ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 18: ᴀʟᴇx ɪs ʜᴇʀᴇ

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Alexandra sintió un vacío profundo mientras se alejaba de la mansión Leclerc. Las lágrimas nublaban su vista, pero mantenía la cabeza erguida, la dignidad herida pero intacta. Su corazón latía con una mezcla de ira y tristeza, y cada paso que daba la alejaba más de la vida que había construido junto a Charles. Había confiado en él ciegamente, y ahora todo se había desmoronado.

Llegó al coche, tirando la maleta en el maletero con una fuerza que reflejaba su frustración. Se metió en el asiento del conductor y se quedó ahí, respirando profundamente para calmarse. Las palabras de Carlos resonaban en su mente, "No lo vuelvas a tocar". Sintió una mezcla de traición y humillación. Apretó el volante con fuerza, deseando poder desahogar su furia de alguna manera.

Encendió el coche y condujo sin rumbo fijo por las calles de Mónaco, buscando un lugar donde pudiera despejar su mente y pensar en lo que debía hacer a continuación. Finalmente, se detuvo en la playa. El mar siempre había sido un lugar de consuelo para ella. Salió del coche y caminó hasta la orilla, sintiendo la brisa marina en su rostro, mezclándose con las lágrimas.

Sentada en la arena, Alexandra recordó los primeros días de su relación con Charles. Todo había sido perfecto, o al menos así lo había creído. La pasión, el amor, la promesa de un futuro juntos. Y ahora, todo eso se había evaporado, dejando solo un dolor profundo y una traición que nunca había imaginado posible.

Mientras el mar rugía a su alrededor, Alexandra sacó su teléfono y marcó el número de su mejor amiga, Sophie. Necesitaba hablar con alguien, alguien que pudiera entender su dolor y ofrecerle un hombro en el cual apoyarse.

—Alex, ¿qué pasa? —preguntó Sophie, preocupada, al otro lado de la línea.

—Sophie, todo se ha desmoronado —dijo Alexandra, su voz quebrándose—. Charles... Charles me ha estado engañando con Carlos. Los vi juntos esta noche.

Hubo un momento de silencio antes de que Sophie hablara de nuevo.

—Oh, Alex... Lo siento tanto. ¿Dónde estás ahora?

—En la playa. No sabía a dónde ir —respondió Alexandra, tratando de controlar sus sollozos.

—Voy para allá. No te muevas —dijo Sophie con firmeza.

Mientras esperaba a su amiga, Alexandra se permitió llorar libremente. La traición de Charles era un dolor agudo, pero también estaba la amargura de haber sido engañada por alguien que consideraba un amigo. Se sentía estúpida por no haber visto las señales, por haber confiado ciegamente en ellos.

Sophie llegó poco después, abrazándola con fuerza y dejándola desahogar su dolor.

—Vamos a casa —dijo Sophie suavemente—. No puedes quedarte aquí sola.

Alexandra asintió, dejándose guiar por Sophie hasta el coche. Condujeron hasta el apartamento de Sophie en silencio, el ambiente cargado de emociones no expresadas. Una vez allí, Sophie preparó té y ambas se sentaron en el sofá, envueltas en mantas.

—Tienes que pensar en ti ahora, Alex —dijo Sophie finalmente—. No puedes permitir que esto te destruya. Eres fuerte y saldrás adelante.

Alexandra asintió, aunque no se sentía fuerte en ese momento. Pero sabía que tenía razón. No podía dejar que la traición de Charles y Carlos la destrozara. Tendría que encontrar una manera de reconstruir su vida, una vida en donde Charles sea el padre de sus hijos.

Llevaría a cabo su plan de atarlo con un bebe, y también se vengaría de Carlos por haberle robado lo que le pertenece, pero no se preocuparia, pronto lo recuperara.

—Espero que disfruten el poco tiempo que les queda, maricones—Dijo ella para si misma.

No podía dejar que la humillaran de esa manera, se vengaría de Carlos quitándole a Charles, el hombre que siempre le perteneció, y Charles pagaría estando atado a ella. Aunque era suficiente castigo para Charles por ahora, en este momento Charles debe estar enfrentando a su familia de las maneras más horribles. Oh bueno eso es lo que pensó Alex.

𝐁𝐄𝐘𝐎𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐀𝐑𝐃𝐄𝐍 - 𝐁𝐲 𝐀𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬| 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora