the red and the cold│𝗺𝗮𝗿𝗸𝗵𝘆𝘂𝗰𝗸

🌻│51

Donghyuck reía febrilmente. Ojos que no sabían si llorar o reír. Cuando aquellos orbes azules se inclinaron hacia un lado, sacudieron con una mano llena de olores secretos los del alfa, besando las venas salientes manchadas de sangre, Mark no tuvo más remedio que obedecer.

Levantó a Donghyuck. A pesar de ser un hombre alto y musculoso, lo llevó a la cama sin mostrar ningún signo de dificultad. Mientras le bajaba los pantalones del pijama hasta las rodillas, Donghyuck estalló en carcajadas. Nunca había visto a este hombre reírse tanto. Aunque la sonrisa no parecía ninguna gracia.

Al quitarle los pantalones, su ropa interior empapada quedó al descubierto. La mayoría de los fluidos oscurecían la tela. Donghyuck metió la mano en los calzoncillos mojados y empezó a frotarse. Los largos dedos que agarraban su erección atrapada sobresalían de los calzoncillos a medio quitar en un amasijo pegajoso. 'No, vale'. Aunque se frotara los genitales hasta el punto de sentir dolor, la sed nunca desaparecía. No era sólo esto lo que su cuerpo esperaba. Donghyuck, que estaba ansioso, forcejeó, mordiéndose el dorso de la mano.

En ese momento, la gran mano de Mark sacó la ropa interior de Donghyuck hasta sus rodillas.

Era difícil quitarse la prenda pegajosa porque se le quedaba pegada a la piel. Sus dedos se engancharon en la rodilla al bajar, pero Mark cogió la pierna de Donghyuck y la abrió. El agujero entre sus muslos estaba ya muy húmedo. El pene de tez morena y fluidos transparentes hacía subido al máximo.

Los muslos de Donghyuck se encogieron cuando el aire frío tocó sus partes íntimas y excitadas. Pero el alfa no lo soltó.

Donghyuck bajó la vista y miró a Mark, que ya tenía los ojos fijos en él. Una cara de mirada familiar.

Era la cara que había visto en el hielo.

No era la máscara refrescante que ponía contra el público y los medios de comunicación. Eran los ojos de un hombre ansioso de victoria, los mismo que tenía en la pista. Eran los ojos de una bestia que derribaba al adversario para despedazarlo, lo que a veces le hacías cosquillas en el cuello. Pensó que sería devorado. Y su corazonada era exactamente correcta.

Miró a Mark aturdido, hasta que soltó un grito.

—¡Ahh, ngh!

Bajando la cabeza, Mark se tragó inmediatamente el pene de Donghyuck. El omega, que de repente fue absorbido por su boca caliente, sacudió la cabeza con dificultad. El pelo negro se extendió por su frente sudorosa. Mark, sin embargo, forzó los muslos y se lo tragó más profundamente. Cuando sus mejillas perdieron el aliento hasta el punto de adelgazarse, la cintura del hombre ligeramente levantada, tembló sobre el colchón.

Donghyuck sacudió la espalda e intentó zafarse de aquella boca, forcejeando con las piernas. Pero de todos modos fue inútil. Mark agarró su cuerpo con fuerza y lo succionó entre sus labios. Fue un acto terrible para el omega, que ya había empezado a ceder.

Finalmente, Donghyuck no aguantó mucho y derramó una gran cantidad de semen en el interior de Mark. Incluso mientras eyaculada, su espalda seguía temblando.

—Ugh, ah...

Mientras el pene, desgraciadamente rojo, emanaba el líquido blanco, Mark seguía chupando. Con la cara mojada, aún manteniendo abiertos los muslos de Donghyuck, frotó lentamente su parte inferior contra aquellas firmes nalgas.

—Mmmh.

La desobediencia de Donghyuck fue extremadamente corta, como suele ocurrir con los bloomers en estos tiempos. Su pene, que ya había eyaculado, volvió a levantarse en otra erección. Sin embargo, no fue suficiente para atenderle. El deseo de ser penetrado profundamente por aquella cosa pesada que se frotaba contra su piel desnuda pasó a primer plano. Se lamió el labio inferior con ojos atónitos. Entonces, los ojos de Mark reconocieron su impaciencia.