ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 26: ᴄʀʏ ʙᴀʙʏ

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Charles se sentó en el borde de la cama, con la mirada perdida en el suelo

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Charles se sentó en el borde de la cama, con la mirada perdida en el suelo. Las palabras de su padre resonaban en su mente, cada una como una daga en su corazón. Hervé había sido claro en su desaprobación, y aunque Charles sabía que ser honesto era lo correcto, el dolor de enfrentar el rechazo de su padre era abrumador.

Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, cayendo silenciosamente por sus mejillas. No se molestó en secarlas, permitiendo que la tristeza se manifestará plenamente. Carlos, quien había estado esperándolo en el pasillo, entró en la habitación y se arrodilló frente a él, tomando sus manos.

—Charles, estoy aquí —dijo Carlos suavemente, acariciando sus manos con ternura—. No estás solo en esto, todo va estar bien Charlie y yo estaré aquí para ti, siempre lo estaré.

Charles levantó la mirada hacia Carlos, sus ojos llenos de lágrimas y dolor. El amor y el apoyo incondicional de Carlos eran lo único que le daba fuerzas en ese momento.

—Es tan difícil, Carlos —susurró Charles, su voz quebrada por la emoción—. Siempre he querido la aprobación de mi padre, y ahora... siento que lo he perdido, esque no entiende, el no entiende está tan sumergido en su mundo de mierda, lo odio a veces sinceramente.

Carlos lo abrazó con fuerza, dejando que Charles llorara en su hombro. No había palabras que pudieran aliviar completamente el dolor, pero la presencia de Carlos era un consuelo inestimable.

En ese momento, Pascale entró en la habitación. Había escuchado la conversación entre Charles y Hervé, y su corazón se rompía al ver a su hijo en tal estado de angustia. Se acercó a ellos y envolvió a Charles en un abrazo maternal, sus manos acariciando su cabello con suavidad.

—Mi querido, todo estará bien —murmuró Pascale, tratando de consolarlo—. Tu padre necesita tiempo para entender, pero estamos aquí para ti. Siempre lo estaremos.

Charles se dejó consolar por el abrazo de su madre, sintiendo una calidez y seguridad que tanto necesitaba. Después de un rato, se apartó suavemente y miró a Carlos, quien le dio un beso en la frente antes de levantarse.

—Voy a hablar con tu padre, Charles —dijo Carlos con determinación—. Tal vez pueda hacerle entender cuánto te amo y lo importante que es que él te apoye.

Charles negó, pero agradeció la voluntad de Carlos.

—Gracias, Carlos. Pero por favor, no es necesario. Papá puede ser muy terco.

Carlos sonrió, tratando de infundir confianza a Charles.

—Lo sé. Pero estoy dispuesto a intentarlo, por nosotros.

Carlos salió de la habitación, dejando a Charles y Pascale juntos. Se dirigió a la sala de estar, donde encontró a Hervé sentado, aún sosteniendo su vaso de whisky. Carlos se tomó un momento para reunir sus pensamientos antes de hablar.

—Señor Leclerc —comenzó Carlos con respeto, pero también con firmeza—, ¿puedo hablar con usted?

Hervé levantó la mirada, su expresión endurecida.

—¿Qué quieres, Carlos? —preguntó con frialdad.

Carlos se sentó frente a él, mirándolo directamente a los ojos.

—Quiero que entienda cuánto amo a Charles. Él es lo más importante en mi vida, y estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para apoyarlo y protegerlo.

Hervé frunció el ceño, su desdén evidente.

—¿Y crees que eso justifica lo que está haciendo? ¿Abandonar a Alexandra y posiblemente a su hijo?

Carlos respiró hondo, manteniendo la calma.

—Charles no está abandonando a nadie. Si el niño es suyo, él se hará responsable. Pero también merece ser feliz, y nuestra relación no cambia eso.

Hervé se quedó en silencio, mirando a Carlos con una mezcla de frustración y confusión.

—No entiendo cómo pueden pensar que esto está bien —dijo finalmente Hervé, su voz menos severa—. La familia, la reputación... todo se desmorona por esto.

Carlos inclinó la cabeza, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

—La verdadera familia es la que se apoya mutuamente, sin importar las circunstancias. La felicidad de Charles no debería ser una amenaza para nuestra familia, sino una razón para fortalecernos.

Hervé se quedó pensativo, sus emociones claramente en conflicto. Carlos aprovechó el momento para continuar.

—Por favor, señor Leclerc, intente entendernos. No le pido que cambie de opinión de inmediato, solo que nos dé una oportunidad. Charles lo necesita en su vida, y yo también. Estamos dispuestos a luchar por nuestro amor y por su aceptación.

El silencio que siguió fue pesado, pero no sin esperanza. Hervé no respondió de inmediato, pero Carlos podía ver que sus palabras habían tenido un impacto. Quizás, con el tiempo y el esfuerzo, el padre de Charles podría encontrar una manera de aceptar y apoyar la relación que significaba tanto para ambos.

—Yo lo amaré aunque el mundo se interponga en nuestro camino—aclaró Carlos, su mirada reflejaba la determinación y la seriedad, el ambiente era tenso y silencioso, Herve agacho la cabeza no queriendo verlo.





—Yo lo amaré aunque el mundo se interponga en nuestro camino—aclaró Carlos, su mirada reflejaba la determinación y la seriedad, el ambiente era tenso y silencioso, Herve agacho la cabeza no queriendo verlo

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𝐁𝐄𝐘𝐎𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐀𝐑𝐃𝐄𝐍 - 𝐁𝐲 𝐀𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬| 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora