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| Max.




Pues si, no fui a la fiesta, ¿por qué?, porque soy un completo asocial. En cambio me quedé dormido toda la tarde.

Poco a poco hemos aprendido a actuar "mejor" como el otro... Realmente no, es un caos, pero se intenta; La semana se pasó relativamente rápida, y jodidamente aburrida, con las clases de regularización que definitivamente no necesitamos y con todas las personas haciendo preguntas con respecto a nuestro comportamiento.

"¿Estas bien?", "¿Qué mosco te pico?", "Estas algo raro", y la peor de todas, "¿Por qué Brad y tú se han visto tanto juntos?, ¿Ya son amigos?". Agh, que estrés, quiero que esto se solucione pronto.
  
Otra vez era fin de semana, justo ahora vamos en la van de PJ para ir a buscar a la anciana, ¿cómo no se nos ocurrió antes?, olvidamos por completo que contábamos con vehículo propio, o algo así.

Según PJ y Bobby, la anciana justo ahora se encuentra en un asilo de ancianos, ja, me esperaba que estuviera en otro sitio diferente, tal vez una cabaña o algo, pero da igual.

Al llegar pedimos pasar, pero obviamente no nos dejaron así como así entonces ideamos un plan para poder entrar.

Salimos de ahí y observamos el pequeño edificio (que más bien parecía una casa grande con jardines enormes). Podríamos saltar la reja y ya está, pero los cuidadores nos verían y nuestro plan se iría por la borda.

Entonces decidimos escalar por la parte de atrás, el asilo se encontraba en un pequeño bosque donde había algunas casas alejadas, entonces no había gente afuera que nos viera y nos delatara.

Entramos por la ventana de una de las habitaciones, Bobby casi se rompe la pierna pero al final pudimos lograrlo. Cuando estuvimos dentro observamos y no había nadie, gracias al cielo, salimos de ahí y con cautela empezamos a buscar a la anciana.

— ¡Chicos, ya la vi!, ¡Ahí esta! —Gritó Bobby del otro lado del pasillo. — ¡Cállate, tonto!, nos van a descubrir. —Gritó-Susurró Brad.

— Ay, ya, no pasa nada. —Respondió sin importarle.

Avanzamos hacia la pequeña sala que estaba ahí, el lugar estaba en total silencio, pues había varias personas durmiendo ahí. La tv estaba encendida a un volumen bajo y en ella se reproducía una película a blanco y negro.

— ¡Holaa! —Saludó con calma Bobby. — Oiga, tiene que quedarnos. —Fue directo al grano, bien.

— ¿Hmm?, ¿Y ustedes quienes son? —Preguntó mientras se acomodaba los lentes, me sorprendí al verla, me daba las mismas vibras que Bobby, o tal vez solo era porque tenían gafas casi idénticas.

— Somos los chicos del dólar, necesitamos que nos ayude por favor. —Ahora habló PJ, Brad y yo permanecimos en silencio todo este rato.

— ¡Hey!, ¿Qué hacen aquí?, ¡Largo! —Se acercó una señora de pelo castaño y bata blanca dispuesta a sacarnos de ahí, mis amigos, Brad y yo nos alarmados enseguida.

— Hey, descuida, Samantha. —Habló la anciana. — Ellos están conmigo, deja que se queden un rato. —Sonrió.

— No puedo permitir eso, conoces las reglas. —Dijo seria poniendo una mano en su cintura. — Ow... Vamos, será nuestra secreto. —Sonrió lo más grande que pudo, y finalmente la señora se rindió.

— Bien, pero solo serán unos cuantos minutos. —Y se marchó.

La anciana regresó su vista hacia nosotros, nos analizó a mi y a Brad, su vista viajo por nuestra cara, después a nuestras manos. Yo tenía ambos brazos a mis costados, mientras que Brad los tenia cruzados.

¿Qué tanto nos ve?, pensé.

— Ahm... Hola. —Saludé nervioso. — ¿Cree que nos pueda ayudar? —La anciana nos miró normal otra vez. — ¡Oh, claro!, ¿Son ustedes los afortunados? —Preguntó. 

— ¿Afortunados?, esto es una desgracia en realidad. —Dijo Brad.

— Qué amargado. —Susurré yo.

— Veo que aún no se llevan muy bien, chicos. —La anciana se removió en su asiento, acomodándose de mejor manera y cruzando los brazos.

— ¿Llevarnos bien?, apenas y lo aguanto. —Nuevamente habló Bradley. — Bueno, tú tampoco me agradas todavía, Brad. —Respondí.

"mimimi mimi", fue lo único que salió de su (mi) boca en son de burla y fastidio.

Escuché un suspiro de la anciana y luego una risa; Bobby se había distraído hace rato yendo a la mesita donde había una máquina de pudin, estaba comiendo tranquilamente desde ahí observando todo, y PJ tomó asiento en un sillón vacío de ahí.

— Bueno, chicos, lamento decirlo pero... Solo ustedes pueden deshacerse de esto. —Soltó la anciana, realmente no parecía lamentarlo, pero yo si. — Ese dólar nunca se equivoca, y esta no fue la excepción.

¿Qué?, esto es una pesadilla.

— ¿Y cómo se supone que nos vamos a librar de esto?, ¡No tenemos idea de nada! —La señora de hace rato me shusheo por hacer mucho escándalo, me encogí en mi lugar un poco apenado.

— Me gustaría contarles, pero será para la próxima, chicos, ahora tengo que irme. —Se puso de pie.

— ¿Qué?, ¿Ahora? —Preguntó Brad. — ¡No sé vaya!, ¡Tiene que ayudarnos!

— Qué joven tan desesperado. —Nos miró unos instantes. — He dicho no, nos vemos luego.

— ¿Va a continuar estando aquí? —Preguntó PJ.

— No. —Dijo, parecía divertida con toda esta situación, y sentía que nos analizaba en todo momento a mi y a Brad.

Sin más, se marchó tarareando una canción. Suspiré.

Me temo que tendremos que esperar hasta el próximo fin de semana, creo.

Me temo que tendremos que esperar hasta el próximo fin de semana, creo

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Maldito dólar - Maxley [CONCLUIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora