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| Max




Era lunes por la mañana, el fin de semana fue el más aburrido que en mi vida había tenido, no podía salir con mis amigos, más que pasar tiempo con ellos en muestra habitación, y Tanke no dejaba de preguntarme que me sucedía.

¡No me pasa nada, déjame en paz, carajo!

Pero solo lo pensaba, Bradley me mataría si llego a herir sus sentimientos, al parecer si es importante en su vida.

Hoy me desperté más temprano de lo normal, me costaba trabajo dormir porque no me he duchado y me sentía incómodo, iba a hacerlo pero mi pereza fue más grande. Y los ronquidos de Tanke no paraban, ¿cómo le hacía Brad para dormir?

Me puse una sudadera y fui directo a la habitación de mis amigos.

Pasé sin tocar, la costumbre, supongo. Lo primero que vi fue mi cama totalmente tendida e impecable, el lugar estaba menos desordenado que antes, y si bien no estaba perfecto, tampoco parecía él mismo basurero.

Mis amigos estaban dormidos en sus camas, y se escuchaba ruido en el baño, supuse que era Bradley. Estaba por tocar, pero antes de hacerlo este salió con un montón de vapor caliente detrás de él.

Cuando finalmente se disipó y este avanzó, se dirigió hacia mi cama, parece que todavía no me ha visto. Solo llevaba una toalla amarrada en la cintura, y al parecer llevaba audífonos porque no escuchó cuando le hable.

Se dió media vuelta para ir a buscar mi ropa, supongo, y me vio. Iba a gritar pero lo detuve tapándole la boca y así no despertar a mis amigos. Se quitó los audífonos y habló.

— ¿Max?, ¿Qué haces aquí? —Preguntó alejándome bruscamente. — No podía dormir y vine.

— Seguro es por tu peste, hasta acá hueles. — Fruncí el ceño. — Te vas a dar una ducha antes de ir a clases, no puedo permitir que me vean así de asqueroso. —Me apuntó con el dedo.

Yo solo lo observaba llevar las prendas distintas a más que siempre uso a la cama junto a la crema, cuando finalmente terminó, me miró unos segundos y yo sin entender, le pregunté. — ¿Qué?

— ¿Te importaría, novato?,  voy a cambiarme. —Dijo, yo seguía sin entender. — ¡Date la vuelta!, te diré cuando puedas mirar. —Rodé los ojos.

— Esto es ridículo, es mi cuerpo. —Dije dándome media vuelta. — Pues soy yo quien esta en él, y aunque sea tu cuerpo, es vergonzoso, Freshman, cállate. —Me dijo. Solo bufé y esperé a que terminara.

— Bien, puedes voltear ya. —Cuando lo hice me quede con la boca abierta. ¿Ese era yo?, me veía demasiado... limpió.

No quiero decir que soy un cochino, no lo soy, pero vaya, Bradley realmente sabe como asearse.

— ¿Qué tanto me ves, Novato? —Preguntó. — Nada, es solo que... me veo demasiado arreglado. —Parpadeé.— Ven acá, despeinate ese pelo. —Me acerqué a él y le quite el peine que estaba pasando por mi pelo para acomodarlo.

Yo solo lo peine con mis manos como usualmente lo hacía. — Así esta mejor, no seas tan formal, ¿qué es esto?, quítate esa camisa y ese pantalón, parezco abogado.

Le desabotone rápido la camisa, el parecía sorprendido y no me decía nada, se la quité y la tire en la cama, después iba a desabotonar el pantalón para que se pusiera mis típicas ropas, pero esta vez si me detuvo.

— ¡Hey!, ¡No!, pareces vagabundo con tu ropa del diario —Me gritó. — Tú pareces retrato con la misma ropa siempre y nadie te dice nada, ahora déjame quitarte eso.

Maldito dólar - Maxley [CONCLUIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora