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En cuanto Goofy tuvo la oportunidad, fue directo a la habitación del peli negro esa misma noche luego de avisarle que habían llegado y se pusieron al día

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En cuanto Goofy tuvo la oportunidad, fue directo a la habitación del peli negro esa misma noche luego de avisarle que habían llegado y se pusieron al día. Max no sabía si debía contarle o era muy pronto, después de todo, el castaño todavía no era oficialmente su pareja, y la relación que en estos momentos mantenían era complicada.

—¿Qué sucede, maxie? —preguntó—. Te ves  consternado —Max suspiró.

—Papá, tengo que decirte algo —esas simples palabras resolvieron su estómago, le dejaba un muy mal sabor de boca. Goofy prestó suma atención—. Sucedió algo muy loco desde las vacaciones luego de los exámenes y… debido a esto estuve pasando más tiempo con Bradley, ¿lo recuerdas, no? —con tan solo mencionar aquel nombre la expresión de su padre cambió a una sería, mucho más que antes. Max tragó seco. Goofy no era alguien que guardara rencor a las personas, solía ser muy comprensivo, pero Max es su adoración. El hecho de que el castaño haya intentado asesinarlo en esos juegos fue suficiente para que desconfiara. Suspiró, tenía que hablarlo—. Papá, me enamoré de Bradley. 

La expresión del mayor era totalmente sería, por unos momentos incluso sintió miedo. Lo vio desviar la mirada, pensando.

— ¿Papá? —un deje de preocupación se encontraba en su voz.

— Pero… estuviste conmigo esas vacaciones, ¿por eso estabas tan extraño? —Max no supo que responder al instante, pero después de meditarlo pensó que sería una mejor idea seguirle el juego, así se ahorraría mucha explicación.

— S-si yo... eso creo —una sonrisa chueca se formó en su rostro.

— ¿Eso es todo? —Max asintió en silencio—. Escucha, maxie —su mano se posicionó sobre el hombro contrario, y luego de unos cuantos segundos empezó —. Bradley no es un tipo que me agrade mucho, tú estás consciente de ello. Lo que hizo fue algo muy grave, todavía no entiendo como es que no le dieron un castigo mayor —desvió la mirada dispuesto a seguir hablando—. Pero ya eres un adulto, ya no eres un niño, y eso lo entendí ese mismo día… Durante este tiempo he logrado perdonar al joven Cremanata, pero pinté mi línea —se señaló a sí mismo—. Si tú has aprendido a perdonar y seguir, eso es bueno y admirable, eso habla bien de ti, hijo. Por lo tanto… respetaré y apoyaré el camino que tomes —dio un largo suspiro, luego un silencio bastante incómodo se adueño de la habitación.  Max creyó que ya no diría nada más, pero en cuanto intentó hablar fue interrumpido—. Llega un punto en el que los padres debemos dejar a nuestros hijos tomar sus propias decisiones… aunque nos cueste, ahora lo entiendo. Me costó mucho soltarte para la Universidad, y me sigue lastimando, pero eres lo suficientemente inteligente para saber lo que haces.

Ambos se dedicaron una mirada feliz, el azabache sentía un nudo en la garganta y abrazó con fuerza a su padre. Sintió como esa carga se iba poco a poco dejándolo al fin respirar en paz.

Maldito dólar - Maxley [CONCLUIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora