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| Max

Desperté aturdido y sin saber en donde estaba. Lo último que recuero era a Bradley y a un dólar... dólar, ¡el dólar!, lo estábamos persiguiendo y cuando finalmente estaba por ganarle, ambos chocamos.

Maldito cabeza hueca. Todo es su culpa, totalmente.

Me senté en la cama aún sin tener muy claro donde me encontraba, observe mi entorno y... — Esta no es mi habitación. — Susurré para mi, confundido.

Me puse de pie para husmear, parecía la habitación de Brad por lo ordenada que estaba, ¿pero que demonios hago yo aquí?, seguí con mis pasos, la habitación era bastante grande, más que la de nosotros incluso. Pero tampoco era para tanto, tal vez solo era la manera en la que fue acomodada.

Tenía una litera, la cama de abajo estaba destendida, pero la de arriba estaba completamente arreglada. Había un escritorio que iba con la decoración del sitio a solo unos pasos de esta misma, a su lado yacía un espejo y enfrente una mesa redonda y mediana, con algunas cosas sobre ella.

Debía salir de ahí, si me ven seguro van a armar un escándalo, y no quiero meterme en (más) problemas.

Salí de la habitación con cautela, tratando de hacer el menor ruido posible, pero no esperaba encontrarme a Tanke ahí, a punto de tocar la puerta. Según yo estos dos estaban peleados, pero como sea, me da igual, no es algo que me importe.

— ¿Brad?, pensé que seguías dormido, baby —Dijo. Tenía una bandeja con comida, la miré y luego a él,  volvió a hablar. — ¡Oh!, te traía el desayuno, después de ese golpe que te metiste con el tarado de Max seguro estas hambriento. 

Todo este rato lo miré con mi cara deformada en una mueca de no entender nada, como si estuviera loco.

No solo porque me llamo Brad, ni por el apodo ridículo de "baby" que solía decirle al castaño, ¡sino porque me llamó tarado!, ¿cómo se le ocurre?, y enfrente de mi.

No sé qué clase de jueguito se traigan, pero que tontos.

— Yo no soy Brad, Tanke, con permiso —Pase a su lado pero este me detuvo.

— ¿Qué?, ¡JAJAJA!, si que te afectó ese golpe, hermano. Vamos, pasa para que comas —Con su mano tomando mi brazo de manera leve, comenzó a llevarme dentro de la habitación otra vez.

— ¡No!, es en serio, déjame en paz. —Me safé con facilidad y salí disparado de ahí directo a mi fraternidad con la mirada confundida del otro sobre mi.

Corrí como gallina sin cabeza hasta llegar, no entiendo porque la gente me miraba raro, o porque las chicas me sonreían y saludaban más de lo normal.

Cuando al fin llegué, abrí la puerta y pase como si nada. 

— Hola chicos, volví. ¿Alguien me puede explicar porque estaba en- —Me interrumpí a mi mismo al verme A MI sentado en MI cama. ¿Qué mierda está pasando?

Mis amigos me miraban igual de desconcertados, y ni hablar de la cara que tenia yo, bueno, no yo, mi copia.

Esto parece terrorífico.

— ¿Bradley?, ¿Qué estás haciendo aquí? —Preguntó Bobby, quien estaba parado frente a mi, bueno, otra vez, mi copia, y PJ estaba sentado a su lado. Yo lo miré con duda.

— ¿Qué?, ya basta chicos, no es divertido, Tanke me hizo lo mismo en la mañana —Todos me miraban todavía de la misma manera.

— ¡Les he dicho que yo no soy Max, par de bobos! —Grité yo, bueno, no yo.

— Qué raros están ambos, parece que el golpe si fue demasiado fuerte —Habló PJ. — No te preocupes amigo, te ayudaremos.

— ¡No soy tu amigo! —Alterado se puso de pie a lado de mi. — Yo soy Bradley, carajo, Bradley Cremanata III, no Max. No entiendo que está pasando, pero más les vale repararlo ya. —Primero se señaló a simismo y luego les apuntó amenazando con el dedo.

Maldito dólar - Maxley [CONCLUIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora