ᴇᴘɪ́ʟᴏɢᴏ ғɪɴᴀʟ: ᴀɴ ᴇᴛᴇʀɴᴀʟ ʟᴏᴠᴇ

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El sol brillaba intensamente en el cielo despejado, iluminando el jardín lleno de flores donde la boda de Checo y Max se celebraba

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El sol brillaba intensamente en el cielo despejado, iluminando el jardín lleno de flores donde la boda de Checo y Max se celebraba. Los colores vibrantes de las flores contrastaba con el verde exuberante del césped, creando un escenario perfecto para el amor que se celebraba ese día. La risa y la música llenaban el aire, y una sensación de alegría y celebración impregnaba cada rincón del lugar.

Charles y Carlos estaban sentados en una de las mesas decoradas con elegancia, rodeados de amigos y familiares. Ambos habían bebido más de lo habitual, sus rostros iluminados por sonrisas amplias y ojos brillantes, sus mejillas rojas por el consumo de alcohol. El vino había aflojado sus inhibiciones, y ahora se reían y bromeaban libremente, disfrutando de la compañía mutua y del ambiente festivo, tomados de la mano y contando sus anécdotas más graciosas.

—No puedo creer que Checo y Max finalmente se hayan casado, —Comentó el monegasco, levantando su copa de vino—. Al principio Max odiaba a Checo, y miralos ahora, parece que morirían el uno por el otro.

Carlos asintió, su sonrisa se ensanchó al mirar a Charles.

—Sí, es una pareja increíble. Y mira que fue fácil convencer a Checo de que lo conquistara  ¿no crees? —respondió Carlos, sus ojos llenos de ternura.

Checo y Max, vestidos con trajes a medida que acentuaban su elegancia, el traje negro de Max era elegante asi como el traje blanco de Checo contrastaba con el suyo, estaban en el centro del jardín, rodeados por los invitados que los felicitaban. Sus rostros reflejaban una felicidad pura, una que solo puede encontrarse en momentos como este. Mientras la fiesta continuaba, Checo se preparaba para lanzar el ramo de rosas, una tradición que siempre añadía un toque de emoción y expectativa a la celebración.

—¡Atención, todos! —anunció Checo, levantando el ramo de rosas por encima de su cabeza—. ¡Es hora de lanzar el ramo! ¡Buena suerte a todos! Espero no les toque—Bromeo, todos rieron ante lo dicho y se prepararon, algunas de las mujeres para tomarlo y otros hombres tratando de apartarse.

La multitud se reunió en torno a Checo, riendo y anticipando el momento. Charles, sin intención de participar, se quedó a un lado con Carlos, observando con una sonrisa. Pero cuando Checo lanzó el ramo, pareció moverse en cámara lenta, y por una extraña coincidencia o destino, el ramo voló directamente hacia Charles.

Antes de que pudiera reaccionar, el ramo aterrizó en sus brazos. Sorprendido, Charles miró las rosas y luego levantó la vista hacia Carlos, quien lo observaba con una mezcla de amor y admiración. El momento se llenó de una electrizante expectación, y los murmullos de la multitud se desvanecieron, dejando solo el sonido de sus corazones latiendo al unísono.

—Parece que Jules está hablando, —dijo Carlos suavemente, dando un paso hacia Charles—. ¿Qué dices, Charles? ¿Seremos los siguientes?

Charles sintió que su corazón se llenaba de una alegría indescriptible. Miró a Carlos con ojos llenos de amor, sabiendo que en ese momento, todo en su vida había cobrado sentido. No había dudas, no había miedos, solo la certeza de que juntos, podían enfrentar cualquier cosa.

—Sí, Carlos. Obviamente seremos los siguientes. —respondió Charles, su voz temblorosa de emoción. —Espero esta vez tu me hagas tuyo…

Susurro para que solo ellos dos escucharan, Carlos estaba rojo como un tomate. Pero obedeceria la orden de su amado, ¿Quien era él para negarse?

Los dos se acercaron, y en medio de los aplausos y vítores de sus amigos y familiares, se besaron con una pasión y un amor que conmovió a todos los presentes. Las lágrimas de felicidad de Pascale brillaban bajo el sol, mientras Hervé observaba con una sonrisa de aceptación y orgullo. Leo, sosteniendo al pequeño gato café, miraba a su padre y a Carlos con una sonrisa radiante, sintiéndose amado y seguro.

—¿Tio Jules los ves? Se aman mucho, mucho, mucho —Dijo tiernamente el niño, abrazando al pequeño felino.

“Claro que los veo, siempre lo haré”, susurro el viento, Leo sonrió ante su respuesta y el gato frotó su cabeza contra las mejillas del pequeño monegasco.

El beso se prolongó, sellando una promesa de amor eterno. La multitud aplaudía y vitoreaba, celebrando no solo la boda de Checo y Max, sino también el amor que unía a Charles y Carlos. En ese momento, el mundo parecía perfecto, y la promesa de un futuro brillante se cernía sobre ellos.

Juntos, enfrentaron tormentas y encontraron la luz al final del túnel. Ahora, mientras se abrazaban bajo el sol radiante, sabían que cualquier desafío que la vida les presentara, lo enfrentarían unidos y con amor.

Y así es como termina esta historia, la felicidad pura y total, y aunque las personas que más amamos no están presentes físicamente lo estarán en alma, o regresaran en otro cuerpo.

“Solo con el corazón se puede ver claramente, lo esencial es invisible a los ojos, y si ves mas haya del jardín lo verás todo claramente.”

FIN.

𝐁𝐄𝐘𝐎𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐀𝐑𝐃𝐄𝐍 - 𝐁𝐲 𝐀𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬| 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora