo sé, mamá, nos lo has repetido mil veces - dijo Seth, avergonzado.
- Yo cuidaré de Seth - dijo Leah con burla, mientras dejaba un plato con hot cakes frente a mamá.
Seth se quejó, pero no hizo nada más que ver mal a Leah.
- Cariño, tú y yo iremos a casa de Billy junto con Emily y Charlie, en lo que la batalla termina - dijo mamá con notable preocupación en sus ojos - Jared quiere que invites a Morgan.
- Lo sé, ya me lo pidió - dije con una pequeña sonrisa.
- Puedes invitar a Dusty - dijo mamá, sonriendo un poco - El proceso de denuncia lo tiene realmente mal.
- Lo haré - dije, asintiendo.
Paul bajó casi cuando todos terminábamos de desayunar. Leah comió lo más rápido que pudo y se subió a su habitación. Seth intentaba aparentar que le desagradaba Paul, pero es Seth y su buen corazón se lo impide, por lo que habló con él más de lo que esperaba. Mamá solo se me quedaba viendo, como si pudiera ver a través de mí que le ocultaba algo, por lo que persuadí rápidamente a Paul para ir a caminar. Debía decirle ahora.
Así que ahora, Paul y yo estábamos caminando por la playa con nuestras manos entrelazadas.
- ¿En qué estás pensando? - preguntó Paul, volteándome a ver.
- ¿Has pensado en tu futuro? - pregunté sin mirarlo.
Paul soltó un par de risas sin apartar su mirada de mí.
- Lo he hecho - dijo asintiendo.
- ¿Y qué es lo que ves? - pregunté, ahora sí volteándolo a ver.
- A ti - dijo Paul con confianza, dándome una preciosa sonrisa - En todas mis versiones, estás tú.
- Paul - volteé tratando de evitar que viera mis mejillas sonrojadas - Pero ¿qué es lo que ves? ¿Una casa? ¿Un trabajo? ¿Un perro tal vez?
Paul soltó una pequeña carcajada antes de asentir.
- Todo lo anterior, contigo, mi hermosa osita - dijo acercándose a mí para darme un pequeño beso - Tal vez sin el perro.
Abracé a Paul por la cintura, escondiendo mi cabeza en su pecho, sintiendo las manos de Paul acercarme más a él. Me sentía conmovida y no sabía si era por el embarazo o simplemente eran mis tontas emociones tomando el control.
- ¿Ves hijos en ese futuro? - pregunté, escuchando los suaves latidos de su corazón.
- Definitivamente, ¿te imaginas unos mini-humanos que tengan lo mejor de ambos? - dijo con emoción - Pero tal vez cuando tú acabes la universidad, yo abra una tienda en la reserva y luego tal vez nos casemos.
Todo sonaba maravilloso, pero era después de tener algo más seguro, más sólido.
- ¿Nunca te irás de mi lado? - pregunté con temor.
- Claro que no, osita, siempre estaré junto a ti - dijo Paul, dejando un beso sobre mi cabeza.
- ¿Ni, aunque te diera una mala noticia? - murmuré, aún con mi cara sobre su pecho.
- No me iré de tu lado, Di, no debes dudar de ello - respondió, separándome del abrazo - ¿Por qué me estás preguntando esto?
Ambos nos mirábamos a los ojos. No sabía si decirle ahora, creía que era un buen momento. Yo había introducido la conversación para justamente decírselo, sin mencionar que Carlisle me dijo que, a partir de la sexta semana, justamente las que llevo, el corazón del embrión se comienza a formar, por lo que Paul en cualquier momento sabría que una nueva vida se formaba en mí.
- ¿Por qué estás tan preocupada, bebé? - preguntó Paul, tomándome de las mejillas.
Entonces mi mente dijo que no dijera nada, que estaba a días de enfrentarse con un ejército de nuevos vampiros y esto lo distraería, no lo dejaría enfocarse en su bienestar.
- Es solo que tengo miedo de lo que pueda pasar con los neófitos - dije antes de morder mi labio inferior.
- Oh, bebé, te aseguro que todo irá bien - dijo Paul, antes de dejar un beso corto en mis labios. - Saldremos victoriosos, venceremos a la vampira pelirroja y tú y yo podremos estar el resto del tiempo juntos.
Asentí sonriendo, antes de volver a abrazarlo, con un sentimiento amargo.
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Greek God | Paul Lahote
FanfictionDrew Clearwater amaba las leyendas de su pueblo. Cuando era niña, sus padres siempre se las contaban antes de dormir. Sin embargo, Drew nunca creyó que fueran reales. Nunca imaginó que una de esas leyendas cambiaría su vida para siempre.