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Era la quinta pelea esta semana, el joven Bradley y y el joven Max estaban sentados afuera de la enfermería, ambos con cara de pocos amigos.

La rivalidad de estos dos no era un secreto, todos en la Universidad sabian acerca de ello y ya no les sorprendía cuando estos hacían sus shows delante de todos.

Desde los Juegos Extremos, Bradley se había encargado de hacerle la vida imposible a Max, y este no se quedaba atrás. Todo este asunto generaba quejas por parte del profesor y algunos de sus compañeros, siendo castigados en varias ocasiones.

No fue hasta ese día en el que los amigos de Max, hartos de esta situación, y de escuchar las quejas del azabache hacía el castaño, fueron con una hechicera que no estaba ni cerca de ahí, pero según los demás, valía totalmente la pena.

Max no aceptó ir, muchísimo menos Brad, quien no estaba enterado de todo este asunto.

Cuando llegaron, la anciana jorobada y con lentes les dio la bienvenida, a pesar de su edad y de estar llevando un bastón se le veía con mucha vida.

De manera amable, le pidieron ayuda para que estos dos se pudieran llevar bien.

— Ohh.. ya veo, quieren un hechizo de enamoramiento —Dijo con una enorme sonrisa — ¿Qué?, nonono, solo necesitamos que-

PJ fue cortado ahí por la anciana — Oh chicos, no hace falta que me mientan, pero deben saber el riesgo de esto, el amor no puede ser forzado, y si por algún motivo el hechizo no funciona, me temo que no
podré hacer nada más —Se dirigió a su gran hoya en la cual hacia todo.

— ¡No, espere! —Bobby la detuvo— No queremos un hechizo de amor, solo necesitamos que se lleven bi-e-en... ya sabe, que la vibra flu-u-ya —Sonrió calmado, a diferencia de PJ que se veía preocupado, pues tampoco quería que su amigo se molestara con ellos, o hacerle algo malo.

— Que la vibra flu-u-ya.. entiendo —Dijo la anciana con media sonrisa imitando el tono del de pelo naranja. — Bueno, tengo algo que tal vez les podría ser útil.

La anciana jorobada se dirigió a su estante, sacó muchas cosas, frascos con hojas de plantas, molcajetes de diversos tamaños y líquidos en bolsas de dudosa procedencia. Después de tanta búsqueda saco de ahí un pedazo de papel verde.

— ¿Un dólar? —Preguntó PJ. — ¿Eso en que nos va a ayudar?

— Oh, no desesperar muchacho, este no es un simple dolar, este mismo pedazo de papel que ves aquí —Lo puso sobre la mesa haciendo un ruido estruendoso por el golpe con su mano, obteniendo la atención de Bobby también, quien se había distraído observando todo lo que anteriormente la anciana jorobada había sacado. — Esto ha ayudado a muchas personas, y nunca se equivoca. Si no funciona, es porque simplemente estos dos ni en otro universo podrán llevarse bien, hay cosas que no pueden ser cambiadas. 

Los dos universitarios miraron el dólar sobre la mesa con un círculo formado en sus bocas, como si fuera algo divino o genial. Y bueno, haga lo que haga, si hace que esos dos se puedan ver la cara sin insultarse al menos, seguro que si es divino.

Bobby lo tomó con su enguantada mano y lo observó de cerca.

— ¿Esta segura de qué esto nos ayudará? —Preguntó alzando una ceja, dudoso.

— ¡Pero que desconfiados, chicos!, claro que funciona, si van a dudar, ¿entonces a qué vinieron realmente? —Dijo la anciana jorobada recargandose en la mesa, mirándolos con una sonrisa divertida.

— Bueno, gracias, ¿cuánto seria? —Habló esta vez PJ.

— ¡No es nada, chicos!, es un obsequio, me cayeron bien. —Ambos la miraron desconcertados y con cierta desconfianza, pero al final se encojieron de hombros, agradecieron y salieron de ahí.

— ¡Y recuerden, nunca se equivoca! —Gritó la anciana despidiéndose con una mano en el aire. Los chicos le sonrieron un poco nerviosos y avanzaron más rápido.

— ¡Dame eso! —PJ le arrebato el billete a su amigo cuando salieron. — Seguro que tú lo llenas de queso, mejor lo guardo yo. —Bobby bufó.

Lo metió a su bolsillo con sumo cuidado y juntos se subieron al auto donde los esperaba Pedro, el padre de PJ.

Si bien Pedro podría parecer un padre poco responsable o que solo quería mantener a su hijo controlado, o alejado, lo que sea mejor, realmente si se preocupaba por él, y no lo dejaría ir hasta las afueras de la ciudad solo.

Los jóvenes agradecieron que no hiciera muchas preguntas, o posiblemente iría a contarle al padre de Max como hizo aquella vez en la que cambió la ruta del mapa cuando se fueron de pesca. 

Después de una largo viaje (otra vez), finalmente llegaron a la Universidad nuevamente.

Llegaron de noche y Max estaba durmiendo, le habían contado acerca de su plan, porque querían que lo hiciera a voluntad, pero este se negó rotundamente.

— ¿Cómo carajos quieren que me lleve bien con él?, ¡Es un idiota creído! —Dijo esa vez Max.

— Bien, si no es por las buenas, será por las malas —Dijo PJ, y se marcharon, dejándolo solo con el aviso. Y sobre aviso no hay engaño.

Ese día Max lo único que hizo fue negar con la cabeza mientras rodaba los ojos y bufaba, para después tirarse en la cama y no pararse de ahí en un buen rato.

Pasaría su tiempo a solas disfrutando de una buena siesta sin interrupciones.

HOLAA, me gustaría hacer los capsmás largos, pero por ahora creo que los haréde esta manera

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HOLAA, me gustaría hacer los caps
más largos, pero por ahora creo que los haré
de esta manera.

Me volví adicta a este ship por culpa de
todos sus fanarts y luego los fics, y bue,
aquí me tienen escribiendo, ekisde.

Como ya mencioné antes, trataré de hacer
una historia presentable y que sea de su
agrado, todavía no tengo la idea bien
pulida en mi mente, es por eso
que como tal no tiene una
sinopsis o prólogo, todavía hay algunas
cosas que me faltan pero si no lo escribía
se me iría la idea.

Maldito dólar - Maxley [CONCLUIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora