ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 42: ᴡᴏʀʟᴅ ʙᴜʀɴ

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Charles subió las escaleras sintiendo el peso de la conversación con Alexandra aún sobre sus hombros

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Charles subió las escaleras sintiendo el peso de la conversación con Alexandra aún sobre sus hombros. Sus piernas temblaban ligeramente mientras avanzaba, pero su decisión se mantenía impecable. Al llegar a la habitación, encontró a Leo aún durmiendo en su cuna, ajeno a la tormenta que se estaba desatando a su alrededor. Sonrio al verlo.

Con cuidado, levantó a su hijo en brazos, intentando no despertarlo. El pequeño se movió un poco, pero continuó durmiendo. Charles sintió una punzada de culpa al pensar en lo que estaba a punto de hacer, pero sabía que era lo mejor para todos. No podía seguir viviendo una mentira, y Leo merecía crecer en un ambiente lleno de amor y honestidad.

“Todo estará bien mi pequeña estrella”, recordó las palabras que Jules solía decirle cuando tenía miedo, cuando todo estaba oscuro y solo.

Bajó las escaleras con cuidado, sintiendo cada paso como una eternidad. Al llegar al vestíbulo, encontró a Alexandra esperándolo, su expresión era una mezcla de furia y dolor. Al parecer no los dejaría ir tan fácil, podía quedarse con todo si quisiera y el solo estaría feliz al lado de Carlos y su hijo.

—¿A dónde crees que vas? —espetó Alexandra, sus ojos brillando con lágrimas contenidas. No son lágrimas de tristeza, eran lágrimas de rabia combinadas con alguna extraña tristeza.

—Voy a quedarme con Leo en el departamento de Carlos y Checo por un tiempo, —respondió Charles con calma, aunque su corazón latía con fuerza—. Necesitamos tiempo y espacio para resolver esto de la mejor manera posible. Puedes quedarte en mi casa si lo deseas…

—¡No puedes llevarte a mi hijo! —gritó Alexandra, dando un paso hacia él—. Si te vas ahora, juro que haré todo lo posible para que no vuelvas a verlo.

—Alexandra, por favor, —rogó Charles, intentando mantener la calma—. No quiero que esto se convierta en una batalla legal. Solo quiero lo mejor para Leo, y para nosotros. Necesitamos tiempo para pensar y resolver esto de manera civilizada.

—¡No hay nada que resolver! —gritó ella, su voz temblando de rabia—. ¡Tú eres el que quiere destruir nuestra familia!

—No quiero destruir nada, —grito Charles, sintiendo cómo las lágrimas empezaban a llenar sus ojos—. Solo quiero que todos seamos felices, y no podemos serlo si seguimos fingiendo. Prometo que siempre estaré aquí para Leo, y que haremos lo mejor para él.

Alexandra lo miró con una mezcla de odio y desesperación, pero no dijo nada más. Charles aprovechó el silencio para abrir la puerta y salir de la mansión, con Leo en sus brazos. Cada paso que daba hacia el auto se sentía como un triunfo y una derrota al mismo tiempo. Pero sabía que era lo correcto.

Una vez dentro del auto, Charles se tomó un momento para calmarse. Miró a Leo, quien seguía durmiendo plácidamente, y sintió una oleada de amor y protección. Encendió el motor y condujo hacia el departamento de Carlos y Checo, su mente llena de pensamientos y emociones contradictorias.

𝐁𝐄𝐘𝐎𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐀𝐑𝐃𝐄𝐍 - 𝐁𝐲 𝐀𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬| 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora