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— ¿Entonces dicen que lo consiguieron?, ¿y qué es? —Preguntó la chica de la boina a los dos chicos.

Ayer cuando llegaron no quisieron despertar a Max, pues se veía que dormía muy cómodamente, al día siguiente el muy perezoso seguía en la cama y no aceptó su invitación de ir con ellos al café de siempre.

— ¡Si!, la señora quería darnos algo para el enamoramiento pero al final nos dió esto —La chica observó el billete frente a ella unos segundos, dejando su taza de café sobre la mesa.

— El de enamoramiento no hubiera estado mal... —Dijo desviando la mirada — Creo que los estafaron, muchachos. Como bebés han caído redonditos en las garras de las mentira. 

— Ahora que lo pienso, no me vendría mal uno de esos para enamorar a las ne-e-nas... —Habló Bobby, sus amigos lo miraron con cara seria y regresaron a su conversación.
 
— La mujer dijo que funcionaba —PJ miró el billete de cerca, tal como hizo ayer su amigo de naranja.

— ¿Y les explicó como funciona?

Los dos muchachos se voltearon a ver sabiendo que ya la habían cagado, entonces la chica suspiró apretando su entrecejo y negó.

— Niños, niños... si no los mata su idiotez lo haré yo —Los dos jóvenes rieron nerviosos.

— ¡Descuiden!, tengo una idea. —Dijo Bobby después de segundos de silencio incómodo. — Qué tal si... Bueno, podemos descubrir como funciona esto, es decir, tal vez deben tocarlo o algo.

Los contrarios se miraron pensando si era buena idea experimentar, pero mejor hacerlo con esos dos que con ellos.

Le restaron importancia y cuando acabaron su café salieron de ahí.

Amarraron el billete a un hilo delgado, pero suficientemente fuerte para que no se rompa con facilidad. Estaban caminando por los pasillos de la Uni esperando encontrarse con alguno.

— ¡Ahí esta! —Se escondieron cerca de unos casilleros, Max iba caminando, se le veía contento.

Dejaron el billete tirado en el piso, con PJ tomándolo del hilo desde el escondite. Una vez que Max diviso el pedazo de papel y se dirigía hacia él, antes de que siquiera lo tomara, PJ lo jaló unos centímetros para impedirlo, soltando unas risas con sus amigos por la cara de desconcierto de Max.

Repitieron el proceso unas tres veces más hasta que Max, molesto se detuvo.

— ¿Qué estás haciendo, novato? —De la nada había llegado Bradley, sacandole un susto al de pelo oscuro.

— Nada que te importe, Brad —Remarcó la última palabra, pues no le gustaba que lo llamaran así.

— ¿Ah si?, bueno, seguro estabas esperando encontrarme por aquí, ya que no puedes vivir sin mi presencia. —Comentó presumido, mirándose las uñas.

Max solo se limito a rodar los ojos y centrarse en su objetivo: Ese maldito billete.

— Si, claro —Dijo antes de lanzarse contra el pedazo de papel, nuevamente, sin poder lograrlo.

Suspiró molesto.

— Que tonto, Freshman, ¿ni levantar un billete puedes? —Se burló.

— ¡Claro que puedo!, pero esa cosa estúpida se mueve con el aire. Ya verás. —Bradley sonrió, le encantaba molestar al pelinegro porque era demasiado infantil, con cualquier cosa se molestaba. Seguro es de los que se pelean en Twitter por la más mínima cosa.

— ¡JAJAJAJA!, "yi viris" —Repitió en un tono chillón cuando observó al chico tirado en el suelo luego de no haber logrado atrapar el billete otra vez.

— Si, pues si tanta risa te da, ¡¿Por qué no lo haces tú,  he?! —Se puso de pie, encarando a la persona que tanto odiaba. Brad sonrió con arrogancia, una de las cosas que amaba hacer, era ganarle al menor, en lo que sea. Y levantar un simple dolarsucho no sería la gran cosa.

— Bien, pero lo haré porque yo quiero, no porque tú lo digas, niño —Se acercó al billete, se agachó con delicadeza y elegancia como suelen ser sus movimientos, y cuando estaba por tomarlo ¡PUFF!, el billete desapareció y reapareció a unos centímetros lejos. — ¿Pero qué...?

Volteó molesto cuando escucho la risa tan rara de Max, sintió sus mejillas arder por la vergüenza y el enojo, ¡Dios!, ¡Solo tenias que recoger un billete, Bradley!, pensó.

— Cállate, tonto —Le dijo molesto, aún desde el piso. Iba a ir nuevamente tras el dólar, pero Max lo interrumpió.

— Cállame, Uppercrust —Dijo retador, cruzado de brazos e inclinándose leve hacia su dirección.

Bradley sintió su sangre arder, realmente odiaba a ese tipo. Se puso de pie dispuesto a darle un golpe en el rostro, las clases habían finalizado y solo estaban ellos ahí, por lo que no tendrían más problemas con los maestros u otros alumnos.

Cuando estaba por estampar su puño en el rostro de Max, este lo detuvo en su mano y acercó su rostro al contrario.

— A que puedo tomar el billete antes que tú —Le dijo. Bradley negó dispuesto a irse. Estaba cansado de sus juegos infantiles. — Aww, ¿Bardley Cremanata III tiene miedo? —Dijo haciendo un puchero.

Bradley se enfureció más, regresando sus pasos hacia donde estaba antes.

— ¿Miedo?, ¡JA!, en tus sueños, novato. Tomaré el billete antes que tú. —Nuevamente regresaron a su posición anterior.

— Bien, cuando llegue a tres comenzaremos a correr —Brad sonrió mas grande, tomando eso como si.— Uno-

No pudo ni llegar a dos, porque apenas habló fue empujado por Bradley, haciéndolo caer al piso.

— ¡HEY!, ¡maldito tramposo! —Se puso rápido de pie y fue tras el.

El billete desaparecía y aparecía en lados diferentes, ni siquiera prestaban atención a eso por estar tan concentrados en su "carrera".

— ¡Te voy a ganar, novato! —Ambos corrían a una velocidad rápida, chocando entre ellos o con las paredes cuando tenían que dar una vuelta por los pasillos.

— ¡Ya quisieras, Brad! —Peleaban y manoteaban cuando estaban por tomar el billete, nuevamente desapareciendo.

Llegaron a un pasillo donde ya no había salida, el billete no podría volver a desaparecer, y quien lo atrape sería el ganador.

Avanzaban despacio, como cazadores cuidando que su presa no escape. Y en movimientos rápidos, ambos se lanzaron al billete.

Los amigos de Max observaban todo detrás de ellos, estaban sorprendidos porque el billete lo habían dejado de manipular ellos desde hace rato, y no entendían que pasaba.

Parecía que estaba todo en cámara lenta, Bradley y Max lanzándose por un billete en el centro del final de ese pasillo. Cuando finalmente tocaron el piso, recibieron un golpe que les dolió como nunca, incluso peor que otras veces en las que se golpeaban de maneras más drásticas y feas.

Se sentaron en el piso sobandose la cabeza, casi podían ver las estrellas al rededor de ellos.

— ¡JA!, ¡Yo gané, nova.. novato! —Gritó Bradley tomando el billete sin fuerzas, luego de eso, ambos cayeron inconscientes sin saber que pasó después.

 novato! —Gritó Bradley tomando el billete sin fuerzas, luego de eso, ambos cayeron inconscientes sin saber que pasó después

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Maldito dólar - Maxley [CONCLUIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora