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A la mañana siguiente se encontraban todavía dormidos, a pesar de ser la una y media de la tarde. Max se encontraba de cabeza en la cama completamente torcido, mientras que Bradley estaba dormido de forma muy cómoda en su almohada.

Unos golpes en la puerta hicieron que se sobresaltaran, pues estos eran demasiado fuertes y hasta parecían desesperados. Max cayó directo al piso. Se puso de pie y fue hasta la puerta con una cara de pocos amigos, mataría a quien sea que estuviera detrás de esta.

— Hasta que despiertan, bellos durmientes. —Habló PJ entrando a la habitación junto a Bobby.

— ¿Por qué carajos tocan así la puerta?, asustan

— Tocamos un par de veces antes y no abrí-ían… —Explicó Bobby.

— Si, como no. ¿Qué quieren?

— Uy, pero no fuera tu novio Brad porque- —Recibió un almohadazo en la cara. — ¡Heey!

— Solo venimos a ver si estaban vivos, al principio no queríamos porque cabía la posibilidad de que estuvieran haciendo sus… cosas, ya que son unos hormona- —Ahora PJ fue quien recibió otro almohadazo pero esta vez por parte de Bradley, quien tenía el rostro completamente rojo y molesto. Max rio.  — ¡Había un pero! —Reclamó.

— Da igual —Rodó los ojos. — ¿qué hora es?

— Casi las dos. —Bobby respondió.

— ¡¿Casi las dos?!

— Eso dije. —Bradley se puso de pie, sintiéndose mareado luego debido a lo rápido que fue el movimiento. Le tomó unos cuantos segundos más recuperarse y se dirigió al espejo, notando que se había quedado dormido con ropa la noche anterior. Agradecía que la ropa de Max fuera más holgada, fue definitivamente más como dormir así.

— ¿Por qué tan exaltado? —Preguntó PJ con curiosidad.

— Es tarde, muy tarde. Dormí demás, ¿no tenemos que- —Se vio interrumpido por Max.

— Hey, descuida, lindo —Se acercó hasta él y lo tomó de los hombros con ambas manos. — estamos libres hoy, no tenemos nada que hacer, no te estreses. —Depósito un beso en su nariz de forma tierna. Bradley no podía estar más rojo sintiendo como era guiado a la cama de nuevo, no dijo nada, solo observaba y se dejaba hacer. — ¿qué? —Miró a sus amigos, quienes lo miraban con la boca abierta, Bobby incluso alzó leve sus lentes.

— Woah, viejo. Me dará diabetes.

— Déjalos, son tiernos —Defendió PJ.

— Oigan, ¿podrían…? —Dejó las palabras en el aire pero sus amigos entendieron.

— Oh, claro —Dijeron y salieron de ahí cerrando la puerta detrás de ellos. Max suspiró y dirigió su vista hacia el otro, notando que habían estado en ese trance ya típico en ellos desde hace rato.

— Me llamaste lindo. —Al fin habló Bradley, Max sonrió y se acostó encima de él, frente a frente, recibiendo las manos contrarias en su espalda.

— Lo eres. —Le dio un pequeño pico, luego otro y otro. Bradley no podía no sentirse feliz con esto, las mariposas en su estómago volvieron a aparecer y su mente quedó en blanco. Comenzó a hacer movimientos leves con sus manos en la espalda del otro, sintiendo nuevamente esa sensación suave en sus manos.

Max enrollo sus brazos detrás de su cuello para profundizar más el beso que ahora era más apasionado, y Bradley hizo más firme su agarre bajando hasta la cintura del otro, haciendo círculos con sus pulgares.

El azabache mordió el labio inferior del castaño, jalándolo despacio con sus dientes y volviendo a unirse después. Bradley soltó un jadeo que sonó más a un gemido ahogado, y lo abrazó un más.

Maldito dólar - Maxley [CONCLUIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora