the red and the cold│𝗺𝗮𝗿𝗸𝗵𝘆𝘂𝗰𝗸

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Donghyuck fue directamente a la estación de tren y compró un billete para Chicago. Entre la gente que llevaba maletas y mochilas, se vistió como si fuera a dar un paseo por un parque, sin nada más en las manos. Cuando el tren entró en el andén, comprobó el número, subió al vagón y se sentó en el asiento. En el vagón, la gente con ojos cansados asentía por el horario tan temprano. Cuando el tren se puso en marcha, suspiró superficialmente y apoyó la frente en la ventanilla. Luego se quedó pensando en la estupidez que estaba cometiendo.

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Mina fue brevemente a Chicago para discutir el reparto de la próxima película, pero se marchó de nuevo a Pittsburgh.

—Durante un tiempo, me centraré en escribir mi nuevo libro en casa de Minnie.

La sonrisa de su hermana, siempre presente en aquel rostro, estaba un poco sombría cuando se marchó. No sabía si el bajo estado de ánimo de Mina se debía al cansancio de su apretada agenda o a la actitud inusualmente fría de Mark. Tal vez lo segundo. No podía componer su rostro, aunque sabía que su linda hermana lo estaba observando.

Hasta ayer, pensaba que era un buen actor. No era tan difícil de poner una cara contra lo que está dentro como una máscara, es un tonto que no puede hacerlo. No fue hasta que se metió en esta situación que se dio cuenta. Ese tipo de margen siempre fue posible porque él era el que tenía la sartén por el mango.

Al verse llevado a un callejón sin salida, sintió que su propio sistema de pensamiento se había detenido. Ahora su mente era como un reloj roto, que sólo dejaba una manivela apuntando a quién sabe dónde. Apenas podía reconocer una sola emoción en su interior.

El nombre de esa emoción restante era celos.

Era una experiencia bastante desagradable. Ser incapaz de controlar sus emociones era aún más terrible porque no podía entender por qué estaba tan molesto y cómo aliviar este sentimiento de mierda. Se sentía tan mal como cuando sufría una decepcionante derrota en una pista apretada, no, peor que eso.

El propio Mark no sabía exactamente lo que esperaba de Scarlett. No le gustaba el hecho de que a duras penas pudiera conseguir de él esta desagradable desesperación.

Finalmente, la noche en que Mina se marchó, Mark bebió mucho.

Su compañero de instituto vivía en el mismo complejo de apartamentos. Aunque sólo se veían en fiestas sociales verías veces y eran íntimos, el joven parecía admirar bastante a Mark. Ayer fue el cumpleaños de su novia. El hombre reservó una sala de fiestas en el edificio, que sólo estaba disponible para los residentes, y le dedicó una gran cantidad de dinero. Normalmente no habría habido nada que mirar, pero Mark necesitaba ahora un estímulo para olvidar su malestar.

Beber toda la noche con los inmaduros y adinerados juerguistas no le hizo sentirse mejor. ¿Habría estado mejor si se hubiera agarrado a uno de los omegas que se le acercaban y se hubiera revolcado? Lo único que le provocó la estridente fiesta de anoche fue un terrible dolor de cabeza.

No esperaba dejarse llevar tanto por un hombre al que tendía la mano para divertirse. Era exactamente igual que una presa insignificante saltando sola en un rincón. El cazador ni siquiera le tendió una trampa, estaba atrapado solo.

Qué situación más ridícula.

'Tengo sed'.

Frunció el ceño y salió en busca de algo de beber. En cuanto sacó una botella de agua con de la nevera, empezó a llover.

El tiempo es tan impredecible.

Humedeciéndose la garganta con agua con gas fría, contempló la lluvia torrencial a través de una amplia ventana. El festín de gotas de lluvia sobre el lago Michigan era espectacular. Quizá iba a ser una lluvia pasajera. ¿O bajaría un poco más por la tarde? El sonido de la alarma del móvil rompió sus pensamientos. La cara del alfa, que revisaba despreocupadamente sus mensajes, se distorsionó de repente.