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Después de aquella noche en el pasillo donde Carlos y Charles casi se besan, ambos han tenido un pequeño problema, sus cuerpos se buscaban inconscientemente, Carlos guiaba a Charles hasta su habitación, como si de una trampa se tratara y Charles inocentemente caía en ella, pero no pasaban de miradas y coqueteos leves de parte de Carlos quien tenía el control de la mente de Charles.
Incluso Jules casi los atrapa en una de las habitaciones, después de eso fueron más cuidadosos con las palabras y movimientos que hacían.
Carlos le había insistido en tener una “Primera cita” claramente como amigos, obviamente el ya sabia como terminaría, quería negarse, se sentía tan mal por no poder decirle a Alex lo que realmente pasaba, no quería engañarla, pero ya lo había hecho y no podía cambiar eso. Había aceptado, aceptó la cita y se sentía como morder el fruto prohibido del edén, así se sentían los labios del español.
Y sabía que estaba mal, pero le encantaba cometer pecados que luego pagaría, algún día lo haría.
Carlos lo llevó a un restaurante tirando a un bar muy elegante, donde servían la mejor bebida y comida de todo monaco, era un lugar caro y hasta el momento se pregunto, ¿De donde carajos saca dinero Carlos? Acaso ya encontró un empleo.
Ni siquiera se había dado cuenta de eso, estaba tan metido en sus pensamientos que ni siquiera se le pasó por la cabeza preguntarle si necesitaba ayuda para encontrar uno.
“Mierda”, dijo en su interior, a veces podía ser tan despistado, y una vez más dijo “Mierda”,
Era tarde, y ni siquiera se había duchado para su “cita”, y muy internamente esa palabra le pareció linda.
Arrancó su ropa y se disparó hacia el baño, se sentía emocionado y culpable a la vez. Está siendo realmente una mierda y lo sabe pero su corazón está sintiendo algo por segunda vez y es la misma persona que siempre lo ha hecho sentir esto. Salió rápidamente de la ducha y se apresuró a vestirse, unos pantalones negros sin ajustar y una camiseta manga larga de color blanco, tomo su cartera, sus llaves y su telefono y corrio hacia la entrada donde se topo con Jules y Alexandra.
“Mierda Charles solo a ti te pasa esto”
Se maldijo internamente, no sabía qué explicación dar, iba vestido como para una cita, se le ocurrió una pequeña mentira.
─Hola Charles─Saludo Jules─¿A dónde vas?
“Maldita sea Jules, por que carajos preguntas”
─Hire al trabajo, ya sabes, Max me necesita.─Mintio.
─Uh, ¿Puedo ir contigo?─Pregunto Alex, Charles sintió su corazón explotar y se cuestionó si Alex ya sospechaba de algo.
─No─Dijo bruscamente─Digo, no quieres aburrirte sentada esperando a que yo termine no?
Alex solo pensó, Jules rápidamente intervino.
─Alex recuerda que me tienes que acompañar a comprar un traje.─Dijo Jules, tal vez no con la intención de ayudar a su hermano pero lo hizo.
“Te amo hermano”, aclamó Charles en sus pensamientos. Se despidió de ambos y caminó apresuradamente hacia su auto, Carlos dijo que le vería en cierta dirección.
Llegó a la ubicación que Carlos le había dado, y lo divisó a lo lejos, al parecer Carlos tambien lo habia visto pues se acercaba sonrientemente a la dirección de Charles. Carlos llevaba un ramo de rosas y nuevamente Charles maldijo en su interior.
Carlos saludo a Charles dándole la mano, se veía tan bien, el negro sin duda era el color de Carlos, lo hacia lusir tan sexy. Salió de su mente cuando Carlos le dio la dirección hacia el lugar, en el transcurso del viaje nada fue incómodo, Carlos trataba de hacerlo reír o molestarlo con sus comentarios o sus chistes malos.
Habían llegado al lugar, ni siquiera se había dado cuenta de que era de noche, estaba tan atrapado en la mirada de Carlos que ni siquiera se dio cuenta de la hora y el lugar. Ambos se adentraron al lugar y ambos quedaron impresionados, las luces cálidas y el lugar eran tan elegantes, el bar era enorme y el escenario en el centro del lugar, seguramente era para la banda del local.
─Wow, Carlos esto es muy…─No termino la frase pues aún seguía sorprendido.─Es muy elegante, es bello.
─Me alegra que te guste, escogí el mejor lugar para ti.─Dijo el español.
Escuchar esas palabras hacían que el corazón del monegasco se derritiera de amor, sin duda amaba al español, pero no era el momento y no es correcto lo que está haciendo, es un hombre casado. Y si bien era bisexual nunca a estado con otro hombre, solo los encontraba atractivos, nunca tuvo tiempo para realmente experimentar.
─¿Cómo encontraste este lugar?─Pregunto el menor, sintiendo curiosidad.
─Un amigo mio me lo recomendó, Ocons, así se llama el lugar.─Respondió Carlos, y Charles sintió como se le bajaba la presión.
─¿De casualidad el dueño no se llama Esteban Ocon?─Pregunto de nuevo, y el calor subía por su cuello, conocía al cabrón de mierda y no era su competidor favorito.
Carlos solo asintió, sin saber el por qué Charles ahora estaba tan frustrado.
