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El fin de semana finalmente había llegado, esta semana fue algo complicada para nuestros protagonistas ya que sus hábitos no se iban.

Max solía quedarse dormido en algunas clases, clases como álgebra o filosofía, y claro, no pudo evitarlo esta vez. Pero los demás lo único que veían era a Bradley dormido, y a Max tomando apuntes prestando verdadera atención.

Incluso el maestro se sorprendió de aquello, pero no dijo nada, y Bradley y Max trataron de no pelear mucho con el pensamiento de que esto terminaría pronto.

Oh vaya, que ingenuos.

Pedro aceptó llevarlos, hizo algunas preguntas pero supieron evadirlas, dijeron que era para una tarea, o algo así.

Al llegar, el sitio que antes se veía habitado y con vida, ahora estaba totalmente vacío y oscuro. Las plantas que yacían afuera de la pequeña casa estaban secas y cuando entraron, solo había muebles vacíos.

Todo esto les recordó un poco a la historia de la chica que hizo un trato y su madre se convirtió en oso, hubiese sido divertida la comparación, tal vez, si no fueran ellos los involucrados.

Max y Bradley se molestaron bastante. — ¡Esto es tu culpa, Novato!, ¡¿Por qué tenías que perseguir ese ridículo dólar?! —Gritó molesto el castaño.

— ¡Un dólar es un dólar, Cremanata! —Parecía que en cualquier momento estallarían de la irá y frustración que sentían.

— In dilir is In dilir, ¡Eres un tonto! —Dijo, se cruzó de brazos y le dio la espalda. — ¡Tú lo eres más! —Max hizo lo mismo.

— Chicos, tranquilos, hay más sitios donde podemos encontrarla. —Ambos muchachos miraron atento a su amigo más robusto.

— Si... aquí dice que tiene casas en varias partes de la ciudad, podemos busca-arla. —Les mostró el de pelo naranja.

Max suspiró, tratando de no solo centrarse en lo negativo de la situación. Iba a hablar, pero la bocina del auto pitando le interrumpió.

— ¡Chicos!, ¡Vamonos, o llegaré tarde a mi cita! —Gritó Pedro, los amigos se miraron y decepcionados salieron de ahí. Tal vez mañana puedan ir a buscarla otra vez.

Por ahora solo podían esperar a que el padre de PJ los llevara, porque ninguno de ellos tenía dinero como tal. Claro, a acepción del castaño, pero este no podía gastar su dinero en pasajes, su padre era estricto y cualquier cosa fuera de lugar que viera, seria cuestionado.

Cuando llegaron se quedaron en la habitación de los amigos de Max.

— ¿Entonces qué haremos?, no creo aguantar más en este cuerpo. —Habló Max.

— Debemos aprender a fingir de mejor manera, el otro día escuché a unas chicas decir que nuestro comportamiento era extraño. —Habló Bradley tomando asiento en una silla que estaba entre todo ese desastre. — No quiero que arruines más mi reputación, niño.

Se cruzó de brazos.

— Jamás creí que diría esto, pero Bradley tiene razón. —Dijo Bobby.

Después de eso solo se quedaron un rato más pensando y charlando de cosas triviales, el castaño suspiró cansado, los holgazanes de los amigos de Max, y Max se olvidaron del objetivo y se pusieron a jugar videojuegos.

Solo se distrajo en su teléfono mirando las fotos que subían a Instagram, de la nada le apareció una sugerencia y era de Max, por mera curiosidad se metió a su perfil.

Tenía algunas fotos publicadas y varios seguidores.

Sus fotos eran momentos con sus amigos, como cuando iban a comer pizza, o una foto que le dio gracia y era de Bobby tirado en el piso con cara abajo, y su patineta rota a un lado, PJ solo observaba y Max, quien estaba tomando la foto estaba riendo.

El castaño sonrió, seguro fue divertido, pensó. 

Estuvo viendo sus fotos hasta que llegó a una donde se encontraba Max con una chica de pelo naranja, pero más oscuro que el de Bobby. Le dio curiosidad y leyó la descripción.

Solo había un pequeño corazón y nada más. ¿Max había tenido novia alguna vez?, se preguntó.

Solo sentía curiosidad por la vida privada del otro, nada más.

Solo sentía curiosidad por la vida privada del otro, nada más

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Maldito dólar - Maxley [CONCLUIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora