ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 21: ɪᴛ's ʏᴏᴜʀ ғᴀᴜʟᴛ

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La oficina cayó en un silencio incómodo cuando Pierre finalmente soltó a Carlos, sus ojos brillaban con furia reprimida

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La oficina cayó en un silencio incómodo cuando Pierre finalmente soltó a Carlos, sus ojos brillaban con furia reprimida. Charles, todavía sosteniendo el brazo de Pierre, miró a su amigo suplicante. Max, que hasta ese momento había estado observando la escena con una mezcla de diversión y preocupación, dio un paso adelante para intervenir.

—Pierre, cálmate—dijo Max, colocando una mano firme sobre el hombro de su amigo—. No estamos aquí para pelear. Todos tenemos que hablar con calma.

Pierre resopló, pero se dio la vuelta y se cruzó de brazos. Su mirada seguía fija en Carlos, quien ahora se frotaba el cuello donde lo habían agarrado. Charles respiró hondo, intentando calmarse.

—Gracias, Max—dijo Charles, con una leve sonrisa de gratitud antes de volverse hacia Carlos—. Carlos, estos son mis amigos, Max Verstappen y Pierre Gasly. Max, Pierre, este es Carlos.

Carlos asintió, todavía sintiéndose fuera de lugar en este ambiente opulento y tenso. Levantó una mano a modo de saludo, intentando sonreír a pesar de la situación.

—Es un placer conoceros—dijo, su voz sonando más segura de lo que sentía.

Max le devolvió la sonrisa, pero Pierre no parecía dispuesto a dejar que las cosas fueran tan fáciles.

—Mira, Carlos—dijo Pierre, su tono más controlado pero aún cargado de emoción—. Sabemos exactamente lo que pasó entre tú y Charles. Sabemos cuánto le hiciste daño. Y como amigos suyos, no podemos simplemente ignorarlo.

Charles, al ver que la situación podría volver a descontrolarse, decidió intervenir antes de que las cosas empeoraran.

—Pierre, Carlos y yo hemos hablado mucho sobre lo que pasó—dijo Charles, poniendo una mano en el brazo de Pierre en un intento de calmarlo—. Sé que fue difícil para todos nosotros, pero ahora estamos tratando de seguir adelante. Necesito que confíes en mí en esto.

Pierre dejó escapar un suspiro y sus hombros se relajaron un poco. Max, por su parte, se acercó a Carlos tendiéndole la mano.

—Intentemos de nuevo, ¿vale?—dijo Max, con una sonrisa amable—. Soy Max. Es un placer conocerte, Carlos, pero si vuelves a abandonar a Charlie, pagarás.

Amenazó el holandés. Carlos estrechó la mano de Max, un poco asustado pero aliviado de que estén en paz.

—Lo cuidaré con mi vida—dijo el español.

Charles exhaló un suspiro de alivio. Parecía que, al menos por ahora, la tensión se había aliviado. Pero sabía que aún quedaban muchas conversaciones difíciles por delante.

—Bueno, ahora que estamos todos aquí y hemos tenido nuestra pequeña presentación, necesitamos hablar de algo importante—dijo Charles, su tono volviéndose más serio—. Alexandra llegará en cualquier momento y Carlos y yo debemos estar preparados para lo que vamos a discutir.

La mención de Alexandra volvió a tensar el ambiente. Max y Pierre intercambiaron una mirada y Carlos sintió que se le aceleraba el corazón. Sabía que la conversación con Alexandra no sería fácil, pero era necesaria.

—Tenemos que ser honestos con ella—continuó Charles, sin dejar de ver al español—. Al menos le debemos eso. Y también tenemos que disculparnos. Sé que no será fácil, pero es lo correcto.

Max asintió y Pierre, aunque todavía visiblemente molesto, también estuvo de acuerdo.

—Está bien, Charles—dijo finalmente Pierre—. Estaremos aquí para apoyarte, y a ti también, Carlos. Pero asegúrate de que esto no vuelva a suceder. Charles merece ser feliz y tú también.

Carlos asintió, sintiéndose agradecido por el apoyo, aunque todavía nervioso por la próxima conversación.

En ese momento se abrió la puerta del despacho y entró Alexandra. Su rostro estaba serio, pero había una determinación en sus ojos que indicaba que estaba lista para afrontar lo que viniera.

—Hola a todos—dijo Alexandra con voz firme—. Creo que tenemos mucho de qué hablar.

Charles dio un paso adelante y respiró hondo. Sabía que este sería uno de los momentos más difíciles de su vida, pero estaba preparado para afrontarlo. Para él, para Carlos y para Alexandra.

—Sí, Alex—dijo Charles, con la voz llena de sinceridad—. Es hora de que hablemos.

Charles sintió la presión en la mirada de Alexandra mientras Pierre y Max tosían en forma de interrupción.

—Nosotros los dejamos hablar tranquilos—dijo el francés, tomando de la mano al holandés para sacarlo de ahí—. Bye, Alex. Adiós, chicos.

Ambos se despidieron saliendo de la habitación, la cual estaba inundada de tensión. Charles hizo un ademán con las manos para que Alex y Carlos tomaran asiento, y estos procedieron.

—Alex… yo… yo…—Charles no hallaba las palabras adecuadas para decirle lo mucho que lo sentía—. Yo realmente lo siento, nunca estuvo en mis planes engañarte. Mi amor por Carlos siempre estuvo presente y yo solo fui un cobarde al tratar de esconderme y usarte como mi escondite.

Alex escuchaba cada palabra que salía de la boca del monegasco, y cada una de esas palabras la hacía enojar más que la anterior. La hipocresía no estaba presente; las palabras eran de corazón, pero simplemente le parecían absurdas. 

¿Cómo podía decirle eso? ¿Cómo podía estar delante de ella y no sentir vergüenza? Pero la verdad es que tanto el monegasco como el español morían de vergüenza. 

—Estoy embarazada—aclaró ella, y ambos hombres quedaron en shock. El frío recorrió la espalda de Carlos y Charles sintió que la culpa lo inundaba.

—Me enteré el día que me fui. Sentía ganas de vomitar y me hice una prueba—se detuvo, tomando una bocanada de aire mientras pensaba en cómo continuar—. Serás padre, Charles Leclerc.

 Serás padre, Charles Leclerc

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𝐁𝐄𝐘𝐎𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐀𝐑𝐃𝐄𝐍 - 𝐁𝐲 𝐀𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬| 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora