ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 25: ᴅᴀᴅᴅʏ ɪssᴜᴇs

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A la mañana siguiente, Charles y Carlos despertaron envueltos en la calidez de sus cuerpos entrelazados

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A la mañana siguiente, Charles y Carlos despertaron envueltos en la calidez de sus cuerpos entrelazados. La luz del sol se filtraba suavemente a través de las cortinas, iluminando sus rostros y llenando la habitación de una tranquilidad que ambos deseaban perpetuar. Sin embargo, la realidad pronto llamaría a su puerta.

Después de una ducha rápida y un desayuno ligero, bajaron las escaleras y se encontraron con Jules y Pascale en la cocina. La conversación era relajada y amena, hasta que el timbre de la puerta resonó por la casa, rompiendo la armonía del momento.

Charles frunció el ceño, sin esperar visitas. Se levantó para abrir la puerta, seguido de cerca por Carlos. Al abrir, se encontró cara a cara con su padre, Hervé, que había regresado de Nueva York antes de lo previsto. Hervé Leclerc era un hombre imponente, con una presencia que llenaba la entrada.

—Papá... —Charles apenas pudo susurrar, sorprendido por su repentina aparición.

—Charles, necesito hablar contigo —dijo Hervé con firmeza, su mirada pasando rápidamente a Carlos antes de volver a su hijo—. En privado.

La tensión en el aire era palpable. Charles asintió, y ambos se dirigieron al estudio, dejando a Carlos y los demás en la cocina, donde el silencio cayó como una pesada manta.

Dentro del estudio, Hervé cerró la puerta y se volvió hacia su hijo con una expresión severa.

—Me enteré de lo que ha pasado mientras estuve fuera —comenzó, su voz cargada de desaprobación—. Alexandra me llamó, me contó todo. ¿Es cierto que estás esperando un hijo con ella?

Charles se tensó, sus ojos buscando alguna señal de comprensión en su padre.

—No lo sé con certeza, papá. Alexandra podría estar mintiendo. Pero hay algo más que necesitas saber.

—¿Algo más? —Hervé arqueó una ceja, cruzando los brazos—. ¿Qué podría ser peor que embarazar a tu novia y dejarla?

Charles tomó aire, sintiendo el peso de lo que estaba a punto de confesar.

—Carlos y yo... estamos juntos. Nos amamos.

Hervé retrocedió un paso, como si hubiera recibido un golpe físico. Su rostro se contorsiona con una mezcla de sorpresa, ira y desaprobación.

—¿Estás diciendo que has abandonado a Alexandra y a tu posible hijo por... por esto? ¿Por una relación blasfema?

La palabra golpeó a Charles con fuerza, pero se mantuvo firme.

—Papá, no es blasfemo. Es amor. Carlos y yo somos felices juntos, y eso es lo que importa.

—¿Felicidad? —Hervé casi gritó—. ¿Qué hay de tus responsabilidades? ¿Qué hay de la familia, de nuestra reputación? Has deshonrado a todos nosotros con tu... comportamiento.

Charles sintió la ira y la frustración burbujear dentro de él.

—No puedo vivir mi vida para satisfacer a otros, papá. Amo a Carlos, y no voy a renunciar a él por lo que piensen los demás.

𝐁𝐄𝐘𝐎𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐀𝐑𝐃𝐄𝐍 - 𝐁𝐲 𝐀𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬| 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora